Me senté frente a Violett en el sofá, mis manos temblaban mientras intentaba explicarle todo lo que sabía. Con cada palabra, su expresión se volvía más seria, sus ojos, afilados como cuchillas, parecían analizar cada detalle.
Cuando terminé, ella asintió lentamente, como si estuviera confirmando algo que ya sospechaba.
—Lo sabía —dijo, su voz tan fría como el viento de invierno fuera de la casa.
—¿Qué? —pregunté, sorprendida.
—Todo el MI6 está detrás de Matthew. Desde el momento en que escapó, hemos estado siguiéndole la pista. Pero no esperaba que te encontrara tan rápido... ni que fuera tras Harper —añadió, cruzando los brazos.
Su tono me hizo sentir una mezcla de alivio y enojo. ¿Por qué no me lo había dicho antes? Antes de que pudiera reaccionar, un pensamiento me atravesó como un rayo.
—Chris también estaba con ella, Violett —dije rápidamente, mi voz rompiéndose un poco al final.
Violett, que hasta entonces había mantenido una compostura impecable, se quedó en silencio. Su rostro se endureció de una manera que jamás había visto antes.
—¿Mi hermanito estaba con ella? —preguntó, su tono frío como el acero.
Asentí lentamente, el peso de sus palabras hundiéndose en mi pecho.
—No lo sabía —admití en voz baja.
Violett se levantó de golpe, comenzando a caminar de un lado a otro de la habitación. Sus movimientos eran rápidos, casi violentos, como si intentara contener una tormenta dentro de sí misma.
—Esto cambia todo. Si Matthew sabe que Chris es mi hermano... —murmuró, pero no terminó la frase.
—¿Qué significa eso? —pregunté, temiendo la respuesta.
Ella se detuvo y me miró fijamente, su expresión era una mezcla de furia y determinación.
—Significa que no solo tiene a Harper como rehén para atormentarte a ti. Ahora tiene un arma contra mí. Y si algo le pasa a Chris... —apretó los puños, incapaz de terminar la frase.
El silencio en la habitación era abrumador.
—¿Qué hacemos ahora? —pregunté, sintiéndome más perdida que nunca.
Violett me miró con una intensidad que me hizo estremecer.
—Lo recuperamos. A ambos. Pero esto no será fácil, Sarah. Matthew es un psicópata, y ahora tiene una ventaja que no podemos ignorar.
Asentí, sabiendo que no había otra opción. Aunque el miedo me paralizaba, tenía que ser fuerte. Por Harper, por Chris... y por mí misma.
Violett no perdió tiempo. Sacó su teléfono y comenzó a hacer llamadas rápidas y concisas, dando órdenes a lo que supuse eran agentes del MI6. Su tono era firme, implacable, y aunque no entendía del todo los términos que usaba, podía sentir la urgencia y gravedad en cada palabra.
Mientras ella trabajaba, me quedé sentada, mi mente girando en un torbellino de emociones. Mi miedo por Harper y Chris se mezclaba con una rabia ardiente hacia Matthew. Cada segundo que pasaba, mi impotencia se hacía más insoportable.
—Sarah —dijo Violett de repente, colgando una de sus llamadas. Su mirada intensa me sacó de mis pensamientos.
—¿Sí?
—Voy a necesitar que cooperes al cien por ciento. Sé que esto es personal para ti, pero para mí también lo es. Vamos a traerlos de vuelta, pero tienes que confiar en mí, ¿de acuerdo?
Asentí rápidamente, aunque no estaba segura de cómo podía ser útil en esa situación.
—¿Qué necesitas que haga? —pregunté, tratando de sonar más valiente de lo que me sentía.
—Por ahora, mantente cerca de mí. Es posible que Matthew intente contactarte de nuevo. Si lo hace, lo usaremos para rastrearlo.
La idea de volver a escuchar su voz me hizo estremecer, pero sabía que Violett tenía razón.
—Está bien.
Violett continuó dando instrucciones, pero esta vez se dirigió a mí.
—Matthew es inteligente, pero también impulsivo. Si ha contactado contigo, significa que quiere que juegues un papel en su plan. Eso nos da una ventaja: podemos anticipar sus movimientos si entendemos qué quiere realmente.
—¿Y qué quiere? —pregunté, aunque en el fondo ya conocía la respuesta.
—Quiere romperte, Sarah. Y usar a Harper y a Chris para hacerlo. Pero no se detendrá ahí. También me quiere a mí. Sabe que no puedo quedarme al margen mientras él amenaza a mi familia.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escuchar sus palabras.
—Entonces, ¿cómo lo detenemos?
Violett se inclinó hacia mí, sus ojos fijos en los míos.
—Primero, lo obligamos a moverse. Si Matthew cree que tiene el control, será más descuidado. Y cuando eso pase, estaremos listos.
Antes de que pudiera responder, mi teléfono vibró sobre la mesa. Ambas lo miramos al mismo tiempo. El nombre de Harper apareció en la pantalla.
—Es ella —susurré, sintiendo que mi corazón se aceleraba.
Violett extendió la mano rápidamente.
—No contestes. Déjame ver el mensaje primero.
Asentí y le pasé el teléfono. Ella desbloqueó la pantalla y leyó el mensaje en silencio. Su rostro se endureció aún más.
—¿Qué dice? —pregunté, mi voz temblando.
Violett me miró y extendió el teléfono para que pudiera leerlo yo misma.
"Hola, Sarah. Estoy bien, pero no puedo hablar mucho. No intentes buscarnos. Solo asegúrate de cuidar tu vida y mantenerte fuera de esto. Todo estará bien si haces lo que digo."
El mensaje estaba firmado con el nombre de Harper, pero sabía que no era ella quien lo había escrito.
—Es Matthew —dije, sintiendo un nudo en el estómago.
—Sí, lo es. Pero esto también significa que están vivos —respondió Violett, con un tono más determinado.
Se puso de pie de inmediato, con una nueva energía.
—Esto nos da una pista. Voy a rastrear de dónde vino este mensaje. No pierdas la esperanza, Sarah. Esto apenas comienza.
Inmediatamente después, recibí una llamada de un número oculto; al contestar y ponerlo en altavoz, era Mathew.
El sonido de su voz hizo que todo se congelara en la habitación. Esa familiar mezcla de burla y amenaza se deslizó como un cuchillo a través del aire, haciendo que mi respiración se detuviera.
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Editado: 09.01.2025