Alastor (vengeance)

CAPITULO 1

Antes de empezar, cabe aclarar que esta es mi primer historia de genero psicopata, por lo que no se si llegue a gustar o de ser de agrado.

CAPITULO 1

La mañana pasaba tranquila, lo normal en Bellingham, Washington un pueblo un tanto alejado de la civilización, lleno de bosque y constante lluvia.

Esperaba en mi habitación pacientemente, por los truenos era notable que pronto llovería.

Justo ese momento sería el inicio de mi casería después de dos meses de reposo, y lo mejor es que ya tenía a mi próxima víctima.

Las cortinas de mi habitación estaban cerradas y las ventanas abiertas le daba el paso al sonido del viento entusiasmado por el pronto comienzo de un momento de felicidad.

El humo del cigarrillo que expulsaba de mi boca inundaba la habitación y salía por la ventana.

Mi mente solo podía imaginar la mejor escena de asesinato para mi nueva víctima. Ellie Williams, una joven que vivía a 30 minutos de mi vivienda, una casa alejada del resto.

Peli negra, hermosos ojos color cafe, piel blanca con hermosas pecas. Una deliciosa presa para este lobo hambriento de sangre.

Amable y apasionada por el arte, llevaba tiempo vigilandola, aun me pregunto como reaccionara si un día ya no pudiera pintar. Le dare el plcer de saber que se siente. Sus manos teñidas de sangre con dedos faltantes. Esa imagen era tan excitante, una sonrisa se escapó de mi rostro, una de satisfacción.

Tal vez hoy podría utilizar el ácido que compre hace unos meses atrás, mi corazón latía con fuerza, pero se enloqueció justo en el momento en que la lluvia se hizo presente.

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Me pare de la cama me dirige hacia una cabaña escondida entre la maleza del bosque, saque una llave y entre. Aliste mi hermoso santuario donde disfrutaría jugar con mi pequeña presa, aliste el ácido, cuchillos, bisturí y unos botes con hielo para guardar mi nuevo trofeo. Al terminar salí de la cabaña, acomodé mi capucha y mi mascara, una sobrilla y un saco para meter a Ellie en el transcurso de su casa hasta mi lugar seguro.

La puerta estaba cerrada, la joven Ellie llegaría dentro de 15 minutos, por lo que me dirige hacia la cerca de la casa por la parte de atrás, de un salto ya me encontraba dentro, saque un pequeño gancho y con uno, dos movimientos y ya me encontraba en la pequeña sala de estar, al fondo a la izquierda la cocina y a la derecha unas escaleras y por último la sala principal.

Espere pacientemente a que mi invitada especial llegara, justo cuando me encontraba en la cocina el sonido de la puerta abriéndose me dio el aviso de su llegada. Acomode la máscara blanca que taparía mi cara y espere.

Dos

Cuatro

Ocho

Un paso más

Ese último paso fue mi señal, justo en medio de la sala, me encamine a paso lento quedando enfrente de mi victima la cual se notaba sorprendida.

-¿Quién eres?

-Yo…nadie interesante.

-Debes estar cansada- a solo unos pasos ella retrocedo, aun sorprendida, sus ojos parecían estar a punto de salirse de su rostro. Su comisura se alzó un poco, abrió su boca en un intento de gritar.

Pero mis manos fueron más rápidas y antes de darse cuenta con un brazo sostuve y aprisioné con fuerza su delgado cuerpo, mientras mi otra mano tapaba su boca apretujándola demasiado dejando una mueca en su rostro.

-Muy cansada ¿no? Mi bella, bella Ellie

-¿quieres que te ayude a descansar?- ella negó con esfuerzo mientras sus brazos luchaban en un débil intento de alejarme, mientras sus ojos abiertos de par en par, estaban desbordando en lágrimas.

La lance al suelo con brusquedad, saque de mi bolcillo una jeringa con anestesia que había preparado con antelación.

Ellie trato de levantarse con dificultad debido a que había chocado con la mesita de madera que había en la sala, asustada se levanto por completo y ya estando un poco mejor, corrió.

Al llegar a la puerta antes de abrirla acelere mis pasos y con un poco de dificultad le inyecte la anestesia, dos minutos después de sostenerla con fuerza, la anestesia empezó a tomar efecto, con pesadez trato de soltarse.

-Si eso quieres- dije soltándola, disfrutando su vano intento de escapar de mí, abrió la puerta y salió de la casa casi que, gateando, se paró con gran dificultad debido a la anestesia, y empezó a caminar tambaleando, luchando por seguir el camino que daba a la carretera, mientras me dispuse a seguirla a paso lento.

Después de un rato de seguir sus lentos pasos la tome por el cabello con fuerza haciéndola gritar.

-¡Suéltame! – trataba de quitar mi mano, mientras yo la arrastraba de nuevo a la casa y por último al patio, donde empezó a patalear y llorar con fuerza gritando y suplicando piedad.

-¡Por favor, hare lo que me pidas!

-¡Suéltame! por favor, no me mates




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