La noche se volvía cada vez más obscura, fría y tétrica, la princesa ya no recordaba cómo era la ciudad mitológica cuando se encontraba en paz, y no tenía guerra contra los humanos, que era casi siempre.
Habían pasado unos cuantos años desde que la había visto tan serena y tranquila que tan solo se le había olvidado la paz que ella misma quería para ambos reinos, no más muerte, no más destrucción, no más guerra, tan solo paz y armonía para ambos reinos, pero eso solo eran sueños de una niña que poco a poco se fueron apagando.
Sin embargo los pensamientos que la invadían quedaron en segundo plano en cuanto Will la invito a su casa y ella acepto, no podía creer esto, ella una asesina a sangre fría había aceptado la invitación a la casa de una sanguijuela que ni tan siquiera conocía, pero como una niña boba acepto sin decir nada más, ella pensó que a lo mejor era por esa confianza que le contagió en el bar hace unas cuantas horas, parecía que ambos se conocían de años y hasta cierto punto podrían pasar por una pareja sin ningún obstáculo.
Claro está que el odio que sentía hacia Josep por llevarse su carro sin su autorización iba poco a poco aumentando, se arrepentía de haberle dejado las llaves para que las guardara, no sabía que estaba pensando en esos momentos cuando le dejo sus llaves, conociéndolo ella sabía muy bien que no podía dejarlas en sus manos, sin embargo, esta noche de verdad estaba como una niña enamorada ante la presencia de Will.
Pero todo se le olvido al momento de estar con el tipo cuyo apodo era "el búho blanco" todo parecía distinto, como algo mágico, se sentía de otra dimensión, por un instante olvido a que venía, solo quería respuestas y ya se había quedado con el tipo.
Will caminaba a su lado con una sonrisa en su boca, la cual, nunca se desvanecía de su cara, parecía que siempre estaba feliz, algo que ella casi no estaba y aunque al principio ella había sido algo descortés ahora se arrepentía de todo lo que en un comienzo pensé de él.
Él se ofreció a ayudarla con su bolso, como un buen caballero, pero claramente la princesa se nego, debido a que no podía dejar que se enterara que allí no solo llevaba cosas que el suponía que eran de "mujeres" si no que también llevaba un poco de armamento que solo ocuparía en casos de "emergencias".
Su chamarra no me cubría del frió como esperaba, por lo cual el chico decidió darle la que traía puesta, lo más seguro es que se dio cuenta como temblaba de frió la princesa, pero aun así la sonrisa de Will prevaleció en sus labios, era algo que lo identificaba de todo el mundo,ella la acepte con cordialidad y algo de alegría.
Caminaron un poco más y llegaron a un lujoso carro color negro que era el de William, el como buen caballero la invito a entrar abriéndome la puerta del copiloto.
El camino fue silencioso, ni el, ni ella continuaron con la conversación, todo parecía un viaje tan silencioso como cuando asistía a un funeral o a una reunión de su padre, pero esto se acabó cuando Will rompió el silencio comentando:
-Estamos a una cuadra de mi departamento, ¿segura que no quieres ir a tu casa?- Will seguia manejando con cuidado, aunque su carro parecía deportivo, como para ir a unas carretas el chico manejaba de lo más tranquilo y relajado posible posible.
- No – Aleixka contesto rápidamente para seguir con una pausa-no, gracias puedo llegar hasta mañana- sonrió pero sin poder verlo a los ojos, porque simplemente no ponía, él tenía algo que la hipnotizaba y no podía dejar de mirarlo en cuanto sus ojos se juntaban.
-¿segura?- su pregunta la desconcertó un poco, no entendía porque lo decía, ¿acaso se preocupó por ella?
-si claro, más que eso, no te preocupes- contesto algo más despacio y con tranquilidad para someter sus nervios.
-"ok", ya no me pregubtare- hace una pausa mientras la agarra de la pierna, haciendo que la joven voltee a verlo- te aseguro que estarás cómoda en mi departamento.
La princesa no sabía qué decir, todo era tan extraño que se quede en shock, no lo podía creer, ella era una asesina, entrenada desde pequeña para matar a la especie de chico que traía a un lado y él era una especie que ella odia y aun así él le provocaba algo que no sabía que era, algo que la hacía cambiar un poco de opinión respecto a los seres mitológicos.
Continuaron con el camino, él de inmediato quito su agarre de la pierna de Aleixka, prosiguieron hasta que llegaron a una lujosa calle que parecía las antiguas calles de la clase alta de lo que antes era Nueva York, aunque la princesa no las conocia personalmente como era antes habia investigado acerca de esa ciudad, la cual era una de sus favoritas, y al recordar las imágenes, se dio cuenta que estas se parecían a las calles que tenia enfrente.
-llegamos – comento Will con una sonrisa en su casa.
Siguiente a eso lo que prosiguió fue ayudar a bajar del carro a la princesa e invitarle a pasar al lujoso y hermoso edificio que parecía de cristal, nunca en todos los años que llevaba cazando a las sanguijuelas se avía dado cuenta de estas áreas, a lo mejor podría ser algo bueno que viniera con él debido a que se daría cuenta de las áreas más "secretas" o " protegidas" por el reino, sin embargo en todo este tiempo Aleixka no sabía si William pertenecía a alguien importante, podría ser el líder de un clan mitológico y ella no había pensado en eso, si embargo, eso lo había dejando en segundo plano por tan solo ver al chico que la tenía hechizada.
Llegaron al departamento 307 en el 3° piso del edificio, todo el camino en el elevador se llenó de risas y halagos por los comentarios que Will hacia a ella.
Pero eso no fue lo único, de repente él tuvo un acercamiento hacia ella algo poco convencional de las risas y los halagos pasaron a un beso, no, no podía ser, la ira de la princesa brotaba de sus ojos al pensar que había besado a una sanguijuela pero su corazón latía a mil por hora, dejándola confundida, no sabía a quién hacerle caso, si a su cerebro, el cual, siempre la había ayudado y dado buenos consejos, o a su corazón el cual decía que él era más que una siempre sanguijuela. No lo sabía, el cerebro le decía que en ese momento lo matara pero el corazón lo detuvo provocando que siguiera con eso llamado "beso".