Alpes

Capítulo 7: Grietas en la confianza

Catherine estaba de pie sobre la roca, tan fría que casi podía oír sus huesos. El viento de las montañas nevadas le raspaba la piel como un cuchillo, helándole el cuerpo y enfriándole aún más el ánimo. Estaba oscuro, y las montañas nevadas estaban iluminadas de forma un tanto irreal por una tenue luz dorada. Su mirada se detuvo en las montañas a lo lejos, no sabía en qué estaba pensando, probablemente tratando de escapar, o tratando de olvidar los recuerdos podridos.

── «¿En qué estás pensando?» La voz de Max llegó de repente desde atrás, suave, pero con una extraña sensación de silencio.

Catherine no se giró, sólo apretó ligeramente los labios, su voz baja y con un poco de escalofrío: «Pensando en el pasado».

── «¿El pasado?» Max aparentemente se congelo un poco al estar a su lado, sus ojos miraban en su direccion, pero parecia que no podia ver nada. El silencio en las montañas era tan pesado que incluso el sonido del viento comenzó a hacerse más profundo.

La mirada de Catherine se cruzó con él, sus ojos permaneciendo en la distancia, «Hace tres años, lideré el grupo montaña arriba, todos confiaban en mí, y pensé que podría llevarlos a casa. ¿Y qué ocurrió? Resulta que me equivoqué». Bajó la cabeza, las manos cerradas en puños, los nudillos blancos, «Todos murieron».

Max se quedó inmóvil un momento, con una punzada de incomodidad en el corazón. La fuerza de Catherine siempre le había hecho olvidar su vulnerabilidad. Pero ahora, finalmente se dio cuenta de que la mujer no era un pedazo de piedra.

── «Nunca me lo habías dicho». Max trató de romper el silencio, pero la preocupación en su tono estaba teñida con un poco de timidez.

Catherine giró la cabeza, con la mirada fría como el hielo: «No hace falta. Cada uno tiene su propio dolor, y no hay necesidad de que nadie más lo sepa».

Max quiso decir algo, pero al final no le salió. Tras unos segundos de silencio, habló en voz baja: «No tienes por qué llevarlo solo todo el tiempo».

Un destello de vacilación brilló en sus ojos, y luego desapareció sin dejar rastro: «No tengo elección».

Antes de que las palabras salieran de su boca, un ligero choque de metales rompió el silencio. Catherine miró hacia abajo y se dio cuenta de que era el sobre que se le había caído a Max. Se agachó y recogió la carta sin abrir con el ceño ligeramente fruncido. Max la cogió inconscientemente, pero Catherine ya había abierto el sobre.

Dentro, el papel estaba amarillento y la letra era clara. Leyó rápidamente dos líneas y, al instante, su rostro cambió.

La carta decía:

«Si realmente quieres liberar a la familia, recuerda que los sacrificios son siempre necesarios. Hay que tomar una decisión por el futuro de la familia».

Catherine se quedó helada, sus ojos se abrieron de par en par y su rostro se complicó: «¿Qué significa esto? ¿Qué estás ocultando?»

El rostro de Max se puso rígido momentáneamente, pero rápidamente recuperó la compostura. Respirando hondo, se acercó a ella y le susurró: «Catherine, estas cosas ...... no deberías saberlas».

── «¿Por qué?» La ira de Catherine surgió de golpe, las yemas de sus dedos casi rasgaron el membrete. «¿Por qué no me dijiste la verdad? Me la has estado ocultando, Max».

Él bajó la cabeza, con los ojos brillando como si estuviera luchando. Tras un momento, suspiró: «Los asuntos familiares son demasiado complicados, no es tan sencillo como crees».

La cabeza de Catherine empezó a zumbar de confusión y rabia, «Dijiste que no querías seguir atado a la familia, pero nunca me dijiste qué habías hecho por ellos. Dijiste que querías deshacerte de ellos, pero la carta decía que el sacrificio era necesario. ¿Qué demonios significa eso?».

Los ojos de Max se hundieron y su tono bajó, «Catherine, yo ...... he hecho algo. Por el bien de la familia, para cumplir sus exigencias. Hay cosas que sabes ahora que sólo te confundirán más, pero te prometo que todo quedará atrás.»

El corazón de Catherine se hundió con fuerza, el hombre que tenía delante resultó ser diferente de lo que había imaginado. Sus manos temblaron ligeramente y no pudo evitar preguntar de nuevo: «¿Qué quieres decir exactamente con “en el pasado”? ¿Qué has hecho?»

Max cerró los ojos como si se estuviera controlando para no explotar, «He hecho algunas cosas extremas por el bien del negocio familiar, Catherine. No es algo que puedas entender. No quiero volver a sacar el tema, pero ...... algunas personas, murieron».

La cabeza de Catherine se quedó en blanco mientras el papel de la carta se humedecía más y más en sus manos, las yemas de sus dedos apretando con fuerza. Era como si se le estuvieran ahuecando las entrañas, le subían escalofríos por todas partes, incluso se le hizo pesada la respiración. Dijo fríamente: «Sigues convenciéndome de que no eres como ellos».

El rostro de Max se ensombreció aún más: «Solía pensar eso, pero ahora me doy cuenta de que la libertad sólo puede ganarse a través de la confrontación».

Su corazón se sintió como si hubiera sido golpeado fuertemente, el dolor era casi insoportable. Las grietas en la confianza se habían vuelto de repente irreparables. Catherine agachó la cabeza y apretó con más fuerza el papel de la carta, con la mente agitada.

── «Catherine ...... te prometo que lo ocurrido a la familia no volverá a afectarnos». Max se acercó y le tocó el hombro.

Catherine no levantó la vista, sólo susurró: «Espero que así sea».

Los ojos de los dos hombres se encontraron, pero no había calidez en ellos, sólo un abismo infranqueable y una gélida desconexión.




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