Alerta: Amor Imperfecto

Capitulo 3. Asesinos

Alex

-¡¿No me vas a responder?! -le grito.

-Bien voy decirte, pero primero nos vamos a sentar y hablar como personas civilizadas -mira mi mano que agarra su camisa bordó en el cuello- No soy un asesino ni nada de eso, así que no estés tan a la defensiva.

-¿Qué no esté a la defensiva? Un extraño sabe que mi mamá murió y llama a su gato cómo a mí, porque ahora no creo que sea una coincidencia. Te preguntaría si sos mi papá, pero tu edad me hace creer que estoy loco por pensarlo. A menos que los vampiros existan ahora que lo pienso, tus características dan para ser uno, piel blanca, mucho dinero...

-Estás enloqueciendo, no estamos en una novela de vampiros. Esto no es Crepúsculo. No soy Edwar Collins y vos -me apunta- ni te acercas a Jacob Black, pareces más a Edward... entrecejo 

-Te estás desviando de la conversación -arruga el entrecejo y habla.

- Yo era amigo de tu madre, Clarice.

-Imposible, mamá no tenía amigos -digo negando.

-Si los tenía, yo era uno ¿Sabes por qué te pidió que vayas a Llobeca Hills? -pregunta acercando su rostro.

-Por que ella creció ahí y...

-No, Clarice no creció ahí. Tú mamá en ese pueblo hizo de todo menos crecer, Alexander. Nada es como parece, nada -toca su pelo en un acto de exasperación, como si yo lo agobiara.

Cómo se supone que debo creerle es un desconocido, mi mamá...ella nunca me mentiría. Llobeca Hills es donde ella creció, ella tenia fotos y muchas anécdotas. Mi mamá no era una mentirosa, este tipo es el mentiroso.

-No te creo, mira Henry mejor desaparece. Nadie, escucha bien N-A-D-I-E ofende a mi mamá y no recibe un buen puñetazo, así que desaparece de mi vista ¡Ahora!

-No -niega guardando sus manos en los bolsillos- Yo sería incapaz de ofender a Clarice y no me voy hasta decirte todo lo que tengo que decir.

-No quiero saber nada, lárgate -se pone de pie de golpe y me tapa la boca.

-Shh, no hagas ruido Alexander -trato de zafarme, pero tiene más fuerza que yo- te voy a soltar, pero no hagas ruido -mira a la puerta y me suelta- Algo anda mal -de repente todo queda en oscuridad, me pongo de pie y choco con su cuerpo- Alexander, busca tu celular sin hacer ruido.

Lo único que se escucha es su respiración en mi cabeza, hurgo mis pantalones en busca de mi celular, pero no lo encuentro.

-No sé donde está, creo que Cristina se lo llevó -susurro.

-Cristina no es buena -dice susurrando en mi frente- Ella es un infiltrado seguramente.

-¿De qué hablas? Como dijiste; esto no es una novela. Así que qué es eso de "infiltrado" -esta completamente desquiciado.

-Alexander, el mundo no es como tu mamá te hizo creer, no lo conoces -prende la pantalla de su iphone.- Yo te conozco.

-No, no me conoces -digo susurrando, él alumbra mi cara con su celular. Alejo su celular de mí con un manotazo.- ¿Me queres dejar ciego?

-Escucha Alexander, no has preguntado por qué uno de mis apellidos es Ray y el tuyo Rey o por qué mi gato se llama Alex, ni por qué sé que tenes una cicatriz cerca del pezón izquierdo. Te acordas de tu vecina la pelirroja que te gustó toda la secundaria.

-¿Cómo sabes eso? -pregunto sorprendido.

-Después te digo, ahora -agarra mi mano- tenemos que movernos de este compartimiento e ir a buscar a Thomas, por cierto su nombre si es casualidad. Por las dudas.

-Esto es incomodo -levanto mi mano que el aprieta. Un hombre nunca ha agarrado mi mano, ni yo mucho menos he intentado tomar la mano de uno.

-Bueno, no era incomodo cuando te llevaba al jardín de infantes, de hecho lloriqueabas cada vez que te dejaba solo -habla mientras abre la puerta con la mano que tiene el celular.

¿Me llevaba al jardín de infantes? Pero si eso pasó hace como quince años, él en ese entonces no tenía ni siquiera diez años. Y dice que no es un vampiro.

-¿De que mierda hablas? -pregunto.

-Baja la voz, y no recuerdo que a Clarice le gustara que digas malas palabras -escucho su voz ronca muy seria- Ahora, quédate atrás de mí.

Cruzamos la mitad del pasillo en silencio hasta llegar a la puerta para pasar al otro vagón.

-¿No deberíamos tratar de encontrar a alguna persona de saco rojo? -pregunto, porque es lo que haría una persona normal ¿No? O al menos intentaría fijarse la gente de los demás compartimientos, pero nadie está afuera.

-No, primero hay que encontrar a Alexa -dice preocupado.

-Es la primera vez que te escucha llamarla por su nombre -le digo, mientras suelto su mano.

-Thomas es mi tercera prioridad en este tren -alumbra mi mano y vuelve a agarrarla.

-¿Cuál es tu primera prioridad? -pregunto pero me ignora- ¡Ah! Vos claro. El burro por delante y segundo tu celular ¿No me vas a responder? -no, no me responde en su lugar sigue caminando. Mientras entramos al siguiente vagón su celular se apaga

-No te apagues ahora -escucho como golpea el iphone con su pierna, como si eso lo fuera a encender- Vamos a seguir a ciegas, no sueltes mi mano.

-¿Por qué? -tiro del agarre para que se frene- ¿Por qué toda esta locura ahora?

-Ya dije que te lo voy a contar después. Alexander, no vas a poder escapar de mí, eso es un hecho -dice y vuelve a arrastrarme por todo el camino oscuro en el que de verdad no se ve nada.

-Henry es incomodo, de verdad y no discrimino a los hombre que se agarran de las manos, pero de verdad no me siento cómodo...

-Shhh -suelta mi mano y se tensa- haz silencio ¿Oíste eso? -pregunta. No distingo casi nada, pero puedo saber que esta girando sobre su eje y examinando el área.

-No, ¿que escuchaste? -pregunto mientras miro todo aunque no veo nada. Me quedo quieto cuando escucho la respiración del Jirafa arriba de mi oreja.

-Al piso Alexander, despacio -susurra en mi oído.

¿Es que piensa violarme? Pensalo de verdad, cuando un desconocido te toma de la mano después de haberte dicho que llamó a su gato como vos y te lleva a otro vagón más oscuro que el anterior y te dice "al piso", que me va a violar es lo único que pasa por mi mente, porque sentí que violaba mi espacio personal recién.




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