El periódico, tenía un artículo en el centro, con fondo rojo y letra amarilla, hablaba del extraño y misterioso caso de la desaparición de una niña menor de 10 años, este respectivamente decía así:
Felicia, una niña de 6 años había muerto en extraños acontecimientos encontrado por un aledaño del pueblo de Catálata, esta se había encontrado a las 11 de la mañana, con su abdomen desgarrado, decapitada y la sangre hallada en su cuerpo era mínima…
El resto hablaba de datos de la pequeña, su familia y al final del artículo se hallaba una foto del aledaño que encontró el cuerpo… Pero ¡QUE!, era... Don Pacho, pero si este periódico era de 1973, pero era idéntico, confundido y a la vez aturdido guarde el periódico, un viajero en el tiempo, deja de ser tan tonto pensé y me recosté.
Necesitaba volver a aquel lugar, algo me había guiado hasta allá y no pensaba desaprovecharlo, un grito me alarmo, era de mi madre… Nohuran había desaparecido, me vestí y con apuro salí a buscarla, la buscaba desesperado, no soportaría una muerte más, Nohuran había huido o había sido secuestrada, otra niña desaparecido, otro caso más impune, era hipotético e imposible, me sentí frustrado y decidí buscarla fuera de Catálata, corrí a la parada de buses y cuando llegue todo estaba solo, no se escuchaba nada, me senté mientras movía los pies desesperadamente y con afán y si, no, no podía ni pensarlo ni siquiera imaginármelo, al llegar el bus me percate que era el único pasajero, al pasar por el camino angosto de piedras blancas, pedí con vehemencia al conductor que parara, baje tan rápido que al aterrizar me tropecé y caí, clavándome las pequeñas piedras en mi mano, el olor ahora era más fuerte y constante, lo extraño era el por qué a nadie que vivía cerca le incomodaba siquiera ese desagradable olor, ni hubiera investigado, entre con cautela y ya a la luz del día vi los hermosos paisajes de los cuadros, todos de rojo… Los cuadros no tenían olor, pero si sabor… Era casi obvio, los cuadros estaban pintados con sangre pero el cómo podía extraérselo a sus víctimas.
Entre a la pequeña puerta de acero y el escenario era perturbador, eran cientos de tarros de sangre, y al fondo había una pequeña silla tapizada con tejido humano, que clase de psicópata en serie tenia estos delirios, la silla aunque asquerosa en ella se hallaba Nohuran al verla sonreí pero luego mi sonrisa se volvió en una mueca, me preguntaba porque sabía de este lugar, quizás su madre había sido la responsable de los ataques propiciados a las demás niñas, ella se hallaba mirando un cuadro ubicado en la parte superior de la silla, en este se coloreaba un rio con una mujer sentada en la esquina superior de esta y de allí colgaba un ojo, era algo muy espeluznante y horroroso para una pequeña niña de 7 años, la agarre de los hombros, ella me miro y su tez palideció, y cayó en mi hombro derecho la cargue, esperare el bus, pero como le contaba esto a mi madre, no me creería, no quería perturbarla lo mejor era que nadie lo supiera pero Nohuran…
Me preguntaba porque sabía de este lugar y como no le aterraba ese lugar o al menos no le causaba nauseas, será que es muy joven para saber que la silla en que estaba sentada está cubierta de resto de tejidos humanos, y que los cuadros que la rodean están pintados con sangre, hechas por una loca, Maquiavela persona, recordé mi avistamiento de mi hermana por medio de ella, me hacía feliz tenerla junto a mí, era como llevar un pedazo de mi hermana y en si me sentía seguro.
Al llegar mi madre se hallaba en la sala recostada con los ojos hinchados y rojos, unas ojeras demasiado visibles, al verme salto de alegría y puse en sus débiles brazos a Nohuran, le acaricio la frente, la puse en cama y durmieron, mientras ellas descansaban yo leía las pequeñas notas celestes de algunos cuadros de aquel lugar, lo extraño era que la única que no tenía nota era la que Nohuran miro fijamente, el ojo era el de Marian, única victima encontrada sin sus ojos, no lo tenía yo y el otro se hallaba en el cuadro, sin dar más vueltas al asunto desdoble las 23 notas que había recogido de los cuadros:
La noche oscura y la luna roja, tu belleza es mi karma y tu mirada es la que me ha cegado, sin pensarlo te he querido.
Las estrellas escondidas bajo los pinos, como tus palabras bajo tus enojos.
Mírame una vez más y sé que poder seguir con vida, quererte es poco… Gracias.
Tu sonrisa ilumina tus ojos, tu tristeza los mantiene aún más vivos y quizás más alegres.
Tus mejillas enrojecidas en una bella tarde, todo dibujado en antaño, oh te prometo mil y un cuadros.
Más mis cuadros no serán perfectos si en ellos no te encuentras.
Editado: 09.06.2019