Algo Excepcional

Capitulo Uno

Regresar a casa

Ya han pasado varias horas que salí de New York para dirigir mi viaje a la casa en la cual crecí, tengo mucho cansancio ya que en ningún momento pare de conducir, ya sea solo para cargar gasolina. Además, hay que aclarar que me duele el trasero de tanto estar sentada. Suelto un suspiro a penas me doy cuenta que estoy tocando el suelo de Vancouver después de tanto tiempo, no es fácil para mi estar en este lugar. Me voy dirigiendo al barrio en donde queda la casa de mis padres, pareciera como si nada hubiera cambiado después de los 8 años fuera.

En el auto se comienza a escuchar la voz de Taylor Swift en el estéreo cantando a todo volumen The Way I Loved You, esa canción me hace acordarme cada vez que la escucho a la persona que deje atrás. Y entonces los recuerdos me golpean, todo lo vivido. Pero en mi mente aparece la imagen de él, y millones de preguntas aparecen, ¿Cómo se verá ahora? ¿Seguirá siendo tan guapo como la última vez que lo vi?, hay Elizabeth eso no lo dudes siempre fue guapo, ¿Se acordara de mí? ¿Tendrá familia? ¿Novia? ¿Hijos? ¿Se habrá enamorado?

─Hay por dios supéralo mujer ─dijo mi conciencia, sé que sonara loco, pero si hablo conmigo misma─ sabes todo el daño que te hizo.

Sorprendida respondo ─Pensé que habías desaparecido, hace semanas que no me hablabas.

─Quería tomar un descanso de ti, y aquí estoy de nuevo porque ahora lo haz recordado al innombrable ─dice gruñendo─ sabes cuánto nos costó para que te olvidaras de él y apenas llegamos a tu ciudad en lo primero que piensas es justamente en ese idiota.

─Hay cállate, lo mejor que puedes hacer es desaparecer y dejarme en paz.

−Sí que lo tonta con nada se te quita- dice soltando una carcajada− recuerda soy tu voz interior, vivo en ti.

−Bueno entonces cállate y déjame conducir en paz− dije soltando un suspiro de cansancio.

Y obligándome a mí misma a pensar en otra cosa, y cuando menos espero estoy llegando la casa de mis padres. Pareciera como si nada hubiera cambiado, tantos recuerdos de pequeña y suelto una pequeña sonrisa cuando llego al lugar donde alguna vez fue mi hogar. Todo sigue igual, pero por lo que se ve mi mamá planto flores en la entrada de la casa.

Decido estacionar cerca del garaje de la casa, cuando de pronto veo salir de los arbustos a mi sobrino y se me planta una sonrisa grande en el rostro. Bajo corriendo del auto para dirigirme a él, me doy cuenta que todavía no me vio.

−No vas a saludar a tu tía cariño −se lo digo mientras me le acerco lentamente- o que ya te olvidaste de mí.

−Tía Lizzie− grito mi pequeño Harry al verme y corriendo a abrazarme− te extrañe mucho.

-Yo también a ti pequeño, no sabes cuándo- le dije al borde de las lágrimas. Porque era la verdad, ya hacía dos años que no nos veíamos. Si no era por las video llamadas que teníamos, capaz ni hubiera recordado mi rostro- no puedo creer cuanto creciste.

─Viste, algún día voy a ser más alto que tu─ dijo riéndose.

−Algún día− le digo deshaciendo nuestro abrazo, y dirigiéndome al auto para buscar la sorpresa que tengo para él− pero hasta que ese día llegue, serás mi pequeño Harry− comienzo a acercarme y le entrego una caja, que está envuelta en papel con dibujos animados.

−Me trajiste una sorpresa.

−Espero que te guste− le digo mientras el comienza a romper la envoltura, logrando abrir la caja.

−No lo creo, AHHHHHHHH− grita, mientras salta, sabía que le gustaría el regalo. Demasiado me había costado conseguirlo− muchas gracias tía eres la mejor, te quiero de aquí hasta el universo.

−Me alegro mucho que te haya gustado cariño− y entonces lo abrazo.

Dentro de la caja había un tanque a control remoto, junto a unos autos de colección también a control remoto. Sabía que esto era lo que más deseaba él tener, mi hermano me había dicho en una llamada que habíamos tenido unos meses antes. Además, me había contado que le compro libros y otra queridísima caña de pescar.

−Bien pequeño vamos a entrar a la casa− le digo tomando de la mano.

−Bueno− me dice mientras sostiene mi mano fuerte− pero después podríamos probar los juguetes.

−Claro cariñ...− no termino de completar la frase, porque escuchamos que la puerta de la entrada se abre de golpe.

−Harry, ¿con quién estás hablando? − y aquí le presento a mi hermano− cuantas veces te dije que no hablaras con extraños− dice esto mientras se dirige a nosotros enojado.

No puedo creer que no me ha reconocido, tampoco es que haya cambiado tanto. Mi hermano y yo siempre fuimos iguales de pequeños: cabello castaño y nuestros característicos ojos verdes , y bueno en relación a nuestra contextura física; él siempre entreno, fue quarterback  en la escuela secundaria, además  estuvo en el ejército por lo tiene un muy buen estado físico. En cambio yo desde muy pequeña no fui la típica chica de cuerpo perfecto, por lo que sufrí mucho de joven, no solo por compararme con el cuerpo de los demás sino también por cosas que me decían. Llegué a una etapa de mi vida en dónde todo lo que me decían me afectaba por lo que comencé con trastornos de alimentación y nadie lo sabía solo mi mejor amiga, que fue la que me ayudo a salir adelante. 

Me costó mucho aceptar mi cuerpo tal cual como es, hoy en día podría decirse que lo pude lograr. Cambie mi alimentación,  tengo una vida más saludable y además comencé a hacer ejercicio pero no por tener un mejor aspecto sino por mi misma, lo que no cambio en mi es que sigo teniendo esos enormes cachetes que me caracterizan.  Se podría decir que ya no queda mucho de esa chica rellenita y tímida que había abandonado su ciudad natal para irse a estudiar a la gran manzana. Y de la que todo el mundo se burlaba, me convertí en la mejor versión de mi misma, una mujer fuerte e independiente.

−Papá es mi tía− dice Harry soltando mi mano y yendo al lado de su padre.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.