Aires de seducción.

U n o


 Miro horrorizada las fotos de mi novio con otra mujer, están en una cafetería, compartiendo besos y miradas coquetas.

—Me cago en todo.

Sera hijo de puta, después de que le ayude a salir de la ruina con mis ahorros, va y se consigue a una guarra menor que él.

Mi pecho se alza y se baja con angustia. No tengo idea de que hacer o decirle. Por un momento pienso en llamar a la persona que me envío las fotos, pero cuando lo intento descubro que lo ha hecho desde un móvil desechable.

Las lágrimas caen, me siento humillada y ofendida.

Yo creí que estaba bien con Iván, pero ya veo que no.

El enojo emerge desde mis adentros. Quién sabe desde cuando me ha estado viendo la cara.

Aprieto el móvil que está en mi mano. Últimamente estaba distante, pero yo pensé que era porque no encontraba trabajo. Él ha estado viviendo en mi casa. Maldito mantenido de mierda.

Y hasta ahora me doy cuenta de que abuso de mi confianza. Me siento estúpida por no verlo. Seguramente estará burlándose a mis espaldas de lo ingenua que soy.

Escucho la puerta abrirse y sé que es el.

Un miedo me recorre el cuerpo. No sé si podre plantarle cara ahora mismo. Estoy dolida y sinceramente siento que pronto me partiré y empezare a llorar.

—Hola, nena.

Que cara tiene.

—Iván— murmuro.

El me mira fingiendo preocupación, ahora sé que estaba fingiendo todo el tiempo.

Miro desanimada mi móvil y el incentivado por la curiosidad también lo hace.

Y entonces da un respingo.

— ¿Desde cuándo? — pregunto.

Mis ojos arden, pero no le daré mis lágrimas, yo valgo más que eso.

—Oye, cielo. Escucha...

Intenta decirme, pero parece que lo he pillado por sorpresa. No tiene excusas para darme.

—Quiero que salgas de aquí, y no regreses, mentiroso de mierda.

Estoy furiosa, con él, pero más conmigo por haber sido tan ciega todo este tiempo.

—Escucha, es una tontería.

—Me importa una mierda lo que sea. Lárgate de mi casa y no regreses.

Le arranco la copia de las llaves y solo dejo que se quede con las de su coche. Y estaba por regalarle uno nuevo.

Agradezco a quien fuera por enviarme la foto y abrirme los ojos.

—No quiero volver a verte en mi puta vida.

Grito por última vez antes de marcharme.

Necesito tomar el aire. Todo es demasiado. Algunas lágrimas caen de mi cara, pero las detengo. No llorare por este gilipollas.

Mi hermano.

Se me viene a la cabeza ir a su casa, pero no quiero molestarlo, además de que intentara matar a Iván, que, aunque se lo merezca no merece la pena.

Bassy.

Miro el reloj; son las tres menos veinte. Seguramente ya estará en casa.

Voy al aparcamiento, pero antes llamo a la policía. Les digo que hay un intruso en mi casa. Les convenzo para que vayan a mi casa y luego a tomarme la declaración en casa de Bassy.

—Enseguida estaremos con usted.

Afirman y yo me tranquilizo. Te jodes Iván.

En menos de quince minutos he llegado a casa de mi mejor amiga. Y al verme enseguida hace que entre dejando todo lo que está haciendo para atenderme.

Se lo cuento todo, ella solo me mira con expresión neutra, y sé que cuando pone esa cara es porque esta cabreadísima.

— ¿Te importa si le mato? —dice con los labios rectos.

—No, realidad no, pero sabes que no te dejare hacer ninguna burrada Bass.

Sonrío, pero en cuanto lo hago las lágrimas emergen sin que pueda detenerlas.

Bassy me toma por los hombros y me lleva a su encuentro, es cálida.

Somos amigas desde el instituto, y ahora que somos adultas lo seguimos siendo. Recuerdo que cuando mi padre me hecho de casa, ella me ofreció su apartamento. Pero me negué. Tenía ahorros y me busque la vida.

Salí adelante yo sola, y me siento orgullosa de eso.

El único problema que he tenido siempre es que las parejas no me duran mucho.

Las lágrimas siguen cayendo hasta que escucho la puerta. Seguramente es la policía.

Bass les abre y dirigen su mirada a mí.

— ¿La señora Lino?

—Si soy yo—respondo con la voz ronca.

—Tuvo suerte, el delincuente no se ha llevado nada, hemos llegado a tiempo. Estaba metiendo los objetos robados en bolsas.

Estoy segura de que eran sus cosas, pero me importa una mierda.

—Muchas gracias agentes.

Ellos asienten, seguramente Iván estaba dándoles escusas, pero no le han creído. Y me siento un poco aliviada.

Firmo la declaración y se marchan.

— ¡La puta ama!

Exclama Bass y corre a abrázame de nuevo.

—De alguna manera tenía que pagármelas— digo.

Ella se carcajea.

Pasamos el resto de la tarde en su casa viendo películas y comiendo guarradas. Me distrae mucho de lo que me ha pasado.

Mi vida ha dado un vuelco en menos de doce horas.

No estoy segura si mudarme o quedarme en ese piso que compartíamos. Al final decido que esa casa me recordara a él y opto por abandonarlo.

Bassy distrae mis pensamientos golpeando mi hombro.

Veo de nuevo el reloj y son más de las once. Tengo que volver y empacar mis cosas.



#45557 en Novela romántica
#12330 en Joven Adulto

En el texto hay: romence, amor lgbt, amor y drama

Editado: 23.12.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.