Agridulcencanto

06 ¡QUÉ HUEVOS!

Me quedo sin palabras ante su oración, solamente siento la calidez aparecer en mis mejillas y la impresión, combinándose con varias emociones que aceleran mi corazón, confundiéndome.

—¿Fue convincente? —esboza orgulloso.

—Bastante—sonrío tensa, queriéndome pegar en la frente por creérmelo.

Alguien toca a la puerta y nos giramos a ver de quién se trata, presenciándose el mismísimo Dongju.

Nos soltamos de repente, marcando nuestro espacio personal.

—¿Interrumpo algo? —se acerca molesto, mirándonos de arriba a abajo, casi escaneándonos. Interpretando su tono celoso.

Lo que me faltaba, otro malentendido que espero no termine siendo un enfrentamiento. Ya que los dos son tan impredecibles y cabezotas, niños al fin.

Rodeo los ojos con pesadez.

—¿Me buscabas, Dongju? —me giro hacia a él, pero insiste en ponerse en medio de Dahaek-Ho y yo.

Asiente y me sonríe.

—No almorzaste, así que quise traerte leche con fresas—agita el cartón de leche que tiene en su mano. —Pero ya veo que estás perdiendo el tiempo.

—¿Me estás diciendo estorbo? —Dahaek-Ho reacciona entendiendo su indirecta.

Dongju ríe y lo mira diciendo:

—Yo diría más bien, pérdida de tiempo.

Se acerca Dahaek-Ho a él, en ese preciso momento Dongju me agarra de la mano y me jala, alejándonos.

—Vámonos—me dirige.

Su acción es detenida, sintiendo que Dahaek-Ho me agarra de la otra mano, aferrándose y cruzando mis dedos con los suyos. Lo miro sorprendida, me mira por un instante antes de voltearse a Dongju mirándolo desafiante. Iniciando una guerra de miradas.

Todo pasa tan rápido que apenas y puedo procesar y pensar en qué demonios debería hacer, sin ponerme del lado de ninguno.

—¡Ya no quiero ser parte de este sándwich! —me suelto bruscamente de sus agarres y me adelanto. —¡Me voy! —salgo casi corriendo.

—No te vayas, tengo al importante que decirte—interrumpe Dongju.

Dahaek-Ho lo mira y después a mí, tratándolo de averiguar.

—Vayamos a las gradas después de clase de deporte, es tarde—los apresuro, rompiendo la tensión del ambiente.

Antes de dar un paso más, me detengo y miro a Dahaek-Ho con una sonrisa.

—¡Muchas gracias por todo, Dahaek-Ho! —sonrío agradecida.

—Dae para ti, menos para gente como este—apunta a Dongju quien eleva la barbilla retándolo, ofendido. —Eres especial para mí—él sonríe dulcemente, agregando a su frase.

Siento que las palabras se me quedan en la garganta, causándome un nudo.

Dongju lo mira serio y después me mira a mí con extrañes, para después repetir la acción con rapidez, causándome gracia.

—¡A ver quién llega primero abajo! ¡El último es un huevo podrido! —se echa a correr al dejarnos en silencio, rompiéndolo, sin tener de otra que tener que perseguirlo. Corriendo lo más que podemos detrás de él debido a que es muy rápido mientras les grito que van muy rápido. Me detengo para tomar aire, escuchando a Dongju gritándole acusaciones y amenazas lo cual me hace reír fuertemente, antes de seguir intentando a alcanzar a este caótico par.

...

La clase de deporte fue intensa, dejándonos a la mayoría tirados. También jugamos juegos tradicionales de educación física en conjunto, uniendo al grupo. Fue bastante divertido, aunque ahora me siento realmente agotada y sin aliento.

Bebo de la leche con fresas que me dio Dongju, recién puedo beberla tranquilamente mientras lo espero en las gradas. Miro a mis demás compañeros aun jugando y correteándose, lo que me hace recordar la escena anterior, causándome una leve sonrisa.

—¿De qué te ríes? —llega Dongju, casi haciéndome escupir mi bebida. —¡¿Estás bien?!—se altera.

Asiento y termino de pasarme la fresa que se me atoró en la garganta. Toso y después me río.

—¡Me asustas! Ya sé que las fresas son tus favoritas, pero te recuerdo que debes masticarlas—se burla y reímos en conjunto. Se acerca hacia mí y le entrego una leche de melón con un "Cha, Chaan", siendo su favorita.

Responde alegre y me agradece, tomándola sin dudar.

—¿Qué es lo que querías decirme? Sonaba urgente—le digo, mirándolo atentamente, tratando de descifrarlo.

Termina de beber y se aclara la garganta. Se sienta junto a mí y me mira, preocupándome al ponerse serio de momento.

—¿Recuerdas que te conté que terminando el último año era probable que volviera con mis abuelos a Australia?

Asiento recordando.

—Me lo decías en cada sesión de inglés—suelto una risita. —Ya estoy mentalizada que puedes pasar tus vacaciones allá hasta ingresar a la secundaria y extrañarme debido a ello, no te apures—le doy una palmadita bromeando. —Estaré bien mientras tanto, la pregunta aquí es; ¿Tú estarás bien?

Se queda callado, notándolo con cierto rubor.

—Estás rojo, ¿Todo está bien? —me acerco a tocar su rostro, sintiendo su temperatura corporal elevada. En cuestión de segundos agarra mis manos y asiente.




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