Alec

Prologo

- Aléjate de mí.  - Su voz era firme, como si lo que acababa de pasar no hubiera pasado.  Como si él no me hubiera empujado en contra de los casilleros exigiendo respuestas de preguntas que no comprendían, y como si él no hubiera hecho ese lindo gesto de secar mis lágrimas .. Las lágrimas que él mismo había provocado.  - Esto es peligroso ... - Su voz era un firme susurro que podía escuchar a pesar de que había unos pocos pasos de mí.   - Yo soy peligroso.  - Negué con mi cabeza tragando saliva mientras busca su mirada con mis ojos.

  - No puedo .. - Admitir en un susurro, haciendo que su mirada volviera a estar atenta en mí, aunque seguía dándome la espalda.  - No quiero hacerlo.  - Mi voz volvía a ser firme y agradecida porque no había salido temblorosa.  Su mirada volvió al frente y noté como sus puños se cerraban a los lados de su cuerpo.
 
 Todo lo que pude controlar salía de mi boca sin que yo pudiera controlarlo, como siempre sucedía cuando estaba nerviosa.  Y esta no era la excepción, y lo primero que había pensado había salido de mi boca sin filtro.

  - No digas que no te lo advertí.  - Su mirada se movió una vez más a mí, mientras volteaba su cabeza sobre su hombro.  Lo único que recuerdo después son un par de manos en mi cuello y cómo todo se volvía negro, pero no caía al suelo, porque un par de brazos me sostenían fuertemente.




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