Adicta a la lectura

Capitulo 23

Abuelo

Lucas estaba encerrado en su habitación contestando la llamada de su madre. Él no quería atender aquella llamada.

—amor, sé que estas asustado por lo que pueda pasar pero no debes siempre ignorarlos —habla con mucho cariño Margarita a su amado compañero de vida.

—Tengo miedo cariño, hace unos años atrás me entero lo que ellos hicieron y es increíble que aún me cuesta comprender —hablaba él.

—Yo no te abandonare jamás, estamos juntos en esto y ambos vamos a enfrentar todo —Margarita sabia como alegrarle la vida a Lucas.

Sin duda esa pareja se amaban como el primer día, la clave de ellos simplemente era Dios. Margarita desde pequeña fue seguidora de Dios y Lucas no tanto. Ambos les costó mucho comprender sobre el amor, el amor no solo se basa en decirle cuanto la amas y unos cuanto besos.

El amor para ellos, tenía que ser fuerte, tenía que ser más sincero en todo, aceptar que no existen cuentos de hadas. Confianza era la base fundamental en el matrimonio, las peleas también se presentaba pero no caían tan fácil en ellas porque simplemente tanto amor había en ellos, que no podían separarse. 

Ya sabían que era alejarse de uno al otro y sin duda fue la peor experiencia para ellos.   

—te amo Margarita, gracias a ti que siempre me has apoyado. Tendré defectos pero tú siempre seguirás a mi lado —Lucas miraba con ternura a la madre de sus hijos, en momento desprevenido la beso con mucha pasión, se amaron y unieron sus cuerpos por el resto de la noche.

Al día siguiente era un sábado. Zayne abrió sus ojos y lo primero que vio, fue al techo y recordó lo que había ocurrido la tarde de ayer, en el cumpleaños de su amor platónico. Gira su cuerpo y metía su cabeza en la almohada con una gran sonrisa. 

Enserio que ese chico de ojos negros, la volvía loca, desde los pies hasta la cabeza.

Liliana que ya había despertado le lanzo su zapatilla hacia su hermana.

—Deja de sonreír, pareces tonta —Zayne le mostró el dedo del corazón a su adorable hermana.

Ambas se levantaron y fueron a la sala. Después del saludo y el resto de la rutina, todos estaban en la mesa compartiendo el desayuno. Lucas respiro profundo para comenzar a hablar. 

—hoy visitaremos a los abuelos —dijo él.

— ¡SI! ya los extrañaba, ya quiero jugar con la mami Helen —habla Camilo muy contento. Los padres se miraron entre sí, pues los niños no habían entendido el mensaje.

—No, cariño a ellos no visitaremos —respondió la madre.

—Según yo tengo claro que los padres de nuestra madre, son nuestros únicos abuelos —indaga molesta Liliana. En eso aun ve que los padres no dejaban de mirarse. —No, papi... no yo ni quiero ir con tus padres —la hija se negaba en ir a ese lugar.

—Liliana no pregunte si quieres ir o no, vamos y punto —habló serio Lucas.

—pero ¡que! ¿Por qué ahora? no los vemos desde hace un año, con la abuela Cristel no tengo ningún problema pero el abuelo, jamás me quiso y yo tampoco a ese señor —ella se levanta enojada de la mesa y se va a su cuarto tirando la puerta.

Zayne no entendía el comportamiento de su hermana, tampoco los entendía a Lucas y Margaritas pues la más rebelde entre todos, era sin duda Liliana, pero jamás la reprendían.

—mami, yo tampoco quiero ir —dijo de pronto Alejandro.

— ¡enserio! ahora nadie quiere ir —habla enojado el señor Lucas. —no los culpo tampoco quiero ir.

—Yo si quiero, necesito conocerlos —Margarita quedó mirando a Zayne algo preocupada, pues Zayne pensaba que los abuelos por parte de su madre eran como los padres de su padre.

—cariño, tu deberías decir no quiero ir —contesta Margarita.

Zayne no sabía que pensar, pues todos estaban raros. Así fue a su cuarto y encontró a Liliana con lágrimas en sus ojos.

— ¿por qué lloras? —preguntaba la joven. Era extraño esa actitud de ella, puesto que siempre fue valiente, fría, nula con sus sentimientos.

—ese señor es malo, ese señor no nos quiere, corrijo, a mí no me quiere.

— ¿qué paso realmente?

—me echa la culpa de la muerta de mi hermana, la que murió en ese accidente pues yo la estaba cuidando y... ella salió corriendo cuando el carro paso y ya conoces la historia... —la joven enseguida abrazo a Liliana pues ella lo necesitaba tanto en ese momento.

—no fue mi culpa, solo me distraje pero.... él me dice que soy la culpable, entre todos nosotros era ella su preferida y a ese señor le afecto demasiado su muerte.

—Ya, ya no este triste no le hagas caso —la chica no sabe cómo dar le un consejo pues ella no ha vivido algo así.

—se supone que es mi abuelo, ¿por qué nos trata de esa manera?  Zayne escúchame, ese señor capaz te hara sentir mal porque no lo sé a de pensar que eres el reemplazo de mi hermana pero no le vallas a escuchar a ese viejo —le advirtió.

El viaje fue muy silencio nadie decía ninguna sola palabra. ''Sera que voy a entrar a la boca del lobo'' decía Zayne en su mente.

El viaje desde la Península hasta Guayaquil duró 2 horas. Cuando bajaron del auto, Zayne se quedó sorprendida pues había visto una casa tan grande.

— ¿quienes viven allí? —pregunta ella.

—pues la bella y la bestia —contesta enojada ella.

—Liliana, te comportas por favor. Respeta para que te respeten —le regañaba su madre.

—tratare madre ¿de acuerdo?

Una señora abrió la puerta y enseguida todos entraron, Zayne se había puesto atrás de Lucas sentía algo de miedo, pues de las cosas horribles que sus hermanos hablaban de ellos, le había cogido cierto temor.

Enseguida aquella mujer de cabello negro y unos hermosos ojos marrones se posaron en la chica. Zayne no sabía qué hacer si saludarla, darle un abrazo o si evitarla... pues tenía miedo a la reacción de su abuela.

—Pero si es hermosa —susurraba la abuela. —es idéntica a su madre.




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