Pasado, años después de la formación de la cofradía.
—Estuviste pésimo en este entrenamiento Bastian ¿Tú crees que puedas sacar el trasero de tu amiga en turno de tu cabeza y poner atención? —le reclamaba Taiyari a Bastian, ella se había convertido en la “mamá” de los pollitos.
—¿Podrías dar mejores indicaciones? Iskander, ¿Por qué ella tiene que dirigirnos?
No era el único que se había quejado esa semana, lo cierto era que Taiyari estaba más regañona que nunca.
—Ya lo dijo Gabriel, no siempre estará el líder, deben saber mandar, obedecer y confiar entre ustedes.
—Pero… es que es tan mandona.
Una botella de agua salió volando en dirección a su cabeza, Taiyari la había lanzado después de estar horas escuchando sus quejas. Iskander se recostó en las colchonetas junto a Malik y Volkan, hacía un par de meses que habían alcanzado la edad adulta. Los entrenamientos de ellos se habían intensificado, y sospechaban que por alguna razón eran diferentes a los de las otras cofradías. En ese momento se encontraban en la sede del clan, una fortificación de grado militar. Los habían llamado para entrenamiento, pero solo a su cofradía los habían colocado en una zona diferente.
—Deberíamos hacer algo divertido, una fiesta, quizá, invitar a los compañeros de la universidad, a las otras cofradías…
—Sí, ya vi a las otras cofradías cotilleando con nosotros —Se quejó Volkan ante la idea de Malik.
La última vez que nos reunieron con otras cofradías fue un verdadero desastre, parecía que ellos eran los enemigos, esos perros devastadores. En cuanto entraron a la maldita fiesta, el ambiente se puso tenso. Al grado que un grupo de centinelas intervino, para qué los dejarán en paz.
—¿Por qué tuvieron que hacernos eso ese día?—interrogo Taiyari sentándose a mi lado.
—Bueno, creo que es mi culpa … Ese ataque en el lago.
—Pero ha habido otros, Iskander. Quizá no al comienzo de una celebración, pero sí en momentos importantes y las cosas siguen como siempre.
—Volkan tiene razón, Iskander. Pero, por más que preguntemos o nos quejemos, nadie nos dará una respuesta.
—Si, claro —murmuraron los chicos ante las palabras de Taiyari.
El hecho de que ellos estuvieran bajo la protección de la tríada maestra, les había traído muchas enemistades con los miembros del mismo clan. Pero, también era el hecho de que en competencia o en entrenamientos generales o demostraciones ellos era superior a la mayoría de las cofradías, aun de las antiguas. Si había cofradías más jóvenes, ellos ya no eran novatos, aun así nadie lograba superarlos. La única afirmación que había, era por qué eran los preferidos.
—¿Ya vieron esto? —pregunto de pronto Malik, después de un rato de silencio, mostrando la pantalla de sí teléfono.
En este se mostraba una especie de blog del clan, o una página de noticias del mismo. ¿Y el título era “Cofradías, tradición o favoritismo?” Después de revisarlo se dieron cuenta de que era un “trabajo” realizado en obsesión hacia ellos cinco. Fotos, videos, comentarios, nada agradables. No era algo de que preocuparse, pero eran jóvenes y eran susceptibles. Para los antiguos, lo que había en ese blog era pura palabrería y chisme, pero para ellos, era importante y era molesto.
—Tenemos que hablar con nuestras familias, en los siguientes eventos nos tratarán como parias, seremos los enemigos a vencer… eso puede ser peligroso si nos llevan a nuestro límite real —en la voz de Iskander había una nota de preocupación y enojo al mimo tiempo.
Los cinco buscaron la manera de reunir a las cabezas de sus familias en el gran complejo de entrenamiento del clan, pero también buscaban que estuvieran los de la tríada maestra. Por razones de itinerario esto era un poco complicado, pero estaban decidíos a no dejarlo pasar. Esto lo lograron unos dos meses después de la publicación que habían visto, después de esa había habido tres más. La tríada maestra llegó tarde, se veían muy molestos y vestían de manera inusual a los acostumbrados. Lo que llamo mucho la atención de los chicos, era una especie de armadura, pero parecía más un traje tipo militar si necesitaran definirlo.
La molestia se asentó en sus rostros después de que les mostrarán las publicaciones insidiosas del blog.
—¿Por qué esta mierda está en línea? —gruño Miguel.
—Dejamos de supervisar esas cosas desde que se hacían en papel, eran cosas de chicos… si más no recuerdo delegamos eso a una de las familias.
Miguel levantó su cabeza para ver los hermosos ojos heterocromáticos rojo y negro de su hermano de armas Gabriel.