Alet: Esclava de la magia

Capítulo 1: Primer Encuentro

Algo muy raro ocurría con mi vida... O mejor dicho, algo raro le ocurría a mi padre.

Hay padres alcohólicos y agresivos en todas partes, por lo que debería ser fácil definir lo que le pasaba como "adicción" y no como algo raro, sin embargo, todavía incluso ante la obviedad de la objetividad, sostengo que, algo raro le sucedía a mi padre. No es algo relacionado con sus adicciones, tampoco era algo que se relacionara con sus formas de pensamiento y tampoco fuera como que le faltara alguna extremidad (que esto no considero pueda ser catalogado como anormalidad, pero la gente sí. No hagan eso gente). Él se veía normal dentro de lo que cabe y dentro de los parámetros de una persona con adicciones, pero yo no lo percibía así.

La gente lo evitaba con demasiado desprecio, lo hacían sin si quiera llegar a conocerlo; y sí tenían el más mínimo contacto con él, lo maltrataban sin conocerlo. ¿Será que mi padre tendría mala suerte para relacionarse?

Fuera de todo eso, él era bastante amoroso y un poco sobre protector, crecí con él sintiéndome amada y valorada, desentendida de las fuertes críticas que la gente le hacía. Cuando lo recordaba durante mi infancia, resplandecía la inmensa sonrisa llena de afecto que siempre me regalaba, sus mimos y su cercanía. Sin embargo, estos últimos años me había sentido bastante sola, porque papá ya casi nunca estaba en casa debido a algún nuevo trabajo que había conseguido. Desde entonces, gente espeluznante venía a buscarlo a menudo, orillándome a mantenerme escondida todo el tiempo y para colmo, no me iba para nada bien en la escuela.

No tenía ningún amigo, no tenía nadie en quien confiar y vivía todo el tiempo aterrorizada. Si tuviera que dar alguna explicación por lo que decidí hacer ese día... Todo lo antes dicho y sin lujo de detalle, sería mi respuesta.

Ese día... decidí empacar un mecate y marcharme a las afueras de la ciudad. Usé lo poco que me quedaba de mis ahorros para comprarme una gran cantidad de barras de chocolate. Esa misma tarde llamé a mi trabajo de medio tiempo y sin dar explicaciones anuncié mi repentina renuncia. Ya todo estaba listo.

Cuando llegué al baldío más lejano y aislado de la ciudad, todavía era media tarde, por lo que decidí acostarme debajo de un granado para comerme mis barras de chocolate y deleitarme con mi espectáculo favorito de la naturaleza: se trataba de un hermoso conjunto de luz y sombra, allí donde los rayos del sol se infiltraban intrusivos entre las ramas del árbol, generando matices de sombras entre las hojas, dado el fenómeno, generaba la impresión de que las hojas se esclarecían y oscurecían a la vez. Me hacía pensar que así era como se veía mi alma, debatiéndose entre la luz y la oscuridad, al mismo tiempo que se complementaban. Mi lado oscuro y mi lado brillante, batiéndose cual bestia feroz; pureza y corrupción.

* * *

Cuando comenzó a caer la noche, yo había terminado de comerme las barras de chocolate, fue así como, en el auge de mi aburrimiento, sin darme cuenta, terminé haciendo nudos con los empaques y formé con ellos una cadena. Los usé para atarme el largo cabello castaño y me admiré en un charco, sorprendiéndome de cómo ese pequeño detalle podía hacerme cambiar tanto y hacerme parecer un tanto más elegante, pero el disfrute no duró mucho, pues los rayos del sol acabaron de consumirse y me dejaron a merced de la oscuridad.

Y me quedé sólo un breve momento allí contemplando la nada. La temperatura fue descendiendo, lo cual pude notar gracias a la humedad de las hierbas, pues yo no sentía frío alguno.

El silencio y la noche me carcomieron los nervios; la oscuridad era absoluta pues en el cielo ni una estrella brillaba y el viento traía consigo un misterioso lamento. El casi inaudible lamento bestial que apenas unos tres meses atrás había comenzado a escuchar. A medida que pasaba el tiempo y más atención le ponía, el lamento se convertía en un susurro que decía mi nombre          -Alet-.

Esa noche el susurro se volvió aún más claro, casi me pareció escuchar la voz con bastante claridad detrás de mí, pronunciando mi nombre en un tono neutro. Yo me volví, iluminando el lugar con la luz de una linterna que colgaba en mi llavero.

No vi a nadie, ni nada salvo el granado y mi maleta en el suelo. Fue entonces cuando tuve un misterioso presentimiento, sobre algo en mi interior que me advertía que había llegado el momento.

Cogí el mecate para desenrollarlo y mientras lo hacía, me pareció percibir vagamente el movimiento de algo negro y deforme entre las ramas del granado. Apunté con mi linterna en esa dirección tratando de distinguir algo, pero no encontré nada, así que, sostuve la linterna con mi boca, me llevé la soga al hombro y trepé el árbol.

Ya una vez arriba, amarré la soga a la rama del árbol y allí me quedé sentada contemplando el vacío. La penumbra era profunda y el silencio era tal que parecía hacer eco en mis oídos. No tardé en darme cuenta que lo que hacía eco era el palpitar de mi corazón.

Finalmente, cogí el otro extremo de la soga y la coloqué en torno a mi cuello...

Hay muchas cosas que puedo decir sobre lo que estaba pensando y sintiendo en ese momento: pensaba mucho en papá y en lo mucho que lo quería, sin embargo, a todos mis buenos sentimientos, los superaban el peso de la angustia y la soledad. Me consumía una profunda desesperación que se convertía en impotencia y era tanto el dolor que simplemente ya no quería sentirlo más...

Jamás fui alguien de gran importancia y en medio de esa profunda oscuridad, seguía sintiéndome tan pequeña e insignificante. El mundo, la ciudad y la gente me superaban, haciéndome ver todavía más pequeña. Sin embargo, en lo profundo de mi corazón, seguía deseando que todo fuera diferente, que yo fuera alguien diferente... Alguien más fuerte...

Pero la realidad seguía siendo otra: yo era débil, tanto que la oscuridad me absorbía volviéndome su esclava. Yo era devastación y amargura, ya no quedaba ni un solo rayo de luz en mí... Había luchado por tanto y me había resistido demasiado a una realidad que jamás cambiaba y por ello... Sin fuerzas ni esperanzas, totalmente agotada y lastimada...



#9797 en Fantasía
#2067 en Magia

En el texto hay: depresion, romance, conflictos sociales

Editado: 14.04.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.