Al llegar a la cafetería, nos sentamos en una mesa junto a la ventana. El lugar tenía una atmósfera acogedora, con el aroma a café recién hecho envolviéndonos. Chris nos miró con una mezcla de tristeza y nostalgia en sus ojos.
—Soy el menor— comenzó Chris, rompiendo el silencio. —David era el de en medio y Violett la mayor.—
Harper y yo intercambiamos una mirada, sorprendidas por la nueva información. Chris continuó hablando, su voz suave pero cargada de emoción. —Un día, Violett llegó a casa destrozada con la noticia de la muerte de David. Fue uno de los momentos más duros de nuestras vidas. Después de eso, me dio algunas de sus cosas, entre ellas esta pulsera y su guitarra.—
Tomé un sorbo de mi café, tratando de asimilar sus palabras. —Esas cosas... significaban mucho para él— murmuré, recordando cómo David solía tocar la guitarra para mí.
Chris asintió. —Sí, lo sé. Quise venir a Nueva York para sentirme algo cerca de él. Sabía que había pasado tiempo aquí, que tenía personas importantes en su vida. Pensé que, de alguna manera, estar aquí me ayudaría a mantener su memoria viva.—
Harper colocó una mano reconfortante sobre la mía. —Estamos aquí para ti, Chris. Lo que sea que necesites.—
Chris nos sonrió, agradecido. —Gracias. Es... difícil, pero al mismo tiempo, reconfortante. Saber que estoy rodeado de personas que lo conocieron y lo quisieron tanto.—
Nos quedamos en silencio por un momento, cada uno perdido en sus propios pensamientos. Para mí, la presencia de Chris era como un puente entre el pasado y el presente, una oportunidad para sanar y recordar a David de una manera nueva.
—David siempre hablaba de ti, Sarah— dijo Chris de repente. —Decía que eras una persona increíble, y ahora entiendo por qué.—
Sentí un nudo en la garganta y las lágrimas amenazaron con brotar de mis ojos. —Él también era increíble. Lo extraño tanto...—
Harper apretó mi mano, ofreciendo apoyo silencioso. Chris nos miró, sus ojos brillando con una determinación renovada. —Quiero que sepáis que estoy aquí para quedarme. Quiero conocer más sobre la vida que David tuvo aquí, y quiero ser parte de esta comunidad que él amaba.—
Nos pasamos el resto de la tarde conversando, compartiendo recuerdos de David y forjando nuevos lazos. La presencia de Chris era un recordatorio constante de lo que habíamos perdido, pero también una fuente de consuelo y esperanza.
Al final del día, cuando nos despedimos en la entrada de la cafetería, sentí una mezcla de tristeza y gratitud. La vida seguía adelante, y aunque el dolor de perder a David nunca desaparecería por completo, saber que teníamos a Chris con nosotros hacía que el futuro se sintiera un poco más brillante.
Antes de irme, decidí pedirle a Chris su número de teléfono. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, él ya estaba intercambiando números con Harper. Sonrió y se despidió de nosotras, prometiendo que nos veríamos pronto.
Mientras lo veía alejarse, sentí una punzada en el corazón, una sensación dolorosa y familiar. Era como si David estuviera ahí, observándome a través de los ojos de su hermano. Algo dentro de mí dolió, y no pude evitar preguntarme por qué me afectaba tanto.
Harper se dio cuenta de mi estado y me miró con preocupación. —¿Estás bien, Sarah?—
Asentí, intentando sonreír. —Sí, estoy bien. Solo... creo que todavía me cuesta asimilar todo esto. Ver a Chris es como ver a David, y a veces no sé cómo manejarlo.—
Harper me abrazó, ofreciéndome el consuelo que necesitaba. —Es normal que te sientas así. Pero recuerda, Chris está aquí porque quiere conocer más sobre la vida de David y, de alguna manera, eso nos une a todos.—
Le devolví el abrazo, agradecida por su apoyo incondicional. —Tienes razón. Solo necesito tiempo para acostumbrarme.—
Mientras caminábamos de regreso a casa, no pude dejar de pensar en Chris y en lo mucho que se parecía a David. Cada gesto, cada palabra, incluso la manera en que llevaba la guitarra me recordaba a él. Sabía que tenía que encontrar una manera de separar mis sentimientos, de no ver a David cada vez que miraba a Chris.
Al llegar a nuestro apartamento, me senté en el sofá y cerré los ojos por un momento, tratando de calmar mi mente. Harper se sentó a mi lado, y ambas nos quedamos en silencio, cada una perdida en sus propios pensamientos.
—Sarah— dijo Harper finalmente, rompiendo el silencio. —Chris es su propia persona, pero es normal que veas a David en él. Solo date tiempo para adaptarte. Y si alguna vez necesitas hablar, estoy aquí para ti.—
Le sonreí, sintiendo una oleada de gratitud. —Gracias, Harper. Eres una amiga increíble. No sé qué haría sin ti.—
Ella sonrió de vuelta. —Nos tenemos la una a la otra, y eso es lo que importa.—
Esa noche, me acosté con una mezcla de emociones. La tristeza y la nostalgia seguían ahí, pero también había una chispa de esperanza. Chris había traído una parte de David de vuelta a mi vida, y aunque doliera, también era una oportunidad para sanar y recordar.
Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero con Harper a mi lado y la memoria de David en mi corazón, estaba decidida a seguir adelante.
Mientras intentaba dormir, los recuerdos de momentos junto a David inundaron mi mente. Mientras me perdía en mis pensamientos, una voz resonó en mi cabeza: "Hasta el final, te amé con todo mi corazón". Una mezcla de emociones me envolvió y, de repente, me encontré una vez más en el barco, viendo cómo David se hundía lentamente. Intentaba alcanzarlo, pero era imposible. Poco a poco, me quedaba sin aire y cuando parecía que iba a ahogarme, David me dio la mano diciendo: "Debes seguir adelante".
De golpe, me levanté de la cama, respirando con dificultad. Ya era la mañana siguiente y el sol se filtraba por las cortinas. Harper entró en mi habitación, con preocupación en sus ojos.
—¿Qué te pasa, Sarah? —preguntó, sentándose a mi lado.
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Editado: 11.12.2024