Susan estaba de pie en su despacho, con los archivos de la familia Sterling apilados frente a ella. Frunció el ceño y sus dedos se detuvieron sobre una pila de fotografías amarillentas. Su madre sonreía tan familiarmente en las fotos, junto a un grupo de personas que nunca había visto antes. Mamá, ¿qué historias inconfesables escondes? Creo que nunca te he oído hablar de la familia Sterling, pero estas fotos son un poco «raras», así que ¿no es hora de revelar algo?
──«¿Susan?» Una voz grave la sacó de sus pensamientos y el corazón casi le dio un vuelco. Metió rápidamente la foto en la carpeta y se obligó a mantener la calma.
Lucas estaba de pie en la puerta, con los ojos helados, como si pudiera ver el pánico en su corazón a través de cada uno de sus movimientos.
──¿Qué has encontrado?
Ella enderezó los papeles en su escritorio, tratando de no mostrar el más mínimo indicio de ruptura, y trató de mantener su tono tranquilo, «Nada, realmente no encontré nada importante.» Esa es buena, Susan, te estás convirtiendo en una gran actriz, una maestra de la autocompasión.
Lucas la miró, una frialdad que sondeaba las profundidades ocultas en sus ojos.
──«No estás aquí para ayudar, estás aquí para encontrar respuestas».
Su corazón latía como un tambor, prácticamente reventándole los tímpanos. Susan se recordó a sí misma que debía calmarse mientras en silencio ponía los ojos en blanco para sus adentros──¡Ya sabes qué demonios!
──«Sólo intento averiguar cuál es realmente la conexión de mi madre con los Sterling». Su voz era baja y un poco temblorosa, pero siguió mirando a Lucas fijamente a los ojos; tarde o temprano tendría que enfrentarse a ello.
Lucas frunció suavemente el ceño, sin que apenas se notara el brillo de alarma en sus ojos. Luego se acercó a la mesa y se paró frente a ella, con frialdad:
──«No lo entiendes, no te corresponde a ti conocer el secreto».
Susan se mordió inconscientemente el labio inferior con fuerza, pero el corazón le ardía un poco. ¿Qué? ¿Intentas que me rinda obedientemente? Oh, absolutamente imposible. Respiró hondo y su mirada fue firme:
──«No necesito que me lo digas, lo buscaré yo misma». Ella no pareció ver la amenaza en sus palabras e insistió en actuar como si nada hubiera pasado.
En vez de enfadarse, Lucas se quedó callado un momento, y luego dijo débilmente:
──«Puedes investigarlo, pero nunca encontrarás la respuesta completa. Quizá no deberías seguir indagando». Sus ojos eran fríos como el hielo y sus palabras estaban llenas de amenazas: «Mejor no ir demasiado lejos».
Un repentino fuego sin nombre surgió en el corazón de Susan. Hmm, ¿diciéndome que no cruce la línea? Estás muy seguro de ti mismo. Sólo pudo tratar de reprimir la ira en su corazón, y su mirada barrió fríamente a Martin a un lado. Estaba allí de pie, su figura tan fría como un iceberg, sus ojos afilados como cuchillos, como si estuviera listo para tomar alguna decisión en cualquier momento.
──«¿Lo enviaste a espiarme?». Preguntó en voz baja, incapaz de resistirse a un poco de provocación.
Lucas no lo negó, sólo contestó fríamente:
──«Martin es mi ayudante, y todo lo relacionado con la familia y la empresa está vigilado». Ojeó los papeles de su escritorio y añadió: «Sigue investigando, pero hay cosas que es mejor no tocar.»
El corazón de Susan latía con fuerza, pero resistió el impulso de arremeter contra él. ¿Ah, sí? Si no me dejas investigar, lo haré yo, ¡a ver quién me lo impide! Enderezó la columna y su mirada se volvió más decidida:
──«Encontraré la verdad, por mucho que intentes detenerme».
Sin decir una palabra más, Lucas se dio la vuelta para marcharse. El corazón de Susan latía con fuerza y, mientras permanecía inmóvil, apretaba las manos. Sabía que estaba en un camino del que no había vuelta atrás, y la advertencia de Lucas la galvanizó en su lugar.
Estaba a punto de seguir revisando los expedientes cuando de repente oyó el sonido de unos pasos apresurados. Levantó la vista y vio a Graham entrar en el despacho. Tenía la misma expresión fría en la cara, pero sus ojos brillaban con una luz sombría que a ella no le gustó nada.
──«¿Qué haces aquí?» preguntó, tratando de ocultar su turbación interior.
Graham sonrió ligeramente, pero era tan fría que parecía un cuchillo.
──«Sólo quería ver qué información valiosa podía encontrar». Miró el expediente que tenía sobre el escritorio y volvió a mirarla a la cara. «Pero tienes que tener cuidado, hay información a la que no deberías tener acceso».
Un destello de desdén cruzó el rostro de Susan:
──«Gracias por la advertencia». Ella respondió con cierta indiferencia, pero en su mente ya había sido alertada. Graham no podía haber venido a echar un vistazo casual. Debía de saber algo que ella aún no había descubierto.
Justo cuando estaba a punto de levantarse y marcharse, el sonido de una conversación susurrada llegó desde el exterior. Se acercó sigilosamente a la ventana y miró por la rendija. Graham y un hombre extraño hablaban en voz baja. Aunque estaba lejos, oyó algunas palabras clave: «plan», «acuerdo», «avance». Las palabras no sonaban bien, como algún tipo de acuerdo de trastienda.
Se le encogió el corazón y de repente sintió que se había visto envuelta en una situación más complicada de lo que había imaginado. Una situación que no sólo era peligrosa, sino que podía evitar incluso que la mataran.
Respiró hondo y decidió mantenerlo todo en mente y esperar pacientemente su momento. La verdad la esperaba más adelante, y el juego no había hecho más que empezar.