¿Vendrás alguna vez? [004]

Ha pasado mucho tiempo, ¿no lo crees?

Cuando entré a la secundaria recuerdo que me aterraba el hecho de separarnos y que jamás volviésemos a tener contacto alguno.

Después de que tu abuela te comentase que soy una mala influencia me aterroricé un poco. No estaba acostumbrada a esa clase de comentarios sobre mi persona por parte de la familia de un amigo. O simplemente me daba igual lo que la gente pensará, quizá. Yo quería dar una buena imagen e impresión.

Danna, lamento la distancia. Pero las últimas veces que te visitaba a tu casa pensaba demasiado, ¿por qué yo vengo y ella nunca va a verme? Estamos a la misma distancia, y aún así siempre pasaba a darte las buenas nuevas, ¿por qué no hacías lo mismo?... La típica excusa que me daban: “es que por allá esta feo” “es peligroso” “es complicado llegar hasta acá”. Pero ya no importa, ahora nos hemos separado y no hay manera de comunicarnos, no de nuevo, llegamos al final de la estación y el tren no va a retornar. 

Me siento en deuda contigo, con tu familia, tu madre, incluso con Rosaura y su madre. Creo que como lo dijo un día ella, “eran mis ángeles terrenales”…

Me da tristeza como se deterioraron las cosas. He tratado de lidear conmigo misma, contra mis pensamientos y me resulta casi imposible, un atentado contra mi misma que estoy destinada a perder. ¿Por qué soy así…?

Deseo dejar de ser una estúpida niña ingenua, desaparecer esa parte de mi que aún cree que existe un Dios que la va a auxiliar, que salvará su alma e irá al paraíso del que tanto hablan los adultos, la iglesia, la biblia…

Danna, fue una bella amistad. Y te agradezco el hecho de hacerme luchar y aferrarme a un sueño, mismo del que prende la mitad de mi existencia.

¿Pensarás en mi? ¿Me recuerdas?

Aquella vez que salimos a pedir dulces nos maquillo el rostro la madre de Rosaura. Íbamos todos felices, tú madre y la de ella, Rosaura, Emmanuel, mi hermana, tú y yo. Nosotras delante del grupito, gritando que compraran tamales, o que era el del fierro viejo. Ah, que recuerdos, suena muy lejano.

¿Aún te hacen burla por ser quién eres? ¿Aún reprimes quién de verdad eres? ¿Finges ser  otra por agradarle a la sociedad? ¿Debido a que fingiste mucho tiempo ahora esa falsedad es parte de tu identidad? ¿A qué era lo que tenías miedo en aquel entonces? ¿Te sigue aterrando ello hoy día? Cuando leía eso en las cartas que nos mandábamos me sorprendía mucho, es decir, yo te conocí como una niña temperamental, algo ruda y firme, ¿qué paso realmente Danna? Creo que la presión social es algo terrible que puede incluso acabar con la vida de las personas. Y me resulta extraño, porque de ustedes aprendí a mantenerme firme. En la secundaria me hacían burla porque eran diferentes mis gustos a los del rest y me señalaban como "rarita", pero fueron esos siete chicos quienes me ayudaron cuando estaba sola.

Había pensado en hacer lo que tú: fingir ser alguien que no era, sin embargo, mis padres me enseñaron a sentirme orgullosa de donde venía, algo que me ayudo a no ceder y abandonar mi identidad.

Danna, ¿por qué incluso cuando te busco no respondes? Es como si estuvieses evitándome y yo ya no puedo con más rechazos, por eso también preferí cortar contacto con las personas que amaba y no tenia respuesta alguna. Conozco mi paciencia, pero ustedes me sobrepasaban.

  Aún guardó todas, o la mayoría de cartas que nos mandamos durante el primer año de secundaria. Incluso el cartel.

Danna, son muchos recuerdos que evocan tu nombre y enumerarlos todos me desgastaría porque puede que sea diferente para ti.

Danna, te extraño y pregunto al aire "¿cuándo vendrás a mi?" Yo siempre fui a ti. ¿Por qué has desaparecido...?

• Tu vieja amiga, Elizabeth •