Alnilam y la gran bruja

5| Hezze (parte 1)

《Hezze observo con desconfianza a Aurora, las dos eran amigas cercanas en Syrhil y compañeras de cuarto, caminaban por el bosque en busca de algo que se les había prohibido buscar, hace unas semanas que habían llegado al colegio por selección del cáliz, se habían conocido en la ceremonia de selección y se habían hecho muy buenas amigas, aunque a Hezze casi nunca le gustaba las ideas que la extrovertida y curiosa Aurora daba aun así sabia que no debía dejarla sola, se les había prohibido acercarse al bosque porque aún no era del todo explorado y ellas eran brujas primerizas así que ninguna sabía un hechizo de protección. Además de que apenas inaugurado el colegio apareció ese hechicero y ha estado intentando obtener un puesto dentro de las cincuenta brujas y autoridades del colegio, ha causado un caos amenazando con destruir el lugar si no se le da el puesto que pide, junto a los rumores de que el lago de la paz en Deneb se estaba congelando y poniendo de un color negro pantanoso y la desaparición de Ankaa el protector de la paz, todo eso hacia que se le pusieran los pelos de punta a Hezze y se sintiera temerosa.

Como mejor amiga de Aurora Hezze había notado su extraño comportamiento y sus noches hablando en lenguas diferentes, Hezze estaba preocupada por lo que le sucedió a Aurora, la había notado extraña, su curiosidad por lo desconocido se había vuelto rara y obsesiva.

Las dos llegaron a un pequeño campo abierto que tenía rosas verdes, eran mágicas de eso no cabía duda, se iluminaban por la luz de la luna, Hezze ahora si pensaba que todo era una muy mala idea.

—Deberíamos volver al castillo Aurora, esto no me da buena espina.

Aurora la ignoró, había estado días soñando con este lugar y ya estaba completamente perdida en la curiosidad por saber que era, algo la atraía, tal vez ese color verdoso, tal vez lo hipnótico que parecía el lugar, había algo ahí que la llamaba con seducción. Se fue acercando, caminando entre los rosales demasiado atraída por las rosas para importarle los rasguños de las espinas, Hezze la miro horrorizada y intento detenerla pero sus intentos fueron en vano, no podía seguirla porque las espinas se clavaban en su piel dolorosamente, solo se quedó ahí observando como su querida amiga entraba en el gran rosal sin perderla de vista, algo estaba ahí, algo que atraía a Aurora con demencia.

Y lo único que pudo ver es como un fuego verde se extendió frente a ella pero sin quemar nada, Hezze observo petrificada como Aurora se alzaba en el aire y el fuego alrededor de ella entrando por cada centímetro de su cuerpo, Aurora no se quejaba, no gritaba, solo estaba ahí absorbiendo el fuego, Hezze no sabía que hacer.

—¡Aurora!—grito con desesperación esperando que su amiga la escuchara.

Pero fue en vano, sus gritos caían en odios sordos, Aurora estaba absorbiendo cada llamarada. Hezze observo con detenimiento el fuego verde dándose cuenta que no lo era, no era fuego, era magia, magia que entraba en el cuerpo de Aurora volviéndose su huésped. Aurora cayó en el suelo cuando fue absorbido todo, Hezze la miro horrorizada, creyó que estaba muerta, no le importo el dolor que causaban las espinas y entró en el rosal hasta que llego donde yacía Aurora y se arrodillo con temor para cerciorarse de que estuviera viva, antes de que pudiera hacer esto, Aurora se levantó y abrió los ojos, Hezze la miro incrédula, ¿Cómo podía alguien sobrevivir a esa caída? Pues Aurora lo había hecho, se puso de pie y observo a Hezze, Hezze noto un cambio en su mirada, como si hubiera perdido el brillo curiosa que siempre estaba ahí.

—¿Estas bien?—le preguntó Hezze con preocupación.

—Estoy bien.—contestó Aurora apática.

Hezze sintió un escalofrió por el tono que Aurora había usado.

Aurora salió del rosal sin esperarla y Hezze la siguió aún sin entender nada. Desde esa noche Aurora cambió, su curiosidad por el aprendizaje y la magia se volvió una obsesión haciéndola la mejor en todo, aprendió magia negra y oscura, estaban prohibidas pero aún así ella las aprendió en secreto, alejo a Hezze diciéndolo que era por su propio bien, un día desapareció y volvió tan diferente que comenzó a rebelarse contra las grandes brujas y ayudó en la toma involuntaria de Syrhil que organizo el hechicero Altaír.

Después de eso comenzó una guerra contra todos. Comenzó el caos.

Mitos que se creían ficticios se hicieron realidad, Aurora comandando al gran dragón Vindemiatrix provocando la guerra oscura, el gran mago Altaír se quedó en las sombras observando lo que había provocado.
Las ultimas palabras de Aurora fueron para Hezze su amada amiga.

—Hezze—dijo con la voz temblorosa y en un susurro—Esto no se quedara así, la justicia vendrá por mi o por alguien más, esta vez no fui yo la elegida.

—Aurora—clamo entre llantos Hezze.

—Te confiaré mis profecías—Aurora siguió hablando— Te confiaré mis sueños, debes mantenerlos guardados hasta que la verdadera bruja resurja. Mantente en Syrhil y podrías ver con tus propios ojos lo que te mostraré, el futuro, lo que yo no pude hacer, lo que la niña de ojos verdes hará.》
....

Alnilam se había quedado dormida por completo en su habitación, fue despertada por un golpe estruendoso, se levantó medio adormilada y miró hacia la ventana, las gotas de agua golpeaban con fuerza el vidrio y los relámpagos iluminaban la habitación, volteo hacia la cama de Delphyne y ahí estaba ella aún durmiendo, salió de la cama y se puso su capa para no sentir frío, encendió la chimenea y se estuvo ahí observando el fuego y escuchando los truenos y el chapoteo de la lluvia. Delphyne despertó y se le unió medio dormida sentándose a un lado de ella.

—No sabía que iba a llover.—le dijo a Alnilam bostezando.

—Yo tampoco.—contestó Alnilam aún observando el fuego.

Las dos chicas se estuvieron ahí, esperando que la hora del desayuno llegará y el reloj que había en la pared se los anunciará, no habían dormido bien, la mitad de la noche se la habían pasado hablando y la otra durmiendo. También querían salir afuera y ver si había un anuncio sobre los errantes y lo sucedido ayer, las dos opinaban lo mismo, fue muy extraño, la abuela de Alnilam le había contado la historia de estos seres pero nunca le había dicho su aspecto, Rowan había mencionado que eran los habitantes de Sabik y Delphyne se preguntaba como habían salido del valle inquietante. Todos conocían la historia de este lugar, un valle opuesto al valle Deneb, nublado, siempre húmedo y frío, sus montañas gigantescas dejando paso a la imaginación, sus árboles gigantes, y esa criatura, a Alnilam siempre le habían dicho que era un mito, pero ahora no era tan falso, un dragón en el Valle inquietante, un dragón salvaje y gigantesco, se decía que su sombra cubría ciudades enteras, que era tan salvaje que nadie había podido acercarse, también en Sabik había un dragón en tiempos antiguos pero cuando el reino cayó el dragón fue domado por el reino de Achernar y ahora está ahí pero siempre es comparado en tamaño con el gran dragón del valle inquietante.
Alnilam siempre creyó que todos esos solo eran cuentos para niños, pero en realidad era el pasado de Cabelrai, un pasado que se empeñaban en ocultar los grandes gobernantes.




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