Almas Cambiadas

Las afueras

De nuevo en marcha, los hermanos adoptivos, recorrieron más rápido el camino sobre la orilla del rio, hasta encontrar el montículo de tierra, lográndolo en la mitad de tiempo, al correr casi a su máxima velocidad. A partir de ahí continuaron recto, hasta que la temperatura llego a los 25 grados centígrados, logrando encontrar con facilidad algunas verduras de raíz; zanahorias moradas de 2 cabezas y rábanos verdes del tamaño de una cabeza humana. Lobezna dio de comer algunas al Lobo-Espino, para luego con la capa puesta, ondear los costados, logrando crearle unas ranuras a cada lado, dónde empezó a meter los vegetales, si parecer tener fondo alguno, pues la capa se mantenía igual de plana, como si lo que entraba en ella desaparecía.

Por el camino, también Lobezno olfateo a un jabalí de 500 kilogramos, el cual se convirtió en su primera presa, luego de matarlo de un solo golpe, quedando sorprendido de la facilidad con la que había mandado a volar al jabalí, más de una docena de metros de distancia.

Así continuaron hasta que la noche callo, logrando avanzar hasta la zona de arboles arcoíris, la última antes de salir de los territorios lobunos. Los arboles verdaderamente eran impresionantes, pues no solo eran inmensos, logrando medir los más pequeños, más de medio kilometro de alto por 50 metros de ancho. Pero lo más hermoso de ellos era la característica que les daba el nombre; tener las hojas del color de un arcoíris, empezando desde arriba con el rojo, pasando por el naranja, amarillo, verde, azul, índigo, hasta finalizar con el violeta.

Lobezna emocionada los contemplo, queriendo subir a ellos, pero Liber mato sus ilusiones mandándolos por madera ceca, mientras el despellejaba la presa, para ofrecerles según él, la mejor comida que habrían de comer hasta ese momento.

Sin opciones, recogieron la corteza que desprendían los arboles arcoíris más nuevos, junto al Lobo-Espino, que ya en esa zona corría y se movía como un lobo de mucha mayor edad. Una vez que la madera se les desbordaba, olfatearon a Liber a 6 kilómetros de distancia, pudiendo los lobos rastrear o percibir olores en zonas semi despejadas, como lo era esa, hasta 28 kilómetros alrededor.

Cuando llegaron con Liber, este ya había cavado un gran hoyo en la tierra, donde depositaron la madera, para luego prenderla con un trozo que había sido friccionado con las poderosas garras de Liber. En cuanto la enorme presa se puso por encima del fuego, a Lobezno lo ataco directamente el sabroso olor que desprendía, nunca antes percibido por él, haciendo que se saboreara y le dirá más hambre aun. Puesto que, aunque el metabolismo de los lobos era mucho más lento y asimilaban hasta lo más mínimo de lo que se comían, al punto de no desechar nada, les permitía comer entonces cada 4 días o incluso durar hasta 2 semanas sin ingerir alimentos o agua sin problemas. Sin embargo, para Lobezno, que se encontraba en su etapa final de desarrollo, el hambre era más constante.

Aun así, entre ellos 3, nunca había habido problema para compartir la comida, a diferencia de la gran mayoría de lobos, que comían desesperados, aunque hubiera presas en abundancia. Lobezno tomo las dos patas traseras del jabalí y se las ofreció a Lobezna, quien con una mirada agradecida, rechazo una de las patas, para compartirla con él, pues de ambos era su pieza favorita.

Así entre risas, tranquilos y gustosos cenaron los 3, hasta que solo quedo ¾ partes del jabalí y las llamas amenizando la agradable velada. Una como hace mucho tiempo no tenían y que Lobezno no creía merecer, después de todo lo que había pasado.

-Muy bien, hermanos, es hora de que durmamos. Tienen que descansar lo más que puedan, ya que cuando amanezca, entraremos en las afueras y el descanso jamás será igual que como aquí –amenazo Liber con su potente voz.

-¿Y que es lo tan terrible que ahí se encuentra, como para no poder tolerarlo? –pregunto Lobezno, lleno de dudas y ansias.

Liber se quedo unos segundos en silencio, dubitativo. Sus grandes ojos se clavaron en Lobezno y con solemne seriedad respondió.

-No hay nada, hermano. Es momento de que mejor descansen y sueñen con cosas mejores por venir.

-Ayer dormimos, hermano –dijo Lobezno-. Así que estamos con mucha energía. No es necesario que durmamos. Pero si no quieres decirnos qué hay del otro lado de nuestros territorios, entonces cuéntanos porque es que los lobos solo pueden vivir en la aldea de los lobos, así como los espinos en su aldea.

-Eso realmente no lo sé con certeza –respondió Liber, pensativo-. Pero se cree que es así desde el año 0.

Con esa respuesta, hasta Lobezna que se encontraba a menos de 10 centímetros de separación de Lobezno, dejo de hacerle cariños al Lobo-Espino en sus brazos, para prestar mucha más atención. Ya que el año 0, era un tema muy poco hablado y de mucho interés para los más jóvenes; debido a que era conocido como el acontecimiento en el que todas las razas pensantes en la tierra, habían adquirido conciencia y habilidades que los hacían ser como hasta la actualidad.

-¿Pero porque? Es algo que nunca he entendido –dijo Lobezna, con deje de indignación.

- Una vez nuestra abuela paterna, nos conto que cuando era cachorra, su madre le revelo una historia que lo podía explicar. Sucedió hace aproximadamente 2000 años, durante los tiempos de guerra –dijo Liber seriamente, sentado sobre sus dos patas traseras, del otro lado del fuego.

>>En ese entonces, los terrenos de cada aldea eran mucho más amplios, tanto así, que en algunos puntos los territorios se conectaban entre sí; lo que sirvieron como caminos, por donde se traficaba alimentos, conocimiento, entre otras muchas cosas de gran valor para las sociedades. Sin embargo, lo que empezó como algo muy benéfico, pronto se convirtió en algo que desato el caos y la desgracia. Pues algunos al ver lo benéfico y diferente que eran los territorios de las otras aldeas, empezaron a pelear por ellas.



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En el texto hay: viaje, aventura, amor

Editado: 12.12.2023

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