Alerta! Chica Nueva ©

Capítulo 5.

5. Chicos sudorosos.

 

Cassie

—Señorita Foster, ¿cómo se encuentra?

Una de las razones por las cuales no quería asistir a mi segunda semana de instituto era porque es lunes, lo que quiere decir que mis primeras dos horas de clases son Matemáticas, y a pesar de no ser una de las materias que más me agrada, corrijo, una de las materias que no me agrada, no es ese el motivo por el cual no quiero estar aquí. Todo se debe a la mujer que enseña la dichosa materia, la profesora Charles.

—Bie-en, profesora. —Sonrío forzadamente.

—Si necesita ir al baño..., ya sabe que puede ir.

Sus palabras, parecen ser con amabilidad y preocupación hacia su alumna nueva, sin embargo, solo provocan que los adolescentes de mi alrededor rían al recordar mi espectáculo con el problema de los "gases".

—Claro. —Es lo único que puedo articular, las risas y su mirada de compasión no están ayudando a que me sienta a gusto en mi segunda semana de clases.

Ha pasado una semana, una semana llena de apuntes por copiar y entender, explicaciones de Matemáticas por parte de Helena, y más explicaciones por parte de Megan. En esta semana he conocido un poco más a los amigos de la rubia y me han caído de maravilla. Al igual, que comienzan a ser de mi agrado los amigos de los gemelos; Logan, Alex y Asher.

Las chicas me contaron que ambos hermanos son parte del grupo de los "populares del instituto de Jefferson High School". Sin embargo, en la hora del almuerzo se sientan con nosotras. No me dijeron el por qué de esa decisión por parte de ellos, pero descubrí por mi cuenta que no hay un motivo. Solo son amables y pasan tiempo con las chicas.

La profesora Charles acorta la distancia que nos separa y se acerca hasta mi banco para comenzar a hablarme en un tono de voz, que solo ella y yo podamos oír las palabras que salen de su boca.

—La entiendo. —Mi confusión ante esas dos palabras es tanta, que creo que se percata de ella y se explaya para explicarme—. La entiendo por lo que está pasando. Antes de comenzar el año escolar, me pasó lo mismo y no sé si se deban a los nervios. Pero mi médico me receto unas pastillas con un efecto increíble, que me ayudaron a que... —Mueve su mano, como si con ese gesto pudiera entender la continuación de sus palabras—... a que no tuviera "accidentes" en público.

«¡Que no continúe!»

—Si quiere le puedo pasar el nombre de esas...

—Profesora, lamento interrumpirla, pero necesito ir al baño. —Dar está excusa es la peor que pude dar, porque ella creerá que continúo con el pequeño incidente. No obstante, sé que dar esa excusa es la que me ayudará a escapar de ella y sus recomendaciones.

Sus ojos se abren y su boca acompaña la acción de ellos.

—¡Oh, claro, claro!

Me pongo de pie, ignorando las miradas de curiosidad que tienen los adolescentes que me rodean. Salgo del salón y camino por los desolados pasillos del instituto, para respirar un poco de aire fresco. Sin darme cuenta, comienzo a alejarme del salón, tanto que cuando quiero volver por el mismo sitio el salón de clases no está donde creía que estaba.

«Acabo de perderme en el instituto».

Suspiro, y por instituto, camino por el lado derecho. Los salones que cruzo mientras intento volver al que me corresponde se encuentran con estudiantes y profesores, que no son de mi año.

—¿Cassie? —Me sobresalto al escuchar mi nombre y me giro para ver quién es la persona que tengo a mis espaldas—. ¿No deberías estar en clases?

Carraspeo. Podría decirle la verdad de lo que me sucedió, comenzando por como la profesora de Matemáticas me daba consejos para terminar con mis supuestos gases y como mis compañeros se reían, haciendo de mí una persona totalmente roja por la vergüenza. Lo que provocó que quisiera escapar de todos ellos, incluyendo a la profesora, y terminé perdiéndome porque aún no conozco cada sitito del instituto. O podría pensar en una excusa que no me haga quedar como la chica nueva totalmente estúpida por perderse en los pasillos.

—Yo... yo buscaba a alguien.

Alza una de sus cejas.

—¿A quién? —inquiere.

«¡Piensa, Cassie!»

—A ti, Asher —suelto, sin percatarme antes de mis palabras.

«¡Carajos! Ni siquiera lo conozco y lo ando buscando».

«¡Genial, Cassie, simplemente genial!»

Asher se nota igual de sorprendido que yo, ante mis palabras. Sin embargo, recobra su postura y una sonrisa aparece en su rostro.

—¿A mí? —inquiere. Asiento sin estar del todo segura—. ¿Y se puede saber por qué o para qué me buscabas?

—No, no se puede. —Su ceño se frunce y la confusión vuelve a aparecer en él—. Quiero decir, sí, sí se puede.

Ahora el chico se ve más confundido que antes.

—¿No o sí se puede?

«¡No me preguntes! Ni siquiera yo lo sé».

—Hum... —murmuro.



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En el texto hay: amor, chicossexys, bromasyvenganzas

Editado: 28.07.2019

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