Aislados

C9: Sin comida

TOBÍAS

 

 

El sol se puso en el ocaso, y mi ropa estaba húmeda aún. Mary dormía sobre sus rodillas muy incómodamente; y Maya seguida en la misma posición que cuando me gritó en la noche.

Sus palabras me habían herido, no creía que podía lograr ser odiado a tal magnitud por las sandeces cometidas por mi padre.

Escuchamos un silbido a los lejos, y quise pensar que era la señal para volver al campamento. Mary pegó un brinco, casi sin procesarlo. Maya se levantó haciendo una mueca, y sabía que estaba dolorida por la caída de ayer. Y realmente estaba preocupado por su estado.

Sin decirnos nada, los tres comenzamos a movernos de regreso, calentándonos con el sol, que agradecí enormemente. Ahora mismo solo quería comer un poco.

Aprecié al líder a lo lejos, parado como usualmente, mirándonos con seriedad. Éramos el primer grupo en llegar.

  —Esperemos a que todos lleguen —Solo dijo eso.

Vi a Maya sentarse con dolor en el suelo. Quise preguntarle sobre su salud, pero seguro lo evadiría. La miré sigilosamente, tratando de percibir algo en sus movimientos.  

El segundo grupo llegó poco después, y enseguida los demás. Jeff salió de la cabaña con la cabeza abajo, seguramente muy arrepentido de lo de ayer. 

Yo solo esperaba el descanso, comer y ducharme.

  —Los hemos evaluado individualmente, y en equipo —murmuró el líder cuando ya todos estábamos en línea frente a él.

Sentí que un castigo venía con sus palabras. Sentí el cuerpo rígido de Maya a mi lado cuando él la miró.

  —Me sorprende lo poco que algunos pueden trabajar en equipo, y lo ineptos que se ven tratando de hacerse los orgullosos —Su mirada se dirigió a Maya, esta vez, directamente—. No, no crean que ahora entraran a la cabaña y descansaran, porque eso que hicieron allá afuera no es ni una cuarta parte de su programa.

Caminó delante de nosotros mirándonos detenidamente a los ojos a cada uno.

  —Sujeto A, sujeto E y sujeto F —Las tres chicas dieron dos pasos al frente—, en el suelo, ahora.

Vi a Maya hacer otra mueca, mientras descendía y ponía sus rodillas sobre la tierra. Sentí una línea preocupación recorrer mi cuerpo.

  —Quiero cincuenta repeticiones, por no saber trabajar en equipo y querer sentirse más que sus compañeros —aseveró.

Natt fue la primera en iniciar, sin siquiera dar un gesto de reproche; y Zoe le siguió a regañadientes. Maya sacó el aire con fuerza, noté que todo su cuerpo estaba tensó.

  —Señor, el sujeto A sufrió una caída y dudo que pueda hacer lo requerido —Me vi obligado a intervenir.

El líder me miró con molestia.

  —¿Quieres tomar su lugar? —preguntó con furia, acercándose a mí con rapidez.

Asentí.

  —¡No! —Habló Maya de inmediato—, no necesito caridad.

  —Sí, quiero tomar su lugar —alegué con firmeza, con la voz más en alto.

El líder sonrió de medio lado, con incredulidad.

  —Es muy altruista de su parte, sujeto B, pero el sujeto A violó una regla clara, y me importa poco su estado de salud —confirmó, dándose la vuelta, dirigiéndose de nuevo a las chicas.

Maya gruñó en alto cuando hizo la primera.

  —¡Insisto, señor! —volví a hablar.

El líder estaba perdiendo la paciencia, pero yo con él.

  —¡Denegado, sujeto B! —gritó, marcando los tendones de su cuello—, ¡y si no cierra la boca, le aumentaré otras cincuenta!

Giré la cabeza con intranquilidad. Y apreté mis puños a mis costados, observando el dolor que se le escuchaba a Maya cada que se levantaba del suelo.

Natt había terminado volviendo a su puesto, y Zoe seguía respirando mientras las hacia lentamente.

  —¡Más rápido, sujeto A! —declaró el líder, golpeando a Maya un poco con su pie.

Cerré los ojos con impaciencia. Y después de ver que Zoe también se puso de pie, bufando. Vi a Maya ponerse roja, pero sabía que era de puro coraje.

   —¡Eso! —Señaló a Maya—, se le llama prepotencia, egoísmo y estupidez. Cualquiera que quiera imitar al sujeto A, terminará fuera del programa.

Maya cayó al suelo cuando conté su última repetición y me sudaron las manos por querer ir a levantarla. Pero el líder se adelantó, tomándola con fuerza del brazo para de un jalón, ponerla de pie. Ella gruñó, y levantó la cabeza en alto, porque ella era así.

  —Ahora plásmate, que hemos perdido el tiempo contigo —Le arrojó a un lado, pero aunque parecía que estaba rota de dolor, se colocó a mi lado, poniéndose recta.

El líder giró los ojos, volviendo a todos nosotros.

—El siguiente reto se llama: Sin comida —señaló el bosque nuevamente y la playa—, ¿tienen hambre? Todo lo que tienen que hacer es, conseguir algo que comer y no, no pueden cruzarse de brazos y esperar al otro día, para comer dentro de la cabaña, porque el sujeto que no ingiera algo, queda fuera del programa.




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