Capítulo 7.

Ella no podía creer que se había enamorado, él se había vuelto un refugio para Caeli, ya que estaba pasando problemas con el papá y le había contado un poco sobre eso, al saber lo que pensaba Eduard José quedó tranquila y llena de paz que la comprendía, ya no soportaba la situación, estaba harta, Marissa si estaba enterada de toda la situación, pero no de lo que sentía su hija, ya que ella no le decía del todo lo que sentía.

Ella ya no quería sentir dolor emocional, no lo quería, estaba hostinada que Alexis no le prestara atención durante estos años, entonces recurrió de una manera para llamar la atención de él, autolesionarse, prefería mil veces sentir dolor físico que el emocional, Caeli tenía unas tijeras grandes que tenían filo, empezó con eso, luego con un cúter, pero casi ni tenía filo, por eso continuó con las tijeras la gran parte de cortas se las hizo en el brazo, lo tenía marcado.

Al autolesionarse se convirtió como una droga que tenía que consumirse contantemente, ella no podía parar, era algo que tenía que hacer si o sí, no podía controlar esos impulsos, incluso lo hacía en el colegio con una disque amiga, obviamente nadie sabía de eso, pero quería que Adrián se diera cuenta para que así la quisiera. A veces solía imaginar que moría para que el papá se diera cuenta lo que perdió y así se arrepintiera por no quererla.

Siempre solía preguntarse que hizo ella mal para que no la quisiera, quería saber que hizo, para poder cambiarlo, para que le diera ese amor de padre que todo niño debería tener y recibir. Tenía la vana ilusión de la típica familia feliz, añoraba con tenerlo, pero eso jamás iba a ser posible.

Adrián había lastimado mucho a su madre por el cual eso no sería posible esa ilusión, ya que no quería que sufriera de nuevo, pero por lo menos se conformaba con recibir la atención por parte de él, pero eso tampoco sería posible, ya que la atención de Adrián eran las novias que tenía, para Caeli nunca hubo tiempo, cariño, interés y mucho menos plata.