Única Parte

Estaba apunto de irme con el arma de Zeus, cuando sentí que unas ataduras de una sustancia que desconozco me jalaron hacia el piso. Y frente a mi apareció una figura encapuchada, más temible que Cronos.

—Luke Castellan, Hijo de Hermes.

Fuí jalado con facilidad mientras me aparecía frente a los olímpicos. La figura tomo el rayo de Zeus y se lo entrego, después miró a Hermes.

—Entonces, ¿Sabes que me lo llevaré no?—afirmo con tal tranquilidad.

¿A dónde me llevaría?

—Lo se, y realmente entiendo que es lo mejor para todos los semidioses, mortales y nosostros mismos Worker.

Worker sonrió suavemente (o eso creo, su capucha y pelo cubrían casi toda su cara).

—Procedo a retirarme con el semidios.

Las ataduras de la sustancia me levantaron y flote junto con ello. Hermes tomo mi cara con sus manos y beso mi cabello «Perdon mijo, pero es lo mejor».

Entramos al portal extraño y mientras reflexionaba en el piso, ví como los dioses se sentaban y cerraban los ojos. Por algún motivo sentí impotencia.

—Mh, no se supone que vieras eso. Veras cuando una persona como tú surge en una línea de tiempo, es borrada dicha línea. Los dioses coexisten en todo espacio tiempo (a menos que hayan leyes que impidan eso), los mortales, por otro lado, son difíciles de hacer olvidar.

Annabeth, por ejemplo, podríamos hacer que te olvide pero algo en ella sabría que faltas ahí. Por eso mejor borramos la línea, es menos doloroso para ellos, simplemente se dormirán.

—Antes de que lo olvide.

Me coloco un sello en el cuello.

—Todo pensamiento de querer hacer daño te castigará. Pruébalo.

¿Me arrepentí de intentarlo? Si. Mis huesos dolieron con fuerza hasta que vacíe mi mente. La risa sádica de Worker me hizo pensar que era la segunda persona en hacerlo.

—Vamos al Noctis.

Me volvió a jalar, prácticamente arrastrandome por el piso.

Lo siguiente que supe era que estaba frente a un monton de figuras que algunas se me hacían familiares por la tele.