Almas de Jade [+18]

15 | Declive

Observé directamente a Liam ante la propuesta de invitación que me hizo Rouse. Esta vez no eran ideas mías, él estaba notoriamente tenso, anque sostenía una expresión neutral y relajada.

— Claro —respondí deliberadamente.

Tenía una amabilidad burlona, a sabiendas de lo que ocasionaría en él, y Rouse también se dio cuenta porque no tardó en hacérselo saber.

— Liam. ¿Estás bien? —le preguntó, ladeando la cabeza.

— Sí, ¿por qué?

— No sé, es que te noto algo raro —tocó su frente—. Oye, ¿tienes fiebre?

¿Qué? ¿Su cuerpo estaba caliente? Tuve que haber sido una experta en mi performance porque Rouse no se fijó en lo mucho que quería reirme, en cambio permanecí inexpresiva.

— Estoy... bien. No es nada —respondió en tono cortante.

— Parece febrícula. Deberías ir al tópico por si te sube más la temperatura —sugirió ella, que parecía realmente preocupada.

Me pregunté si ella habría compartido mi humor al saber la verdad detrás de su estado. Qué opinaría de la foto que guardé como recuerdo. Aunque, sabiendo que siempre estaba en contra de nuestras discusiones, habría desaprobado mi comportamiento.

— Solo necesito descansar —contestó él, tajante y con un dejo de fastidio.

— Ya, Liam —intervine—. Dinos que te pasa —apoyé el mentón en mis manos.

Cerró un poco los ojos apenas unos segundos, apretando la mandíbula. Inequívocamente, sé que estaba tratando de maldecirme por telepatía.

— Ya dije que solo necesito descansar —respondió, todavía más serio que antes.

— Por cierto, no te vi en la clase hoy, ¿dónde andabas, eh?

Fingir ignorancia, mi nuevo pasatiempo para arruinarle el día.

— No estaba de humor para asistir —habló con la mauor indiferencia que pudo reunir.

A Rouse no le convenció la respuesta que había dado, pero no dijo nada más. Yo, por otro lado, continuaba regocijándome en mi interior por toda la tensión, preguntándome cuánto tiempo más tardaría el efecto.

Al final de todo, el tiempo me respondió. Transcurriendo dos semanas a partir de entonces, me di cuenta de que Liam parecía inmunizarse, cada vez le importaba menos lo que pasó. Dejó de ser divertido, se desinfló muy pronto. Yo no sabía si era que realmente lo había olvidado o que había construido una coraza a su alrededor al evadirme casi completamente. Con su distancia, se había llevado a Rouse, que cada vez me prestaba menos atención, tanto en persona como por mensaje.

Mis dudas fueron resueltas cuando los parciales terminaron, cuando me asignaron el registro de las calificaciones para traspasarlas al sistema. Ese día tenía mucho trabajo por corregir para el doctor Morales, y estaba mirando con pereza la pila de prácticas escritas, sintiéndome fatigada, cuando de repente mi estado de ánimo fluctuó al llegar al examen de Liam, el papel estaba lleno de taches, y mi vista se paseó por todas las preguntas hasta llegar al gran número que abarcaba una buena parte de la esquina en la hoja: un rojo.

Mis ojos se abrieron más al entender lo que significaba eso, no solo estaba más bajo a lo que él estaba acostumbrado, estaba reprobado. No exageré mi reacción sino hasta comprobar que estaba pasando lo mismo con el examen de Boudelaire. No era un reprobado, pero sí era una calificación muy baja comparada con las notas destacadas que siempre tenía.

Me recosté en la silla con el examen en la mano, incapaz de dejar de contemplarlo mientras me cuestionaba si sería posible que yo fuera la causante de toda esta maravilla que tenía frente a mí.



#5692 en Novela romántica
#1501 en Chick lit
#2325 en Otros
#562 en Humor

En el texto hay: #amor-odio, #rivalidad, #celos

Editado: 22.11.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.