Estábamos tumbados en la fría arena de la playa, observando el maravilloso manto de estrellas que había sobre nuestras cabezas. Su brazo rodeaba mi cuerpo de manera delicada y mi cintura mientras yo estaba acostada sobre su pecho y sus latidos sonaban como una mágica melodía de fondo. Mi mirada era brillante y luminosa, inevitablemente mis ojos se llenaban de alegría cuando veía su rostro, los suyos eran del mismo color que el cielo cuando está nublado, puros y cristalinos, como el agua del mar cuando estaba en calma. Cuando estaba cerca de él todo en mí se tensaba al instante, estaba a su lado, sintiendo su calor corporal junto al mío mientras nuestros latidos se sincronizaban y el sonido del mar nos acompañaba.
Era maravilloso.
Éramos él y yo, solos contra el mundo.
Elevé la mirada para poder encontrarme directamente con sus ojos, con aquellos preciosos ojos que habían conseguido cautivarme y que me miraban de una manera tan especial que a su lado me sentía completa.
—Prométeme que esto será para siempre—dije con mi voz un poco temblante. Necesitaba que esto lo fuera.
Él me acarició la mejilla suavemente con su dedo pulgar haciendo que mi piel se tensara al roce. Calmándome al instante y provocándome una leve sonrisa.
—No seremos un para siempre, seremos un para toda la eternidad, te lo prometo Alysa.
Y allí bajo las estrellas de la noche prometimos que estaríamos toda una eternidad juntos.
Por una eternidad a tu lado Owen Walker.