After You

Capítulo #6

El día en la feria contino siendo un respiro necesario. Después de la visita al espiritista, decidimos disfrutar de las atracciones restantes. Las luces vibrantes y el bullicio ayudaban a mantenerme distraída, aunque en el fondo de mi mente no podía dejar de pensar en lo que el espiritista había dicho. Harper, por su parte, parecía cada vez más cercana a Chris, compartiendo risas y miradas cómplices.

Al caer la tarde, decidimos regresar a casa. El ambiente en el auto era relajado, las conversaciones fluyendo sin esfuerzo. Al llegar al departamento, Harper encendió la televisión para ver algo mientras se preparaban para la cena. Justo en ese momento, un titular impactante apareció en la pantalla: "Matthew Fitsher, relacionado con el desastre del crucero 'In The Sea', escapa de prisión."

La noticia seguía resonando en mi cabeza mientras Harper intentaba calmarse a mi lado. El nombre Matthew Fitsher hacía eco, trayendo de vuelta recuerdos que pensé haber enterrado. Mi mente se nublaba mientras veía las imágenes en la televisión: Matthew había escapado de prisión. Todo lo que pasó en ese maldito crucero estaba de regreso.

Harper estaba sentada en el borde del sofá, inquieta, y no dejaba de hacer preguntas, pero apenas podía escucharla. Todo lo que veía era la cara de Matthew en mis recuerdos, ese día, ese desastre.

—¿Crees que vendrá tras nosotras? —La voz de Harper, quebrada por la preocupación, logró alcanzarme.

Tragué saliva, tratando de mantener la calma, aunque sentía que mi cuerpo temblaba.

—No lo sé... pero no confío en él. Nunca lo hice. —Las palabras me salieron más susurradas de lo que pretendía. Matthew Fitsher era peligroso. Siempre lo había sido.

Harper dejó escapar un suspiro, como si intentara calmar sus propios nervios.

—Estamos lejos, Sarah... —dijo, intentando convencerse a sí misma tanto como a mí—. A lo mejor está huyendo y ni siquiera piensa en nosotras.

Quería creerle, pero la sensación de inquietud era imposible de ignorar. Entonces, como si mi propio subconsciente no pudiera resistirse, escuché la voz de David en mi cabeza.

—¿En serio crees que será tan fácil, Sarah? —Su tono tenía esa mezcla familiar de seriedad y sarcasmo—. ¿Después de todo lo que pasó? Este tipo no se olvida de ti. Y tú tampoco te has olvidado de él.

Apreté los dientes y me levanté de golpe, como si pudiera escapar de David. Caminé hacia la cocina, buscando algo en lo que concentrarme, pero su presencia seguía conmigo, como siempre. Sabía que no era real, pero ¿por qué sentía que lo era?

Harper me siguió, y por un momento, sentí su mirada preocupada a mis espaldas.

—Sarah... —dijo con suavidad, poniendo sus manos en mis brazos para detenerme—. No estás sola en esto. Lo que sea que pase, lo enfrentaremos juntas. Como siempre.

Me obligué a mirarla a los ojos, tratando de encontrar en sus palabras algo de la tranquilidad que tanto necesitaba. Pero no podía quitarme de la cabeza el rostro de Matthew. No podía permitir que Harper se viera arrastrada a esto de nuevo. Matthew había sido una sombra en nuestras vidas durante demasiado tiempo, y ahora... estaba libre.

—No puedo dejar que esto la arrastre —me dije en silencio.

Mientras Harper preparaba algo para la cena, me senté de nuevo frente al televisor. Las noticias seguían, pero apenas podía procesarlas. Sentía que todo estaba fuera de control otra vez. Como si no hubiera escapatoria.

David apareció de nuevo, apoyado contra la puerta de la cocina, observándome con esa expresión neutra que solía tener.

—Este tipo no va a detenerse, Sarah. Sabes que te encontrará si no haces algo. Pero depende de ti si dejas que el miedo te consuma... otra vez.

Quise gritarle que no lo entendía, pero ¿cómo podía? Él estaba muerto, y yo seguía aquí, lidiando con este desastre.

Y, sin embargo, ahí estaba él, David, siempre apareciendo cuando más frágil me sentía. Recordándome que no había superado nada.

Con la mente nublada, observé a Harper y Chris reír desde la cocina, hablando sobre sus planes para el fin de semana, ajenos a la tormenta que se estaba formando en mi interior. Traté de concentrarme en sus voces, pero la imagen de Matthew escapando de prisión se apoderó de todo. El pasado estaba de vuelta, y yo no sabía cómo detenerlo.

Algo oscuro se avecinaba. Lo sentía en cada fibra de mi ser.

La tensión en mi pecho no me dejaba respirar. Cada vez que cerraba los ojos, veía el rostro de Matthew Fitsher, su mirada fría, esa sonrisa que me perseguía en pesadillas. Y ahora... estaba libre.

—Sarah, ¿me escuchas? —La voz de Harper me sacó de mi trance.

Volví a la realidad. Estaba sentada en el comedor, con las luces tenues de la noche colándose por las cortinas. Harper se acercó a la mesa con dos platos de pasta, como si la normalidad pudiera disolver el miedo que colgaba en el aire.

—Lo siento —murmuré, intentando esbozar una sonrisa—. Estaba pensando en... en todo lo que está pasando.

Harper me miró con esa expresión de preocupación que ya conocía demasiado bien. No era solo por Matthew, sino por cómo había estado últimamente. Ella lo notaba, pero no decía nada, y por alguna razón, eso me hacía sentir peor.

—Ya sé que esto es una locura —dijo mientras se sentaba frente a mí—, pero no puedes dejar que te consuma. Lo que pasó en el crucero... todo lo que ocurrió... ya quedó atrás. Matthew no tiene por qué significar el fin de todo. Ya no.

Quería creerle, de verdad que sí, pero en el fondo, algo me decía que esto apenas estaba empezando.

—Tienes razón... —dije sin convicción, revolviendo la comida en mi plato sin siquiera mirarla. David seguía allí, apoyado en la pared como una sombra que solo yo podía ver.

—Claro que la tiene —comentó David en tono despreocupado, su voz resonando en mi mente—. Pero no estás escuchándola de verdad, ¿verdad?

Cerré los ojos con fuerza, intentando ignorarlo. No podía permitirme perder la cabeza frente a Harper.




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