La lluvia no daba tregua, los jardines del lugar estaban llenos de barro, parecía que ser un mal día pero, para Cathrina era una hermosa mañana llena de dicha, uno de sus días preferidos. Su cuarto era blanco, paredes blancas, muebles blancos, objetos blanco solo su ropa no era blanca, ella creía que era un color demasiado puro para ser usado como ropa, no se consideraba digna de ese color, prefería el negro como el color de su pelo, le parecía mas apropiado.
En el cuarto de al lado se encontraba Agustina, todavía en su cama, odiaba la lluvia los truenos le daban miedo, para ser la mayor era la mas miedosa, su cuarto estaba lleno de colores, tenia un poco de todo, decía que con colores la vida tenia sentido.
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Eran vacaciones, la mejor época para los adolescentes. En la mansión de los Storni todos estaban desayunando como una familia feliz, en la cabecera estaba Wilson a su derecha se encontraba su esposa Adelain y a su izquierda su querida Agustina, al lado de esta ultima estaba Cathrina.
El silencio reinaba el lugar como era de costumbre, nadie hablaba todos estaban sumidos en sus pensamientos.
— En unos días es el cumpleaños numero dieciocho de Agustina — rompió el silencio la mujer, parecía que nadie le prestaba atención excepto la mencionada cumpleañera.
Lo cierto era que desde hace algunos años atrás, la familia feliz que ellos aparentaban en publico se había roto cuando Wilson descubrió que su esposa le era infiel con el jardinero, en ese momento reacciono ciegamente, le había dado una cachetada a su esposa ademas de casi mata a golpes a ese hombre, pero la alarma de Adelain despertó, ella no quería perder sus privilegios, sus lujos, así que rogó se humillo para no divorciarse.
Al final no se divorciaron, pero eso trajo sus consecuencias, Cathrina había sido testigo de todas las infidelidades de su madre, era ella la que le había dicho a su padre que regresara ese día mas temprano, para que el lo comprobara con sus propios ojos, sentía un odio y asco así la persona que le dio a luz, pero su hermana Agustina no pensaba igual aunque no justificaba la infidelidad de su madre no le parecía razonable que los allá golpeado creía que merecía ser perdonada, ademas de que ella prefería vivir como una familia feliz.
Desde ese día Wilson empezó a tratar con frialdad a su esposa, se sentía traicionado, pero cuando vio como su hija mayor intentaba que perdonara a su madre, el sintió no solo la traición de su esposa sino la de su hija, eso lo enfureció tanto que creía estar solo, pero entonces se aferro a lo único bueno que tenia su hija menor Cathrina, su bella rosa negra, se convirtió en su todo. Lo que provoco que la mujer tuviera cierto rechazo asía ella.
— Cath que es lo que deseas para tu cumpleaños — ignora por completo la pregunta de su esposa y se dirigió a su hija.
— Todavía no lo pensé, pero con pasar el día a tu lado estoy feliz — la joven no era muy demostrativa con sus emociones, era muy reservada en cuanto a ello, por eso cuando decía o expresaba algo sentimental era una sorpresa para todos.
— Me parece fantástico — le contesta con una sonrisa.
La mujer observaba con molestia la escena, pero no permitiría que su esposo rechace festejar el cumpleaños de su hija mayor.
— Padre, quisiera invitar a algunos amigos el día de mi cumpleaños — hablo Agustina, rogaba en su interior que aceptara, trataba de sostenerle la mirada aunque no podía.
El la miro con el semblante serio, sin expresión alguna.
— Wilson no queras que la prensa se entere, o si — miraba con asco a la mujer que alguna vez amo, en la que vio bondad, ahora solo era una desconocida que solo le interesaba el dinero, venenosa en todo sentido. Lo estaba chantajeando, no tenia mas opción que aceptar, no quería arruinar la imagen de la empresa por algo insignificante.
— Esta bien — mascullo entre diente, mirando con todo el odio a su esposa.
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La lluvia había parado en el trascurso del día. Catherina salio al exterior a respirar aire natural y poder pintar, sentía que era terapéutico hacerlo, estaba muy concentrada en lo que hacia no quería pensar en lo ocurrido aquella mañana, se sentía asqueada de tener a esa mujer como madre, odiaba todo de ella, y mas odiaba a su hermana, era la señorita perfección, pero ella la veía como una hipócrita.
Las mato en pensamientos miles de veces y de todas los modos mas abominable posibles.
— Que dibujas — le pregunto Agustina, esperando una respuesta.
Por otra parte Cathrina hizo caso omiso a su presencia, aunque sabia de entrada que no se iría hasta que hablaran como hermanas, odiaba que su forma de ignorar los problemas solo para vivir en su burbuja de familia feliz.
— No te metas en mis asuntos — la miro sin expresión alguna.
Su hermana se sintió hastiada por su respuesta, a pesar de que siempre la trataba fríamente, no se adapto a su actitud, pensó que con el tiempo cambiaría, pero claro que solo empeoro.
— Dime porque Cath — si ya odiaba a su hermana, ahora no la soportaba, no le gustaba que otras persona, que no sea su padre, la llamaran de esa forma ademas de que quisiera saber el motivo de su odia así ella. La miro con todo el odio que le tenia.
— Sos la persona mas hipócrita que conozco — Agustina no poda creer lo que escuchaba — desde niñas te empeñabas en ser la mejor, no me niegues que te encantaba que nos compararan, disfrutabas cuando me regañaban por TUS errores, admite que no tienes una pizca de bondad como dice Adelain, solo buscas tu propia felicidad, eres tan egoísta como ella, nunca me creeré tu mascara de chica buena, porque sos todo menos eso, sabes a lo que me refiero, tu conocías del engaño que esa mujer le hizo a papa, lo sabias mas antes que yo y solo lo ocultaste para mantener la maldita facha de familia feliz, sos un asqueroso parásito, ahora entiendes porque te odio Agustina — se acerco a su oído y le susurro — que entre en tu cerebro que yo no soy estúpida como todos los que te rodean — se separo para verla, la cara de su hermana estaba mas roja que nunca — y por cierto nunca mas me llames Cath, solo mi padre puede hacerlo — con eso ultimo se paro para irse.
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Editado: 23.06.2020