After You

Capítulo #7

Pasaron varios días, y aunque intentaba fingir normalidad, la sensación de que algo estaba por explotar no desaparecía. David seguía apareciendo en los momentos más inesperados, recordándome constantemente que no podía seguir escapando de la verdad. Harper, por otro lado, parecía estar en su propio mundo, cada vez más cercana a Chris. Algo en su relación se sentía diferente, como si entre ellos se estuviera formando una conexión que me era ajena.

Ese viernes por la mañana, Harper y yo estábamos tomando café en la cocina cuando recibió un mensaje de Chris. Vi cómo sonrió al leerlo y sentí ese pequeño tirón en el pecho otra vez, aunque traté de ignorarlo.

-Chris me invitó a cenar hoy... -dijo Harper, con una sonrisa tímida, como si estuviera esperando mi aprobación.

-Eso suena bien -contesté, obligándome a sonreír también-. Seguro será divertido.

-¿Quieres venir? No quiero dejarte sola, no después de... todo lo que ha pasado. -Su preocupación era genuina, pero yo no podía evitar sentirme cada vez más fuera de lugar.

Negué con la cabeza rápidamente.

-No, estoy bien, de verdad. Además, será bueno que tengan algo de tiempo a solas.

Harper se encogió de hombros, aunque parecía un poco aliviada.

-Si estás segura... -dijo, tomando un sorbo de su café.

El día pasó sin mayores incidentes, pero la inquietud en mi pecho no desaparecía. Estaba intentando concentrarme en leer un libro cuando la voz de David sonó a mi lado.

-No te gusta, ¿verdad? -dijo en tono burlón, materializándose de nuevo como si fuera una sombra que nunca se desvanecía.

-No sé de qué hablas. -Le respondí sin levantar la vista del libro.

David soltó una risa ligera, pero había algo oscuro en ella.

-De Harper y Chris... No te gusta verlos juntos. Aceptémoslo, te sientes culpable. Culpable por no haber elegido a Chris, por no haber estado con él cuando pudiste. Y ahora, estás viendo cómo tu amiga se acerca a él. Pero hay algo más, ¿no? -susurró acercándose-. La verdadera razón por la que no puedes soportarlo es porque te recuerda a mí. A lo que perdiste.

Cerré el libro de golpe y lo dejé a un lado, levantándome del sofá de un salto.

-No es verdad. No tiene nada que ver contigo -repliqué, tratando de sonar firme.

-¿De verdad? -David arqueó una ceja, cruzando los brazos mientras me observaba-. Entonces, ¿por qué cada vez que los ves juntos te duele tanto?

Intenté ignorarlo, pero sus palabras se clavaron en mí. Tal vez tenía razón, tal vez ver a Harper y a Chris me recordaba a lo que perdí con David. Esa culpa que aún cargaba, esa sensación de que, de alguna manera, todo era mi culpa.

Esa noche, Harper salió con Chris. Y yo, quedándome sola en el departamento, intenté distraerme con cualquier cosa. Miré una película, luego intenté leer de nuevo, pero no podía concentrarme. La voz de David resonaba en mi cabeza, esa sensación de que algo estaba por venir no me dejaba tranquila.

Finalmente, decidí encender la televisión para ver las noticias. Tal vez algo trivial me ayudaría a desconectarme de mis pensamientos.

Pero lo que vi en la pantalla me dejó paralizada.

"Matthew Fisher, acusado y condenado por el desastre del crucero 'In The Sea', ha conseguido escapar de Inglaterra. Las autoridades han emitido una alerta máxima y se cree que su objetivo es regresar a Estados Unidos, la noticia aún se está desarrollando por lo que aún no sabemos con exactitud a que parte de Estados Unidos vaya a ir. Sin embargo los mantendremos informados..."

Mi cuerpo se tensó, y sentí como si el aire se me escapara. El rostro de Matthew apareció en la pantalla, acompañado por imágenes del desastre en el crucero. Esa sonrisa cruel, esa mirada calculadora. Era como revivir todo de nuevo.

David apareció a mi lado, observando la pantalla con una expresión tensa.

-¿Qué vas a hacer, Sarah? -preguntó en voz baja-. No puedes huir de esto para siempre.

Mi mente viajó al pasado, a esa noche en el crucero, a cómo todo se desmoronó tan rápido. Vi a Matthew, recordé cómo nos miraba desde la distancia mientras el caos reinaba. Y ahora... estaba libre. Libre para volver a entrar en nuestras vidas.

Mi teléfono vibró en la mesa. Era Harper, enviándome un mensaje: "¡Estoy en casa! ¿Puedes abrirme la puerta? ¡Se me olvidaron las llaves!"

Me levanté como si estuviera en trance y caminé hacia la puerta, abriéndola para encontrarme con Harper, quien entró riendo.

-¡Fue increíble! Tienes que venir con nosotros la próxima vez -dijo entusiasmada, sin darse cuenta del terror en mi rostro.

Me quedé callada, asintiendo lentamente mientras cerraba la puerta detrás de ella. Pero en mi mente, el nombre de Matthew no dejaba de resonar, como una advertencia de que algo terrible estaba por suceder.

Y por primera vez en mucho tiempo, sentí que todo estaba a punto de desmoronarse otra vez.

Los días se volvieron una tormenta constante en mi cabeza, cada uno más pesado que el anterior. La noticia de Matthew Fisher rondaba mis pensamientos como un fantasma, y con cada segundo que pasaba, la estabilidad que intentaba mantener se hacía más frágil, como si estuviera caminando sobre hielo quebradizo. David aparecía menos, pero cuando lo hacía, sus palabras eran duras, recordándome lo que había perdido, lo que aún no había superado. Y en medio de todo eso, Harper parecía estar en el momento más feliz de su vida, ajena a mi lucha interna.

Fue una tarde lluviosa cuando Harper entró corriendo en la sala, empapada pero con una sonrisa radiante en su rostro.

-¡Sarah! -dijo emocionada, dejando su paraguas chorreando junto a la puerta-. ¡Tengo algo que contarte!

Yo estaba sentada en el sofá, mirando hacia la ventana, viendo cómo las gotas de lluvia resbalaban por el cristal, como si pudieran limpiar la tormenta que sentía por dentro.

-¿Qué pasa? -pregunté, intentando sonar animada.

Harper se sentó a mi lado, sin poder contener su emoción.




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