Ahora seré tú tormento

CAPITULO 11

Selene giró la cabeza y sintió que el universo le jugaba una broma pesada. Ahí, con su aire impecable y su mirada indescifrable, estaba nada más y nada menos que Bastian Cooper, el crush indiscutible de Alondra y la razón por la cual había aceptado mudarse a Austin.

Se quedó mirando a Bastian por un segundo más de la cuenta, mientras su mente procesaba la nueva revelación. Así que él había comprado los últimos dos apartamentos. ¿Casualidad?, ¿Una conspiración del destino para ponerle más tensión romántica a la vida de su alocada amiga?

Fuera lo que fuese, Selene supo en ese momento que su tranquilidad estaba oficialmente en peligro. Y que, en cuanto le contara a Alondra, el caos estaba garantizado.

Bastian no pudo ocultar la sorpresa al ver a Selene frente a él. Por un instante, su mirada quedó atrapada en la de ella, pero antes de que pudiera reaccionar, una vocecita entusiasta lo sacó de su ensimismamiento.

—¡Hola, señor Pitágoras! — exclamó Maoly con una sonrisa iluminada —¿Me vas a ayudar a buscar a mi papá? —

Bastian soltó una risa genuina ante el peculiar apodo y se inclinó hasta quedar a la altura de la niña. Con suavidad, le pinchó la naricita con el dedo, haciéndola reír.

—Hola, princesa— respondió con calidez. —Si logro saber quién es, te lo diré, eso tenlo por seguro—.

Maoly asintió con la convicción de quien confía plenamente en su propio plan. Selene, por su parte, observaba la escena con un gesto de incredulidad mezclado con una pizca de diversión.

—¿Señor Pitágoras? —preguntó, alzando una ceja. Bastian se encogió de hombros, todavía sonriendo.

—Ese título me lo dio tu amiga, la mamá de esta princesa hermosa, y sabiendo con quien me comparó, lo asumo con dignidad — bromeó antes de enderezarse.

Selene sacudió la cabeza con una ligera sonrisa, —estás equivocado Bastian, esta hermosa princesa es MI HIJA, Alondra, no es su mamá—. Bastian quedó sin palabras, y por fin comprendió lo que le dijo su tormento en eso de aprender a sacar cuentas.

Selene, aún sorprendida por la inesperada aparición de Bastian. Si el destino estaba tratando de jugar con ellas, lo estaba haciendo con un nivel de precisión que resultaba casi sospechoso. Y mientras Maoly seguía observando a Bastian con esperanza, Selene solo podía preguntarse qué más estaba por venir.

Bastian terminó de saludar con cortesía a Selene y al señor Davis, sin perder ese aire tranquilo y seguro que siempre llevaba consigo. Su mirada, sin embargo, se fijó un poco más en Selene, intentando descifrar por qué estaba ahí.

—¿Qué las trae por aquí? — preguntó con genuina curiosidad. Selene, sin rodeos, respondió con claridad mientras cruzaba los brazos.

—Estoy buscando un apartamento para Alondra — explicó —Nosotras debemos regresar a Londres en muy pocos días, y no queremos dejarla sola en esa enorme casa en las afueras de la ciudad. Pero parece que no hay apartamentos disponibles, así que tendré que seguir buscando o contactar otra agencia inmobiliaria—.

Bastian la escuchó con atención y, sin pensarlo mucho, tomó una decisión rápida.

—No es necesario que sigas buscando — dijo con seguridad. —Te cederé uno de los apartamentos—.

Selene lo miró con desconcierto, arqueando una ceja.

—¿Cómo que lo cederás? Bastian se apoyó contra el mostrador con una sonrisa tranquila.

—Los adquirí con la intención de remodelarlos y unirlos en un solo apartamento más grande, pero no tenía prisa por hacerlo— explicó, lo cual era mentira porque ya había hablado con el arquitecto, pero no desaprovecharía esa oportunidad.

—Si Alondra lo necesita, podemos arreglarlo para que lo tenga—.

Selene frunció el ceño, aún digiriendo la propuesta. —¿Así de fácil? —preguntó con cierta incredulidad. Bastian se encogió de hombros con naturalidad. —Así de fácil—. Le respondió.

Selene lo observó con atención, tratando de decidir si esto era simplemente una buena acción o si había algo más detrás de ello. Pero, independientemente de las razones, la oferta estaba sobre la mesa.

Y en ese instante, supo que Alondra no solo se negaría a aceptar, sino que, cuando se enterara de quién era el dueño, probablemente también haría un escándalo digno de una novela. La vorágine romántica estaba a la vuelta de la esquina.

Selene caminó unos pasos detrás de Bastian, hasta los sofás de la entrada, observándolo con una mezcla de suspicacia y curiosidad. Su oferta era demasiado conveniente, y aunque no parecía haber una trampa evidente, su experiencia le decía que nada en la vida venía sin algún tipo de complicación.

Mientras meditaba su decisión, el agente inmobiliario regresó con el rostro serio.

—Contacté con otras tres agencias— anunció, sacudiendo la cabeza. —No hay disponibilidad en esta zona—.

Selene soltó un suspiro, dándose cuenta de que su margen de opciones se reducía drásticamente. Alondra necesitaba un lugar rápido, y en menos de dos días era imposible conseguir un nuevo lugar para su amiga, era aceptar la propuesta de Bastian o dejarla en esa casa sola, y la idea de seguir buscando sin rumbo no era precisamente la solución ideal.

Finalmente, cruzó los brazos y miró a Bastian con determinación. —Está bien, aceptaré tu propuesta — dijo con firmeza, —Pero quiero revisar el apartamento antes de tomar cualquier decisión definitiva.




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