Prólogo

¡Bienvenidos sean todos!

Yo estoy aquí para contarte mi historia de como una pequeña niña cambio totalmente mi vida y la percepción de lo que creía era y no era real, así que pasa, ponte cómodo, ten tu mente abierta y olvida todo en lo que crees porque aquí nada es lo que parece.

Empezaré dándoles unos pocos detalles acerca de mi.

Me llamo Dalia Smith, tengo 24 años y soy maestra de computación en un colegio católico pero eso no quiere decir que yo también practique la religión como las madres esperarían.

La forma en que educan a los niños no la cuestiono ya que yo también asistí a un colegio católico pero conforme fui creciendo me di cuenta de que la mayoría de las veces la religión es una mierda, así que me aleje de ese camino, aunque eso no quita que de vez en cuando ingrese a las iglesias o le pida a Dios por ayuda pero es tan raro que mejor digo que me aleje de la religión.

Pero bueno al estar trabajando en un colegio católico tengo que estar de cierta forma de acuerdo con lo que ellas enseñan, así que para ellas soy una buena hija de Dios, incapaz de romper un plato, aunque obviamente eso no es cierto, incluso tengo el presentimiento de que cuando sea mi juicio final terminaré yendo al infierno, pero la verdad es que ya lo asimile y con esa idea en mente es más sencillo disfrutar de los placeres que la vida te ofrece.

Yo creo que la vida sería más fácil y feliz si nos quitáramos de la cabeza todos los prejuicios y paradigmas que la Iglesia nos ha estado enseñando desde hace siglos.

Aunque creo que primero tendríamos que entender que no todo lo que parece bueno es bueno y no todo lo que parece malo es malo, y vaya que el universo decidió enseñármelo de una forma muy curiosa, algunos de aquellos que creía mis aliados terminando siendo mis enemigos y mis enemigos terminando siendo mis mas fieles aliados.

Así que ponte cómodo, trae algún snack y tu bebida favorita que es hora de que te cuente un cuento.