<Dos mujeres místicas descendieron desde el cielo frente a dos mortales; un par de hermanos con sangre real: Jacksonville y Jesabelle. Ellos fueron bendecidos por los espíritus, por las dos mujeres místicas que buscaban al señor de las estrellas; por ese motivo, los dos hermanos fueron elegidos para ser sus leales compañeros y sus confiables mensajeros.
Empero, algo salió mal... Hefesto, espíritu de fuego y forjadora de tesoros; e Itzataka, valiosa señora del cuerpo de las estrellas, fueron traicionadas por Jesabelle quien, posterior a la traición, fundó su propio reino y gobernó sobre el territorio que sería conocido como "Calicto".
No obstante, su reinado no duró mucho pues fue destituida por el justiciero Jacksonville, su hermano; quien tomó venganza en nombre de su Diosa: Itzataka. De ese modo, Jacksonville se apoderó de la corona, otorgándole a su decendencia la sangre bendita que Itzataka le había concedido.>
Lo que acabo de contarles es una leyenda antigua que llena de orgullo a los hechiceros de Calicto, pero sobre todo, dota de privilegios a los descendientes de Jacksonville, sin embargo, les dio tanto poder que comenzaron a marginar a los plebeyos, la principal peculiaridad de nuestro mundo.
Mas no todo está perdido, pues tengo fe en que Hefesto será quien marque una diferencia... Eso espero.