Cap. 5
Lunes 20 de mayo
Hora: 4:00 pm, Escuela
—Ya quiero irme a mi casa. —me dice Angy mientras observamos como se acerca la maestra de español.
—Yo también… pero tranquila, ya solo nos faltan otras 3 clases más y nos vamos.
—Hay Sam, es que tú dices eso porque a ti te gusta venir a la escuela.
—Cierto —la apoya Paris.
—Aja sí, y yo soy Emily Malhore. —les dije mientras tomaba asiento al ver a la maestra entrar.
—Hola chicos, vamos a comenzar con la clase del día de hoy. Creo que todos ya saben con qué equipo les toca, ¿no es así? —nos mira a todos.
—Si, pero ve usted dijo que como muchos faltaron, iba a formarlos nuevamente. —responde Iridian.
—Si es cierto —susurra—. Bueno, voy a formar los equipos, a si es que hijos por favor guarden silencio y pongan atención. La mitad de esta fila será un equipo, y la otra mitad también, elijan por favor a quien va a estar a cargo para que le comparta el archivo donde están todas las obras te teatro y me dicen cual, no importa si no participan todos, puede que requieran de maquillistas, vestuarios, y pueden ayudar. Entendido —todos asentimos—, BUENO. pónganse a trabajar.
—Hay, Sam ¿no quieres estar en nuestro equipo? —me dijo Brenda.
Sonreí mientras me iba con mi equipo —no creo que eso se pueda…
—Sam, puedes venir por favor, hija… —me dijo la maestra.
—Claro —me acerque— Dígame.
—Bueno, quiero decirte que va a ver un concurso de oratoria, y me tome el atrevimiento de seleccionarte. Espero que no te moleste… —asentí— La verdad es que me gustaría que participaras.
—Pero es que… no sé qué es eso. —y es la verdad, nunca había escuchado hablar sobe un concurso de oratoria.
—Mira, los concursos de oratoria son para exponer temas en menos de 5 minutos, ahí lo que nosotros queremos es que escojas uno de estos temas —me mostro u teléfono — y lo hagas más tuyo, que no se escuche como los de internet, sino que más natural… ¿Qué dices, aceptas?
—Yo… no se.
—Tranquila, te dejare pensarlo y me dicen en la próxima clase, ¿te parece? —asentí—De acuerdo, ve a ayudar a tus compañeros.
—Si maestra, gracias. —me acerqué a mi equipo —Volví.
—¿Todo bien? ¿Qué te dijo la maestra? —pregunto Iridian.
—Pues me dijo que si quería participar en un concurso de oratoria… pero no se. Tengo miedo. —Confesé.
—Acepta, no hay porque tener miedo —me decía Adriana.
—Es que… qué tal si lo hao mal y no le gusta a nadie?
—Hay Sam. ¿Cómo crees que lo harás mal? Aquí lo que te ayudara demasiado es que te gusta leer y escribir, no creo que sea tan malo —musita Adriana.
—Tiene razón. Lo harás bien. —apoya Angy.
Suspiro —No lose, lo pensare vale.
—Vale.
. . . . .
—Hay hasta que por fin salimoooooos —me dice Adeline, mi mejor amiga.
—Si. Ya me quería ir.
—Hay no… que cosas. ¿Y ale ya se fue?
—No, fue a comprar gomitas. —le respondo.
—¡Gomitas! Yo también quiero. Vamos —me lleva hacia donde se encuentra mi hermano.
—Listo, ¿nos vamos? —pregunta Ale mirándome.
—No, tenemos que esperar Line.
—¿Quieres gomitas?
—No, así no estoy bien. —le digo sonriendo.
—Listo, nos vamos. —ambos asentimos. —¿Qué tienes? Te noto pensativa.
—Nada —suspiro— Es solo que estoy cansada, y eso que no hice casi nada, afortunadamente tuve las últimas 3 horas libres.
—Hay que bien por ti, yo tuve que estar en clase, y para mi suerte, 2 horas con la maestra de física.
Rio—¿A ti de por si esa maestra no te agrada cierto?
—No veo porque te sorprende, Samira.
—Si. Tienes razón.
En todo el camino hacia casa, no dejaba de darle vuelta a lo que la maestra Olí me había dicho… y es por una parte quiero, pero por otra… qué tal si hago algo mal.
Aunque bueno… es mejor intentar que decir no pude hacerlo por miedo.
Pero aun así no sabía.
Al llegar a casa le comenté mi madre, la cual me dijo que era mi decisión, pues lo que importaba era como me sentía.
Eso era lo que amaba de ella, que siempre se ponía a pensar sobre nuestra comodidad.
. . . . .
Pasó lunes, también martes, y llego miércoles.
El día en el que le tenía que dar una respuesta a la maestra Olí.
Estaba decidida. Y va a aceptar.
Cuando dieron las 3:40, Adriana, Brenda, Angy, Paris y yo, salimos hacia nuestro receso de 20 minutos, y nos fuimos rumbo a la cafetería de la escuela. Ellas comieron entre risas, yo no podía compartir el sentimiento, mis nervios eran más grandes que cualquier otra cosa. No sentimos pasar el tiempo, y cuando Paris se fijó en la hora, 4:15 PM.
—Ya se nos hizo tarde! —Exclame— Ya vámonos por favor que no quiero un retardo.
—Tranquila Sam. Nos toca con la profa Olí, ella os da permiso entrar a su clase.
—Es que no quiero que nos llamen la atención l Sub. —el sub era alguien a quien no te querías encontrar, al menos la mayoría de los alumnos de esta escuela.
—Vale, vámonos.
Todas nos dirigimos hacia el salón, tratando de no encontrarnos al sub, quien en cuanto nos viera, no dudaría en llamarnos la atención por no estar en clase.
Al llegar, como ya sabía, la maestra ya se encontraba en su lugar, y sin poder evitarlo, los nervios llegaron una vez más.
—Adelanté, hijas. —nos dijo— Por favor, ya pónganse a ensayar que el lunes de la semana que viene, iremos a sala audiovisual para que comiencen a prepararse.
—Maestra… —acerqué. Tomé aire y lo dije: — Acepto. Si quiero participar.
—Si —pregunto con emoción— Bueno en un momento te llamo para que vea eso con el maestro Rodolfo y nos pongamos ya de acuerdo para ver eso, ¿sí?