After You

Capítulo #10

Después de recorrer varias calles más, mi respiración era un caos, pero al menos había perdido de vista a Matthew. La noche parecía envolverme en un silencio tenso mientras mis pies casi tropezaban en mi carrera desesperada hasta llegar a la puerta de mi casa. Con manos temblorosas, introduje la llave en la cerradura y entré rápidamente, cerrando la puerta tras de mí y apoyando la espalda contra ella, tratando de calmar mi respiración. El calor familiar de mi hogar me ofreció un poco de consuelo, pero el miedo seguía palpitando en mi pecho.

Lo primero que hice fue sacar mi teléfono del bolsillo. Necesitaba contarle a Harper lo que acababa de suceder, advertirle sobre Matthew. Después de todo, ella estaba lejos y era vulnerable. Marqué su número y esperé. Pero no daba tono. Lo intenté de nuevo, con un poco más de urgencia, sintiendo cómo se aceleraba mi corazón de nuevo. Nada. Solo silencio al otro lado de la línea.

Mi mente se nubló con un millón de pensamientos a la vez. ¿Estaba bien Harper? ¿Había llegado a salvo? Recordé el mensaje que me había enviado esa misma noche diciendo que todo estaba bien, que estaba a salvo con Chris... pero ahora no podía sacudirme la horrible sensación de que algo andaba terriblemente mal.

Intenté llamarla de nuevo, una y otra vez, pero el resultado era siempre el mismo. La llamada ni siquiera parecía conectar. Estaba incomunicada, sola en algún lugar, y yo no tenía forma de asegurarme de que estaba bien. Las posibilidades empezaron a atormentarme, cada una más aterradora que la anterior.

—¿Crees que esté bien? —pregunté al aire, sin pensar, y solo después me di cuenta de que esperaba una respuesta de David.

Él apareció a mi lado, su expresión grave, pero había una calma en sus ojos que trataba de contagiarme.

—Harper es fuerte, Sarah. No saques conclusiones. Puede que esté en una zona sin cobertura o que el teléfono esté descargado. Pero ahora tú también necesitas descansar, y pensar con claridad. No harás nada bueno si dejas que el miedo te consuma.

Me dejé caer en el sofá, tratando de tranquilizarme. Tal vez David tenía razón, tal vez Harper simplemente no tenía señal o había olvidado cargar su teléfono. Pero una parte de mí sabía que no iba a poder descansar.

El silencio en la casa se volvió más denso mientras me sentaba en el sofá, tratando de calmar mi respiración. Apreté el teléfono en mis manos, mirándolo, esperando que sonara, que llegara algún mensaje, cualquier cosa que me asegurara que Harper estaba bien. Pero nada pasaba, y cada segundo de silencio parecía acrecentar el pánico en mi pecho.

Intenté racionalizar. “Sarah, tranquila,” me dije. Tal vez no era tan grave. Tal vez Harper simplemente había olvidado cargar su teléfono o se había quedado dormida y lo había puesto en modo avión. Aun así, no podía sacudirme la ansiedad, la sensación de que algo oscuro y amenazante flotaba en el aire, como una tormenta a punto de desatarse.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un suave susurro a mi lado. David estaba allí, mirándome con sus ojos llenos de preocupación.

—Escúchame, Sarah —dijo, con voz suave pero firme—. Sé que todo parece un caos ahora, pero tienes que confiar en Harper. Es una mujer fuerte, y Chris está con ella. Si algo pasara, te lo harían saber.

—¿Y si él... y si Matthew…? —mi voz se quebró y no pude ni terminar la pregunta. La imagen de Matthew, de esa sonrisa escalofriante mientras me acorralaba en el callejón, aún flotaba en mi mente. Había algo profundamente perturbador en su presencia, en sus palabras. ¿Cuánto tiempo llevaba planeando esto? ¿Cuánto odio había acumulado en todos estos años?

—No pienses en eso ahora —replicó David, su tono decidido—. Si te hundes en ese miedo, él ya te está ganando. Recuerda que no estás sola.

Me sorprendí al escuchar esas palabras y la suavidad con que las dijo. Era extraño. Sabía que David no estaba realmente aquí, que era una proyección de mi mente, pero sentí un extraño alivio en su presencia.

Incapaz de estar quieta, me levanté del sofá y empecé a dar vueltas por la sala, cada rincón de la casa pareciendo demasiado pequeño, como si el aire se espesara a mi alrededor. ¿Y si Harper estaba en peligro? ¿Y si algo le había pasado y yo estaba aquí, paralizada, sin hacer nada?

Caminé hasta la ventana y miré la calle. Afuera, la nieve caía con suavidad, cubriendo la ciudad en una manta silenciosa. Todo se veía tan tranquilo, tan engañosamente normal. Quise salir, correr, hacer algo, pero ¿a dónde? ¿Dónde estaba Harper? ¿A quién podría pedir ayuda? Mis manos comenzaron a temblar y me abracé a mí misma, tratando de controlar la angustia.

David se acercó a mí y habló en voz baja.

—No te tortures, Sarah. La noche es larga, y necesitas descansar. Nada bueno saldrá de agotarte. Ya hiciste todo lo que podías hoy.

Asentí débilmente. Tal vez tenía razón. Necesitaba un momento de calma, claridad para pensar en mis siguientes pasos. Pero incluso mientras trataba de convencerme, la inquietud no desaparecía. Me sentía atrapada en una pesadilla, como si los muros de la casa se cerraran lentamente sobre mí.

Regresé al sofá, sin atreverme a apagar mi teléfono, esperando que vibrara, que sonara, que diera algún indicio de que Harper estaba bien. Y mientras me quedaba ahí, envuelta en una angustia silenciosa, solo una pregunta resonaba en mi mente:

¿Era esto solo el comienzo?

La noche transcurría lenta y opresiva, cada minuto se extendía como si quisiera hundirme más en ese mar de incertidumbre. Permanecí en el sofá, con la vista fija en el teléfono, hasta que los primeros rayos de sol se filtraron por las cortinas, lanzando sombras sobre la habitación en penumbras. La angustia había hecho mella en mi cuerpo; sentía los músculos tensos, los ojos ardían, y mi mente se encontraba en ese espacio extraño entre el agotamiento y el insomnio.

Finalmente, decidí levantarme y dirigirme a la cocina. Necesitaba un café, algo que me ayudara a enfocarme. Mientras encendía la cafetera, una vibración en la mesa rompió el silencio. Con el corazón latiéndome fuerte, tomé el teléfono con manos temblorosas, esperando que fuera Harper. Pero era solo una notificación del clima, anunciando una tormenta de nieve para la noche.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.