Duman.
Duman... Mi mate.
¿Qué diablos hago aquí?
No, no, no.
Esto es un sueño, estoy dormida y seguramente estoy junto a Uzziel o drogada.
¿Cómo se supone que llegué aquí? Debería estar con Gabriel en su manada.
Duman, el peor hombre que he conocido, el único al que estaba destinada a amar.
Camino de un lugar a otro en un fallido intento de mantener todas mis emociones a raya, mis ojos acuosos y mi corazón latiendo sin control lo demuestran; lo único que sé es que tengo que salir de aquí, no soportaría estar en el mismo sitio que él.
Voy a quedarme con mi familia mientras Gabriel o Uzziel vienen por nosotros. Es lo único bueno de estar aquí, volver a ver a mi familia.
¿Y si nadie viene por nosotras?
Tomó mi celular y bajo nuevamente al comedor, lleno mis pulmones de aire y me decido a entrar.
<<Eres fuerte Alysa, ya no eres la chica de diecisiete años, ya no pueden hacerte daño>> anima Lea a través de nuestro enlace, asiento, tomó una bocanada de aire y entro al comedor.
Su aroma golpea mis fosas nasales haciendo que me sienta mareada. Todo va a estar bien solo no tengo que mostrar emociones.
—Tu desayuno está servido —sonríe Duman señalando la comida al lado de Susan, tomo asiento observando todo con desconfianza, lo que menos inspira este lugar en mí es confianza, Susan a mi lado come en silencio, lo cual en ella es extraño. — Tenia muchas ganas de volver a verte Alysa, pensé que era una broma cuando Aidan dijo que estabas en una habitación, estoy muy feliz que estés aquí —agrega din dejar de observarme, para luego sonreír amablemente.
El sentimiento no es mutuo.
Me tardo en responder, pues me entretengo observando mi desayuno, tostadas con mermelada de fresa y chocolate.
Gracioso, muy gracioso.
—Gracias —murmuró simplemente tomando solo las de fresa.
—¿Estas bien? Me alarme cuando te encontraron desmayada ¿Qué pasó?—cuestiona cambiando su tono de voz a un afligido.
Si, aja, si tan solo me importarán sus sentimientos.
Observo por el rabillo del ojo a Susan, sobre sus piernas hay muchos dulces y chocolates, he allí la razón de su silencio.
¿Y si los envenenaron?
—Estoy bien —digo cortante —Tauriel deja de comer eso —ordenó llamándola por su segundo nombre.
Sigo comiendo las tostadas con miedo a que tengan algo.
—Me alegra escuchar eso —sonrie achicando los ojos — y los chocolates no tienen nada raro, se los di porque ella los pidió, eres muy desconfiada Alysa—con una pequeña risita.
Levanto la cabeza observándolo a los ojos, él me devuelve la mirada con la misma intensidad mientras se acomoda uno de mis mechones rojos, detrás de la oreja.
—Si, que raro —digo con ironía intentando contener mis sentimientos —¿Por que será? —cuestionó ladeando la cabeza y frunciendo levemente el ceño, fingiendo curiosidad; él no quita la mirada de mi, pero no responde.
Maldito hipócrita.
—¿Alysa?— cuestiona alguien ingresando a la cocina —¿Qué tal estas?
Me volteó por instinto y me encuentro al moreno Beta de la manada.
—Aidan —saludo con una pequeña sonrisa, él no me desagradaba tanto, hasta podría decir que me caía bien —estoy bien, gracias.
—Ha pasado mucho tiempo —comenta tomando haciento frente a mí —eres diferente a la última vez que te vi, has cambiado mucho —comenta.
—Seria raro que siguiera igual luego de seis años ¿No crees? —comentó y sonrió divertida, el asiente dándome la razón.
Ya no soporto el aroma de Duman, cada vez me siento más mareada y con ganas de vomitar, intento controlar mi respiración y pensar en cosas lindas para distraer mi mente y evitar vomitar.
—Ya no quiero —dice Susan llamando mi atención.
—Déjalo entonces —digo simplemente, ella asiente y se queda en la mesa jugando con sus dedos.
—Susan, ve a recoger tus cosas a la habitación por favor —digo luego de un momento, ella asiente y se levanta de su asiento.
—¿Es tú hija? —cuestiona Aidan curioso, asiento —no has perdido el tiempo entonces—habla divertido, le devuelvo la sonrisa y bajo la cabeza.
Me concentro en las tostadas, aunque en lo que menos pienso es en eso, preocupada por estar aquí, pienso en la manada y todo lo que han de estar sufriendo y sobretodo estoy muy asustada por Uzziel ¿Y si le pasó algo? No soportaría perderlo.
—¿Y que ha sido de ti? No pensé volver a verte —cuestiona Duman con interés.
"Soy la Luna de la manada Asmen y tengo todo lo que no tuve aquí" Pienso decir eso, pero me contengo, no estoy en posición para una discusión o algo así.
—Pues todo va muy bien —respondo quitándole importancia.
—¿Por qué llegaste a la frontera en ese estado? —pregunta Aidan curioso.
—Atacaron la manada y tuvimos que huir con Susan —digo con una sonrisa fingida —no era mi plan llegar aquí —comentó.
—¿Asmen? —asiento.
—Con razón, porque aquí el señorito intentó encontrarte pero no lo logró —agrega divertido intentando seguir con la conversación, la mente se me queda en blanco por un segundo sin comprender.
¿Me buscó?
Duman traga saliva y voltea a ver hacia otro lado.
No respondo, no voy a hacerlo ¿Qué quiere que haga? ¿Qué le aplauda?
Mi celular vibra sobre la mesa haciendo que mi corazón dé un vuelco.
Lo tomo con las manos temblorosas y veo que es un número desconocido.
—¿Hola?
—Mi Luna —dice una voz conocida, la saliva se atorada en mi garganta y los ojos se me llenan de lágrimas, no respondo me quedó en silencio intentando convencerme que no es una ilusión — panaderita —susurra.
Uzziel...
El esta bien.
Mis ojos comienzan a picar debido a las lágrimas acumuladas, que luchan por salir.
—Yo... pensé—mi voz se quiebra y las lágrimas comienzan a mojar mis mejillas —no me contestabas, pensé que te había pasado algo —digo entre sollozos —estaba asustada por ti ¿Estás bien? ¿Ya comiste? —digo limpiandome las lágrimas con el brazo, con más fuerza de lo que debería.