Alena

Capitulo 1

En la Niebla

Es fin de semana y a la misma hora de siempre se siente el suave olor a pan de canela, me acerco a la tienda de Don Jose por unas piezas de pan, a mamá le gustan y se que lo disfrutará junto a una tibia taza de leche. Doblo la esquina hasta ver el porton del viejo edificio, justo antes de entrar una nueva notificación hace ruido. Es del banco, el préstamo que saque hace un tiempo se venció hace unos dias, realmente fueron dias malos en el trabajo. Resoplo pesado antes de entrar, subo las escaleras a toda prisa y saco mis llaves para entrar.

Todo esta en silencio lo cual es extraño, antes de siquiera descargar mi bolso veo unas maletas que me confunden de inmediato y mi curiosidad aumenta. Casi de inmediato se escucha el ruido de una de las puertas y es Miroslava mi hermana, no pierdo el tiempo y pregunto.

—¿Y esas maletas?— Ella no responde se me queda mirando y voltea a la habitación de nuestra madre de la cual escucho unos llantos ahogados.

—Te hice una pregunta— Insisto y ella enrolla sus dedos en una de las maletas. Es tanta mi insistencia que logro que hable.

—Me voy de la casa— Sus palabras son cortas, no tienen pesar, dejo caer mi bolso y llevo el pan a la mesa y me giro a verla. Antes de responder pienso un poco en mi respuesta y se me vienen a la mente sus palabras aquellas que nos prometia a mamá y a mi. Cuando consiguiera un buen puesto nos llevaria a vivir a un lugar mejor y me ayudaría a terminar mis estudios de pastelería. Sin embargo algo dentro de mi me dice que sera todo lo contrario pero aun asi lo intento.

—C-conseguiste un nuevo departamento— Pregunto y trato de sonreír junto a mi respuesta y ella solo me lanza una mirada casi casi burlona y su respuesta es mas que fria y sin anestesia.

—Tengo la oportunidad de conseguir nuevas oportunidades. Tu y mamá interfieren con ellas por eso es mejor que me vaya— De inmediato siento una daga cruzar por mi pecho y sin esperarlo mis ojos se cubren de lágrimas.

—Es una broma ¿Verdad?— Pregunto limpiando las lágrimas. Ella niega de inmediato y me desvía la mirada.

—Estas diciendo que mamá y yo somos un estorbo para ti, como es posible que pienses eso— Levanto la voz y ella no tarda en defenderse.

—No lo hagas mas difícil y solo acepta mi decisión.

Sigo escuchando de fondo el llanto de mi madre y ella parece ignorarlo por completo. Me acerco a ella y intento tomar su mano pero ella me vota.

—Miroslava— Hago una pausa y continuo —Somos tu familia, y lo dimos todo por ti enserio piensas irte como si no te importa...— Me corta las palabras.

—¿Todo?— Interroga fria —Nacer en la pobreza es tenerlo todo, estoy cansada de siempre esperar por lo que quiero, estoy cansada de vivir en este horrible departamento todo viejo.

La escucho y no puedo creerlo, realmente es ella mi hermana, por la que trabaje doble turno y deje mis sueños para pagarle sus estudios, por quien mamá se esforzó día a dia.

—No puedo creer que lo digas, sabes cuanto se esforzó mamá por darte todo lo que querias—Levanto nuevamente la voz sin apartar la mirada.

—Yo no se lo pedi ni a ti ni a ella— Esas palabras causan gracia en mi y creo que estoy soñando.

—¿Que no se lo pediste? Se te olvida cuántas veces mamá tuvo que lavar lo ajeno y hacer de todo para darte estudios!

Me mira y parece que quiere darme una bofetada por la furia en sus ojos pero la forma en la que agarra su maleta me dice que no tiene arrepentimiento alguno.

—No pienso seguir discutiendo contigo, mi taxi llego y es mejor que me vaya— toma ambas maletas y se dirige a la puerta —¡Miroslava!— Grito —por favor no te vayas, no quiero ver a mamá sufrir.

La sujeto del brazo pero ella se suelta del agarre con brusquedad lanzandome al piso pero me aferro a ella.

—No seas patetica Alena ¡Suéltame!

—Miroslava te lo imploro no nos dejes por favor.

Lloro descontralada y me aferro a la idea de que cambie de opinión sin embargo sus palabras vienen mas recargadas.

—Entiende que este no es mi lugar y que es mejor que a partir de este momento se olviden de mi— Con esto último abre la puerta y sale dando un portazo.

Me levanto secando mis lágrimas y de inmediato me dirijo a la habitación de mi madre. Ella esta en la cama abrazando una almohada, no se atreve a decir nada y solo mira a la nada. Me acerco a ella y la abrazo y esta estalla por fin en un llanto desgarrador que me parte el alma, no me gusta verla en ese estado. La sigo abrazando hasta que se queda dormida en mi abrazo, me levanto sin hacer ruido y la cubro con una manta.

Entro al baño y lavo mi rostro, mis ojos estan hinchados y aun no puedo procesar lo ocurrido. Entro en la habitación de Miroslava y veo todo los cajones casi vacíos, casi no dejo nada. Enseguida un montón de recuerdos vienen a mi mente, son ellos los que me confunden. Deje de estudiar pasteleria para poder trabajar horas extra, aun recordaba el dia en que Miroslava nos rogó que la ayudaramos a entrar a una prestigiosa escuela de negocios. Recuerdo el dia en el que fui en busca de información, realmente tan solo la matricula bastaría para agotar todos nuestros ahorros y sin contar con el monto de mensualidad.




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