La historia que les contare ocurrió un par de años atrás, con mucho esfuerzo les contare algo que al oír de casos similares solo podía pensar en que era imposible, pero la vida da un giro inexplicable y como dice un buen dicho "Todo es mentira, hasta que te pasa a ti"
Dos años atrás...
"Bienvenidos a Argon", ese letrero fue lo primero que le indico a Elizabeth que tomo el camino correcto, hace mucho que había dejado atrás la gran ciudad, para cumplir uno de sus mayores sueños, convertirse en una gran escritora por ello tomo la decisión de irse de su hogar y vivir durante un año en ese pequeño pueblo, del cual solo tenía viejas fotografías de su madre.
Solo veinte minutos bastaron en coche para recorrer gran parte del pueblo, y solo faltaban otros veinte para llegar a su cabaña, pero el viaje había sido largo y ella necesitaba descansar unos momentos, asi que pidió unas indicaciones que la llevaron a un pequeño restobar, donde podía sentarse a comer algo, al llegar al lugar que le indicaron vio una enorme cabaña. En el interior era tenuemente iluminado, todo resplandecían de limpio y olía bien, a algo apetecible, se sentía un ambiente calido, apesar de la hora se encontraban familias completas cenando; disfrutando de una melodía de ambiente, y una calidez proveniente de una gran chimenea. Al otro lado del lugar se encontraba la barra, con unas estanterías en las que se amontonaban los licores, una gran variedad de ellos. Detrás de la barra y vestido con una camisa, un hombre alto estaba sacándole brillo a una copa con un trapo de cocina. Parecía rondar los treinta años. Al verla entrar, arqueó las cejas con un expresivo gesto y curvó los labios en una sonrisa.
Elizabeth se acercó inmediatamente a la barra, sentadose en uno de los banquillos, para no ocupar inútilmente una mesa para cuatro persona, ella simplemente estaba sola.
— Buenas noches —dijo el único hombre en la barra—. ¿En que puedo servirle?
— Algo caliente y casero —le dijo la joven con una leve sonrisa—. Y un Brandy
— ¿Estofado? -pregunto el hombre mientras le servía el trago, Elizabeth asintió rápidamente y tomó el vaso vendiéndoselo en un trago, mientras este se dirigió a otro hombre que se encontraba en el lugar atendiendo a la gente—. Por cierto me llamo Erick Thompson -dijo extendiendo su mano, ella en ese momento se sintió algo avergonzada por su falta de educación
— Disculpe, Lizzie Williams —se presentó la joven estrechando su mano, en ese momento otro hombre un poco mas joven que Erick, se acercó a la barra sirviendo un cuenco con estofado- Muchas gracias -farfullo ella dedicándole una sonrisa, este asintió y se retiró, mientras Lizzie hundía la cuchara en el estofado y lo probo, cerró los ojos un instante, como si estuviera disfrutando de aquel platillo
— Está delicioso
— A Jimmy le encantara oírlo —Erick le dedico una sonrisa mientras le servía otro vaso— ¿Y que le pareció mi humilde pueblo señorita Williams?
— Es un lugar hermoso —contestó apenas, mientras se perdía aun mas en el sabor del platillo
— Y eso que acaba de llegar —comentó Erick un poco mas alto de lo que quisiera, Lizzie se detuvo en seco y un escalofrío extraño recorrió su espalda
— ¿Como supo eso, señor? —lo cuestiono, con el ceño fruncido, el hombre frente a ella era un desconocido y aún así sabia el momento de su llegada
— Pueblo chico —Explicó, con tono despreocupado, pero Lizzie no parecía conformarse con aquello, resopló— La gente aquí aun hace alboroto cuando llega una persona desconocida, por lo tanto los rumores corren rápido
— Cierto —dijo ella un poco mas relajada—. Creo que tendré que acostumbrarme
— ¿Y que la trae a este lugar? —pregunto tratando de cortar la tensión, haciendo que la rubia le miro de reojo—. Claro si se puede saber
Lizzie pensó un poco en comentarlo con ese extraño, pero al final aceptó
— La escritura —dijo tomando un trago de su vaso— o como mi padre la llama "La obsesión de perder mi tiempo escribiendo historias que ha nadie le interesa" —inmediatamente se dio cuenta que había compartido demasiada información
— Ouch —Erick comento con tono divertido para poder cortar la tensión
Luego de eso siguió una agradable conversa que pareció durar bastante, pero luego de terminar su estofado, la joven decidió seguir su camino a su cabaña.
— Espero que disfruté su estancia en este humilde pueblo —dijo Erick luego de que ella se alejara de la barra
— Muchas gracias —dijo Lizzie dedicandole una gran sonrisa— y dele mis felicitaciones al cocinero el estofado estaba delicioso
— Nada mejor que una comida casera —comento él
Lizzie se despidió y subió a su coche rumbo a la cabaña. A pesar de estar un poco mas alejada de todas las residencias del lugar, no era precisamente lejano. Era una hermosa vista, la cabaña no era la gran cosa los años la habían deteriorado, pero aún así se mantenía en buen estado.
Todo parecía estar en calma, el único ruido que se oía era el de las aves, aun así mientras Lizzie bajaba las cosas de su coche tuvo un extraña sensación como si alguien la observaba, a pesar de intentar alejar ese pensamiento, decidió tomar las cosas y entrar lo mas rápido posible, ya dentro pudo sentirse mas aliviada. El día había sido cansador, el viajé había durado mas horas de las que imaginaba, así que Lizzie saco lo justo y necesario de su maleta. Antes de llegar al pueblo y para dejar mas tranquilo a su padre, ella fue obligada a mandar a alguien a arreglar la cabaña, por lo menos que este se asegurada de que tuviera lo básico, así que no se preocupaba el hecho de no tener agua caliente para darse una ducha, algo que la relajó al grado que no le importó dormirse por encima de la ropa de cama.
De pronto una extraña sensación se invadió de ella que la hizo despertarse, algo dentro de ella le decía que debía dirigirse al bosque y a pesar de sus reservas se puso un abrigo. Tomo un largó camino que la llevaba a lo mas profundo del bosque, cuando una sensación de terror se apoderó de ella, quería regresar pero su cuerpo no reaccionaba, simplemente seguía adentrándose en el bosque, hasta que logró divisar a lo lejos, la figura de una mujer.