Adicta a la lectura

Capitulo 25

Lo siento, lo siento

Cuando te gusta alguien imaginas millones de cosas. Más aun cuando tienes una relación, imaginas que con él o ella. Vas a llegar a un futuro y tener hijos, vivir en una casa frente al mar o en la ciudad, incluso hasta en el campo. Si hablo así, es porque algunos adultos me han dicho que sintieron esa ilusión al tener su primer amor.  

Es agradable enamorarse pero no lo es cuando te rompe el corazón.

—Estás loca, iras a verlo como una mocosa enamorada y le darás galletas —habla Liliana.

—A él le fascina las galletas y por eso le llevare —habla Zayne con una gran sonrisa mientras que pone en el horno.  

—Porque tienes que ser tu quien impresione al hombre, él debe conquistarte —tenía razón Liliana.

—me gusta mucho pero ante todo esta nuestra amistad, él siempre me compra dulces, realmente llevarle galletas no es nada comparado lo que él ha hecho por mí —manifiesta Zayne.

—aun asi yo digo que mejor prepares galletes a tus hermanos, ante que a un chico que te pueda cambiar, ahora eres tu porque eres bonita pero póngase que se enamore de otra y tu termines con el corazón hecho pedazo.

—ya no quiero escuchar más.

—Porque como siempre tengo razón —Liliana no quería ser mala, ella prevenía a que su hermana salga herida.

—Agradezco tu opinión pero no creo que me valla hacer útil —contesto con seguridad, pese a que ya se haya formulado mile de dudas en su cabeza.

Zayne en la cocina puso su brazo en el mesón apoyando su mentón, tenía la típica sonrisa de boba, estaba muy enamorada, el plan loco de ella era de ir a la casa de Didier y regalarle sus galletas que con tanto amor las preparó, para entablar una conversación.

Cuando las galletas estaban lista con mucho cuidado las colocó en una cajita de color marrón, le avisó a su hermana Liliana que ya iba saliendo.

—ten cuidado.

—Lo tendré Lana. Gracias por apoyarme aunque a ti no te agrade la idea. Te quiero mucho hermana —dice Zayne, ambas se despidieron con un beso en la mejilla seguido a esto abrió la puerta para ir a ver a su amor platónico. 

Ella claro que no iba sola pues estaba acompañada de su amiga Nallely.

—Espero que todo salga bien —dijo nerviosa la muchacha con las galletas en mano.

—no te preocupes todo valdrá la pena, ya verás —Nallely le guiño el ojo y le daba consejos positivos para que no se pusiera más nerviosa de lo que estaba. 

Ambas estaban caminando cuando estaban a punto de llegar a la casa debido que faltaba solo cruzar la calle, Zayne se dio cuenta que a lado había un parque y que Didier estaba allí parado por un árbol.  

La chica sonriendo va en dirección de él pero se detiene cuando analiza que no está solo y que esta con una chica de ojos azules. Pues Didier se encontraba con Akari en el parque conversando de qué harían en Cuenca. 

Zayne estaba atrás de un gran tacho de basura no la podían ver pero ella si lograba escuchar perfectamente la conversación. 

—Didier mi abuela hace unas ricas empanadas que de seguro de encantara —habla Akari.

—espero que sí, o si no me regreso de nuevo acá a Santa Elena —ambos muchachos se ríen fuerte, se llevaban muy bien que a Zayne le dio un poco de celos.

—oye me gustan tus ojos —le halaga Didier.

Zayne al escuchar eso, su corazón se hizo chiquito y no podía creer que había escuchado decir eso a Didier.  

''Se lo dice a todas'' pensó inmediato ella.

Su amiga Nallely se había ido pues sola la acompañaba a esta cierto lugar.

—tú me gustas —Akari le dijo sin ningún problema. 

—no eres la única que me lo ha dicho —dijo Didier, su amiga le pego con su zapato por lo arrogante que había sido. 

—no te voy a negar de que me agrade de estar contigo pero no me gustas, amigos ¿sí? —dijo él.

—En ningún momento te pedí matrimonio o ser mi enamorado, simplemente me gustas pero no es necesario de tener algo —respondió de manera educada Akari y una respuesta aceptable. —a lo mejor cuando estemos en Cuenca, tu serás quien se enamore de mí y me esté rogando —exclama ella………

Zayne no comprendía la conversación, había algo que Didier no le había contado sin duda era ese viaje que haría.

—Quien sabe si me enamoro de ti —dijo riéndose el chico.

La muchacha de ojos verdes no tenía nada que hacer allí y con cuidado se iba alejando de ellos pero no se fijó en una rama del suelo y terminó por caerse, golpeándose fuerte, Didier y Akari presenciaron la escena, no hubo burla en este caso, pues había sorpresa de ambos chicos, no sabían que estaban acompañados. 

Las galletas se ensuciaron y Zayne estaba más roja que un tomate. 

— Zayne ¿qué haces aquí? —pregunta Didier muy confundido.

—...yo vine por... aquí y te quise saludar... solo que me caí —los nervios en este caso no ayudaron en nada y la mentira no la creía ni hasta el más ingenuo. 

Akari cruzo sus brazos y la miraba de arriba abajo a Zayne, tenía unos ojos azules que intimidaba a las personas que la conocían a ella.

— ¿quién es ella? —pregunto Akari dirigiéndose al chico. 

—es Zayne, la chica que te hable —responde el.

—oh es Zayne... oye eres muy bonita, mi nombre es Akari...Didier me ha hablado maravillas de ti. Siento mucho por la pérdida de tus padres pero ya ves ahora tienes tu vida poco a poco organizada querida —de pronto la chica comenzó a decir toda la vida de Zayne.

Didier no tenía cara para mirar a Zayne pues ella estaba muy enojada y triste, le había contado casi toda su vida a una desconocida para ella y triste era porque si le había contado pues es que tenía confianza en ella.

—no puedo decir lo mismo, Didier jamás me hablo de ti —respondió la joven apenada. 

—Descuida, igual no tenemos tiempo de conocernos pues me mudare a Cuenca, bueno ambos nos mudaremos —Didier cerró sus ojos con fuerza mientas que Zayne los abrió de la sorpresa. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.