Alas de sedosa libertad

Capitulo 4 La competencia

Luciana

Después de la junta con los directivos de la empresa, quedó establecido que se elegiría al próximo vicepresidente mediante una competencia. Ryan, Emily y yo seríamos los contendientes, y uno de nosotros sería el ganador oficial, anunciado en la próxima reunión directiva.

Sin embargo, después de todo, ya no estaba tan segura como al inicio. Sabía que mi vida personal podría ser un obstáculo para mi ascenso. La empresa valoraba las relaciones familiares de sus empleados, y para el puesto de vicepresidencia, parecían preferir personas con familias estables y consolidadas.

Recordé la conversación con mi jefe, Marcus Harrington, quien había insinuado que mi soltería podría ser un problema. "La empresa busca líderes con estabilidad y compromiso" me había dicho. Había tratado de restarle importancia, pero la realidad me golpeaba con crueldad.

La empresa había contratado a Emily, una mujer casada y con dos hijos, con un perfil ideal para el puesto. Y Ryan, aunque soltero, tenía una prometida estable y una familia respetable. Y ahí estaba yo, la Directora de Diseño más joven y exitosa de la compañía, soltera y con una vida amorosa infructuosa.

¿Por qué mi éxito profesional no era suficiente?

De pronto sonó mi celular, era Natalia.
"Amiga, ya me enteré. ¡Felicidades y mucha suerte para la competencia! Aunque digas que la suerte es para mediocres, deseo que seas mediocre esta vez y ganes. Quiero ser la mejor amiga de la vicepresidenta."

"Bien, gracias. También te quiero, pero Naty, estoy preocupada", contesté abatida.

"¿Qué pasa? ¿Hay algún problema con tu proyecto? Sabes que cuentas conmigo, y mi equipo también, si es necesario, amiga", me dijo, llenándome el alma de calidez.

"La empresa quiere líderes con familias estables", dije con tono quejumbroso.

"¡Eso es sexismo disfrazado de tradición!" Rugió furiosa al otro lado de la línea. Reí.

"Pero desgraciadamente es la realidad, así que Naty, tal vez, solo seguirás siendo la mejor amiga de la Directora de Diseño", dije, aliviando la tensión.

"Lo siento, Lucy. Sabes que te adoro y nada me gustaría más que verte ganando ese puesto que te mereces. Ánimo, tú puedes. No decaigas. Dale pelea a Ryan y a Emily. Mi guerrera no se rinde fácilmente."

Asentí con convicción. Natalia, como siempre, tenía razón. No les voy a dejar fácilmente ganar. Voy a pelear por lo que me merezco, como dicen, sin miedo al éxito.

Las semanas que siguieron fueron intensas y reveladoras. Ryan, Emily y yo trabajamos incansablemente en nuestros proyectos, cada uno con su visión única e innovadora.

A medida que se acercaba la fecha de la decisión, la tensión crecía. Pero también crecieron las lecciones aprendidas, las amistades fortalecidas y la confianza en mí misma.

Recuerdo las noches largas en la oficina, los debates apasionados con Ryan y Emily, y los momentos de duda y miedo. Pero sobre todo, recuerdo la voz de Natalia, recordándome que mi valía no se definía por mi estado civil ni por mi título laboral.

La competencia nos puso a prueba, pero también nos hizo crecer. Y cuando finalmente llegó el día de la decisión, supe que estaba lista, no solo para el resultado, sino para enfrentar cualquier desafío que viniera después.

La espera había terminado. La hora de la verdad había llegado.




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