After You

Capítulo #18

El teléfono personal de Violett comenzó a sonar, interrumpiendo el silencio cargado que había dejado la llamada de Matthew. Miró la pantalla con un ceño fruncido. Número desconocido. Tras un breve instante de duda, contestó.

—¿Quién habla? —preguntó con una firmeza que no daba lugar a debilidades.

Al otro lado de la línea, una voz masculina con un marcado acento italiano respondió con un tono tranquilo, casi burlón.

—Ah, agente Violett Greenwood. Che sorpresa trovarti en la ciudad. He estado esperando este momento desde nuestra última... interacción.

La expresión de Violett se endureció al instante, sus ojos reflejando una mezcla de reconocimiento y desagrado.

—¿Quién eres? —replicó con un tono cortante.

La voz rió suavemente, como si disfrutara el desconcierto en su interlocutora.

—¿No lo recuerdas, cara mia? Estoy ferito. Pensé que nuestro encuentro sería algo... indimenticabile. Tal vez este nombre te refresque la memoria: Carlo Di Lorezi.

El nombre cayó como una bomba en la habitación. Pude ver cómo Violett cerraba los puños, su cuerpo entero tenso como si estuviera lista para la pelea.

—Di Lorezi —murmuró, su voz cargada de un peligro contenido—. Creí que habíamos terminado contigo.

Carlo soltó otra carcajada, esta vez más burlona.

—Oh, tesoro, lo pensaste mal. Pero dime, ¿cómo podría perdonarte por la muerte de mi amigo Robert?

El nombre de Robert hizo que Violett apretara aún más el teléfono. Su mandíbula estaba rígida, y la furia en sus ojos era inconfundible.

—Robert Fitsher era un criminal, Carlo, buscado en todo el mundo. Lo sabías tan bien como yo. Su final era inevitable.

—Sí, ma certo, pero hay una diferencia, mia cara: no era tu lugar decidir cuándo ni cómo terminaría. ¿Te parece questo giusto?

Violett respiró hondo, sus ojos buscando algún punto fijo en la mesa mientras intentaba mantener el control.

—Sabes que no me arrepiento de lo que hice. Si él no hubiera muerto ese día, habría sido peor para todos.

La risa de Carlo esta vez fue más áspera, cargada de resentimiento.

—Ah, siempre la misma fría agente Greenwood. Pero esta vez, estás en mi ciudad. Mi terreno. Y no voy a perdonarti tan fácilmente.

—No estoy aquí para ti, Carlo. Estoy aquí para detener a Matthew. Quédate fuera de mi camino y no tendrás problemas conmigo.

—Oh, ma dai! —exclamó Carlo con fingida sorpresa—. ¿Crees que voy a dejarlo così? Matthew es como un fratello para mí. ¿Qué te hace pensar que no lo protegeré?

Violett cerró los ojos un instante, como si procesara lo que acababa de escuchar.

—Si te involucras, Carlo, será tu perdición. No me importa cuántos hombres tengas, ni cuán intocable creas que eres. Te derribaré si te interpones.

Carlo respondió con una risa oscura, cargada de amenaza.

—Veremos, agente Greenwood. Veremos cuánto puedes soportar antes de romperte. Preparate, porque esta vez, no te dejaré escapar tan fácilmente.

La llamada terminó abruptamente, dejando un vacío opresivo en el aire.

Violett bajó el teléfono con lentitud, su mirada fija en el aparato como si aún pudiera escuchar las palabras de Carlo resonando en su mente.

—¿Quién era? —pregunté con un hilo de voz, temiendo la respuesta.

Violett levantó la mirada hacia mí, su rostro imperturbable pero con una chispa de furia en sus ojos.

—Un viejo conocido —respondió con frialdad—. Y otro problema más que resolver antes de que todo esto termine.

El silencio en la habitación era sofocante. Nadie se atrevía a hablar después de la llamada de Carlo. Podía sentir cómo la tensión entre todos nosotros se volvía palpable, como una cuerda demasiado tensa a punto de romperse.

Violett se levantó de la silla, sus movimientos calculados pero llenos de determinación. Caminó hacia la ventana, cruzando los brazos mientras observaba la calle nevada afuera. Su espalda estaba recta, pero sus manos se cerraban y abrían de manera inconsciente, un gesto que delataba su frustración.

—¿Qué hacemos ahora? —pregunté, mi voz temblando ligeramente. No quería que lo notara, pero no podía evitarlo.

Violett no respondió de inmediato. Parecía debatirse consigo misma, su perfil iluminado por la tenue luz de una lámpara en la esquina de la habitación. Finalmente, se giró para mirarme, sus ojos más duros que nunca.

—Primero, necesitamos encontrar a Harper y Chris antes de que Carlo o Matthew hagan algo. Ellos son la prioridad.

—¿Y Carlo? —intervino uno de los agentes, rompiendo el incómodo silencio.

Violett le dirigió una mirada que podría congelar el agua.

—Carlo es un problema aparte. No podemos ignorarlo, pero no es nuestro objetivo principal ahora. Si quiere jugar a ser el villano en esta historia, yo misma me encargaré de él cuando sea el momento.

Apreté los brazos alrededor de mí misma, tratando de controlar la mezcla de miedo y desesperación que me invadía. Harper y Chris estaban allá afuera, vulnerables, mientras yo estaba atrapada aquí sin poder hacer nada útil.

—Quiero ayudar —dije de repente, sorprendiendo incluso a mí misma.

Violett me miró con una ceja levantada, claramente escéptica.

—Sarah, tu seguridad es esencial. No puedes exponerte más de lo que ya lo has hecho.

—¡Pero Harper está en peligro! ¡Chris también! No puedo quedarme aquí sentada mientras ellos... —Mi voz se quebró, y sentí las lágrimas arder en mis ojos.

Violett suspiró, su postura relajándose apenas un poco. Caminó hacia mí y colocó una mano firme pero reconfortante en mi hombro.

—Lo sé, Sarah. Pero esta no es una batalla que puedas pelear sin preparación. Deja que nosotros nos encarguemos de esto.

Quería gritarle, decirle que estaba equivocada, pero sabía que tenía razón. No tenía idea de cómo manejar una situación como esta, pero eso no hacía que fuera más fácil aceptar la realidad.

—Necesito saber que Harper estará bien —susurré finalmente, mi voz rota por la desesperación.




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