Alerta! Chica Nueva ©

Capítulo 7.

7. Plan de venganza.

 

Cassie

—¿Y si nos descubren y quieren vengarse? —pregunta Helena, y creo que es la quinta vez que su pregunta es la misma del principio.

—Ya te lo he dicho. —La observo—. No nos van a descubrir —respondo a su reiterada pregunta.

Helena parece estar perdida en sus pensamientos.

—Pero... ¿Y si lo hacen?

Suelto un bufido lleno de cansancio.

—Lo negamos y acabado el tema.

Vuelvo mi mirada a la carta llena de platillos dulces y bebidas para degustar.

«¿Qué puedo pedir?»

—¿Y si sucede algo malo?

Me abstengo de rodar los ojos una vez más. ¿A qué se debe que Helena haga tantas veces esa misma pregunta?

Jerry y Alex pagarían por haber comenzado con algo que no acabó nada bien, y los demás chicos también pagarían por unirse a ellos. Hoy nos vengaremos de los cinco chicos.

—No va a suceder nada malo —la tranquilizo—. Ahora, déjame elegir lo que voy a pedir para comer.

«¿Malteada de chocolate o fresa?»

La tarta que voy a elegir es una mezcla de ambas malteadas, y no sé con cual sería mejor acompañarla.

También podría elegir de otro sabor, pero mis gustos preferidos siempre son chocolate o fresa.

—Cassie, me ha quedado una duda. —Con un sonido proveniente de entre mis labios le doy la palabra para que hable, mientras continúo decidiéndome qué desayunaré en el día de hoy—. ¿Y si quieren vengarse de nosotras?

«¡Dios mío!»

—¡Que no va a pasar tal cosa, Helena! —grito frustrada. Suelo tener paciencia, pero con esta chica la paciencia me dura tres segundos.

Ella eleva sus manos y me sonríe con inocencia.

—¿Está todo bien? —pregunta una de las meseras del lugar, acercándose a nuestra mesa. Ambas asentimos y sonreímos con inocencia—. Bien. ¿Qué van a pedir? —De su pequeño bolsillo del delantal que lleva puesto saca una libreta pequeña y un bolígrafo.

—Malteada de mango y dos galletas de avena light —pide Helena.

Retiro la carta de la cafetería de mis ojos y observo a la rubia que tengo en frente con una ceja elevada. La vitrina del lugar expone más de veinte deliciosas tartas de distintos sabores y ella decide elegir galletas de avena y light.

—Malteada de chocolate y una porción de tarta de chocolate con fresas —termino decidiéndome.

La chica acaba de anotar mi pedido y se retira para ir en busca de nuestros desayunos.

—¿Se puede saber por qué, habiendo tantas delicias en este lugar, te decidiste por unas galletas de avena light? —inquiero.

Ella se encoge de hombros.

—Comencé una dieta.

Frunzo mi ceño.

—¿Cuándo?

—Hoy —responde con serenidad.

—¿Y por qué?

—Para ponerme en forma —responde, como si la respuesta a esa pregunta fuese más que evidente.

Claramente, tengo en cuenta para que funciona seguir una determinada dieta. Algunas personas lo hacen porque su doctor lo ha recetado y porque podrían estar consumiendo un exceso de comida. Lo que traería ciertos problemas a su cuerpo. Otras, simplemente, siguen una dieta porque llevan una vida saludable donde el deporte y la buena alimentación son una parte clave. Y otras personas lo hacen por cuenta propia porque creen estar teniendo varios kilos de más encima, cuando es todo lo contrario.

—Pero no la necesitas, no necesitas hacer ninguna dieta —admito.

Helena está perfectamente bien con su peso, no pesa más y tampoco menos de lo que debería.

—¿Tú crees? —pregunta—. Yo creo que aumente algunos kilos en estas últimas vacaciones —admite.

—No lo creo. Para mí estas bien —confieso.

Ella sonríe, pero puedo notar que la idea de seguir una dieta no se ha borrado de su mente.

—Aquí tienen. —La mesera vuelve a nuestra mesa, cargando con dos bandejas en sus manos con nuestro pedido en ellas. Deja los alimentos enfrente de cada una de nosotras, y sonríe—. Que lo disfruten, chicas.

Le agradecemos y ella se retira, dejándonos a solas con nuestros desayunos. Pruebo bocado de mi deliciosa tarta y abro mis ojos cuando el primer trozo es probado con mis papilas gustativas.

—¡Esto es exquisito! —comento.

Helena sonríe.

—Sabía que esta cafetería te gustaría —revela.

Sin duda, Helena me conoce muy bien. Fue a recogerme a mi casa, como todos los días, pero esta vez decidió hacer una parada antes de ir al instituto. También, llegó una hora más temprano de lo normal, cabe destacar. Pero, como ella me dijo mientras veníamos en su automóvil: «Para ir a donde tengo planeado, debía venir más temprano de lo normal».

Y es cierto. La cafetería no queda tan alejada del instituto, sin embargo, elegir y degustar la comida de este lugar llevaba su tiempo. Aunque, creo que con la velocidad que pruebo bocado tras bocado terminaré por acabar con mi tarta en menos de cinco minutos.



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En el texto hay: amor, chicossexys, bromasyvenganzas

Editado: 28.07.2019

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