Ahogados ©

10. Debilidad

GABRIELA'S

Luego de acostar a Lizzie, sentí el ruido de la puerta principal.
Supuse que Trevor ya se había ido.
Me arrimé a la cocina, y lo vi a Isaac de puños tensados y sin despegar la mirada de la puerta.

—¿Isaac? ¿Qué pasó? —dije yendo por detrás y abrazando su espalda —. ¿Pudiste hablar con él?

Hizo un chasquido con su lengua y corrió su cara a un costado —. Si, pero lo niega todo. Me preocupa que no me hable, y que después ya sea tarde para ayudarlo.

Bajé la mirada sintiendo su desesperación y fruncí mis cejas —. ¿Qué harás?

—Llamaré a Noelle —tomó el puente de su nariz y se giró hacia mí envolviéndome entre sus brazos —. Ella lo vigilará, fue nuestra amiga de la infancia y trabajó en muchas misiones con él. Lo conoce y sabrá como ayudarlo si se mete en apuros. Me gustaría ser yo el que lo vigile, pero tengo que cuidar de Lizzie y de ti. No me perdonaría si algún día les pasara algo.

Me sentí mal por un momento y elevé mis ojos hacia los suyos. Acaricié su mejilla suavemente y me acerqué hasta sus labios de una manera dulce y suave. Él me correspondió y nos besamos por un largo tiempo. 
¿Es normal sentir como me trasmite sus emociones a través de un simple tacto? 
Sentí su miedo, su tristeza, su preocupación, lo sentía débil y sin paz. Lo sentía lejos de éste mundo, como si su cabeza no estuviera aquí, como si estuviera pensando en mil cosas al mismo tiempo. Percibí el latir de su corazón, era acelerado, irregular, como si no supiera como actuar en momentos como éste, como si estuviera rogando no volver a ser lastimado una vez más. 
Isaac gritaba en silencio por Trevor, su hermano, al cual no sabía muy bien qué hacer para ayudarlo.

—Está bien sentirte perdido, está bien no saber que hacer —dije sobre sus labios sin soltar su cuero cabelludo —. Eres humano y hay veces en donde no tienes la respuesta a todo. Momentos como éstos nos hacen más fuertes, porque la debilidad nos muestra el deseo de no serlo, el deseo de escapar, de huir, el de seguir luchando. Isaac —lo llamé suavemente y sentí el calor de sus manos sobre mi cintura —. Tú nunca te rindes, siempre alzas tu cabeza y buscas un nuevo camino. Si es necesario lo crea tú mismo. Si te equivocas hoy o mañana, no es el fin del mundo ¿Si?

Asintió si decir una palabra y me abrazó ocultando su rostro en mi cuello. Arrugué mi frente escuchando y creyendo en mis propias palabras, no es fácil lograrlo, pero es lo que se debe hacer ¿Sino qué? ¿Qué no quedaría por hacer? 
Prefiero perder habiendo luchado a que rendirme sin haberlo intentado; una frase tal vez media cliché, pero con mucha verdad.

BEN'S

Theo se fue a dormir apensa llegamos al apartamento, y con Tyler nos quedamos en la cocina un rato más. Pude notar algo de incomodidad en su rostro.

—¿Pasa algo? —me senté en una de las sillas.

—No, no ¿Por qué preguntas? —sonrió de costado haciendo que sus hoyuelos se hagan notorios.

Me encogí de hombros —. Estabas serio y tenso, creí que algo te había molestado estando en la reunión familiar.

—Para nada, tienes a una familia hermosa —bajó su mirada en tono nostálgico —. Tal vez me sentí mal, porque me hicieron extrañar algo que nunca tuve, que extraño pensamiento ¿No?

Suspiré profundo y caminé hasta él. Tomé su mano fuertemente y lo miré preocupado —. Lo siento, soy un idiota al no preguntar. No sabía que te iba a afectar tanto...

—No te disculpes, hoy pude sentir algo que pensé que lo había perdido hace tiempo —Tyler bajó su mirada algo deprimido —. Estoy tan roto por dentro que no sé como hago para estar de pie al frente tuyo. No sé como haces para no verme como una carga...

—No quiero escucharte decir eso nunca más ¿Me oyes? —tomé su rostro y lo obligué a que me mirara con esos ojos azulados que tanto me gustaban —. Me alegra haberte conocido aquel día, ya no estás solo ¿ves? —elevé el agarre de nuestras manos —. Ni loco te soltaría.

—Gracias —dijo al borde del llanto —. Gracias... Benjamin —una lágrima recorrió su mejilla repleta de sus pecas y no pude contener mis ganas de abrazarlo.

Tyler cambió tanto desde aquel día. Recuerdo que al principio me evitaba, o se ocultaba detrás de sus libros para no dirigirme la palabra. Había algo en él que me llamó la atención desde el primer momento, y no estaba en mis planes dejarlo pasar. 
Sentí que sufría en silencio, tal vez me reflejé en él. Yo sabía lo que es estar mal, y no tener a alguien con el cual desahogarse. 
Tyler pedía auxilio, pero no cualquier auxilio, era uno que no se escuchaba con frecuencia. Uno el cual la gente no está acostumbrada a escuchar. 
Pero yo lo noté y es por eso que nunca me separé de él, no hasta que logré que me hablara y se abriera conmigo. 
¿Será algo inevitable juntarme con personas dañadas? 
Tyler confió en mí, en mis palabras, y eso fue lo que poco a poco nos fue enamorando. 
Aprendimos a comunicarnos, a entendernos, a acariciarnos sin generar dolor, aprendimos tantas cosas juntos.

—Me acuerdo que en el orfanato cada vez que hacía un amigo, éste a la larga se iba con una familia. Y me quedaba sólo —Tyler apretó mi espalda —. Extrañar enferma, y es por eso que había decidido no establecer vínculos con nadie más. Desde pequeño me alejé del mundo, a tal punto que nunca fui capaz de encajar en ninguna familia —sentí que relajó su cuerpo en mi agarre, y se dejó caer por completo sobre mi hombro —. Ahora puedo ver lo equivocado que estaba, y es por eso que te doy las gracias.

Acaricié su cabello haciendo remolinos con mis dedos. Cerré mis ojos y suspiré profundo sintiendo su respiración profunda y relajada. 
Nos quedamos así por un rato más, no quería soltarlo ni él a mí. 
Finalmente tomé su hombro y lo separé lentamente, elevé su mentón con mi mano y le di un rápido beso. 
Limpié su lágrima y corrí su flequillo despeinado.

—Eres muy hermoso —dije apretando mis labios.




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