Amada Mía

Capitulo 11

Dejamos de comer al ver que estaban mis padres en la casa, la verdad se me había ido el apetito. Armando  y yo nos sentamos en el gran sofá blanco en frente de nosotros dos están mis padres, mi madre se nota triste y con ojeras en los ojos y el maldito de mi padre sonríe sin dejar de ver la casa. 
Que descarado.
—¿Cómo va tu vida de casada?—Pregunta Jorge él que se hace llamar mi padre.
—Mucho mejor que vivir en la casa en la que tu habitas, ya que era repugnante aguantar tu horrible actitud—Dije sonriendo.

Mi papá al oírme decir eso se me quedo mirando con los ojos bien abiertos.

—Por Dios Carime, esa no es la manera de hablarle a tu padre— Me riñe Mi madre  defendiendo al malnacido de mi padre. Vaya si es que ella también es una cómplice.
Una risita por parte de mi esposo me hace no responderle a mi madre, este ríe tapándose la boca.

—¡Eres una hija inmadura e insensata!—Grita Jorge.

—Me vas a disculpar Jorge pero te recuerdo que estas en mi casa y no en la tuya, así que baja tu tonito de voz que me enferma que grites, además te recuerdo que no tienes derecho alguno en gritarle a mi esposa.

Dios mío ahora actúa como el buen marido que defiende a su esposa. Será bipolar este hombre.
Ruedo los ojos algo aburrida por estar en esta reunión “Familiar”

—Amanda vámonos, tu hija es una mala agradecida tal parece que no le sirvió para nada la educación que le inculcamos— Mi madre me mira un tanto triste desvió su mirada y la poso en mi padre.

—¿Por qué me utilizaste como pago?— Le pregunto con curiosidad.

El ríe irónico niega y sin más toma a mi madre del brazo y salen de la casa dejándome con la duda.

—Pronto lo sabrás—.Responde Armand llamando mi atención.

—Podrías decirme el porque demonios aceptaste esa locura, no tienes corazón Armando.

—Todo a su tiempo, Perla—
Frunzo el ceño confundida, quien es Perla porque me ha llamado de esa manera.

—¿Quién es Perla?

—Tú lo eres, nada más que tu… ya que eres frágil como un perla brillosa, tus ojos azules brillan a pesar de estar casada conmigo sin amor, siempre brilla—¿Sera cierto? Que importa lo que el opine y piense de mi, además me obligo a casarme con él.
Enojada salgo del living y entro a mi habitación a encerrarme.

El día paso aburrido, después de almorzar vine al jardín a recibir aire, camine por todo el pasto admirando el canto de las aves, flores por doquier, margaritas de varios colores. Miro un árbol algo raro en el fondo del jardín, hay algo en este lugar que llama mi atención es como si conociera cada sitio.
Camino cautelosa para llegar al árbol, a los minutos estoy de pie apreciando la brisa y el olor de la flores. Mi piel se eriza y mis ojos se agrandan de gran manera al ver una tumba a la derecha del árbol, llego cerca de la tumba y los gritos de Armando me hacen regresar.

—¡Carime!—Corro agitada saliendo de los arbustos, lo veo  de pie buscándome, su rostro luce enojado.

—Armando — susurro nerviosa, sus fuertes manos me toman del brazo y me zarandea sus ojos están rojos por la furia, mis lágrimas salen y mi cuerpo tiembla—No me pegues por favor— Ruego llorosa.

—¡Quien te dio permiso para que fueras ahí, quien maldita sea!— Sus gritos me asustan y siento que voy a caer.

—Solo quería caminar un poco—le digo nerviosa, levanta la mano para golpearme pongo mi brazo libre para cubrirme el rostro, pero el golpe no llega.

—Es la última Carime— Suelta mi brazo y camina furioso en dirección a la casa, mientras que lloro silenciosamente,  camino hasta la casa, cuando entro subo las escaleras sosteniendo las manos en el barandal, mi cuerpo aun tiembla por el susto.
No quiero esta vida, presiento que algo esconde este hombre y temo que la furia la desquite conmigo.
A veces suele ser cariñoso y otras muy agresivo, no entiendo como mis padres lo conocieron como fueron capaz de haber abandonado de esta manera, que debo hacer. 

Como puedo escapar de este infierno en la que me han sometido sin mi permiso.

Me encuentro recostada en la cama sumergida en mis pensamientos preguntándome a cada segundo si Miguel piensa en mí o si ha buscado la manera de contactarme, por suerte mañana podre ver a mis amigos, le pediré a Kiriath se comunique con él.

La puerta de la habitación se abre, Armando entra y me mira diferente, su rostro luce pasivo se rasca el cuello ladea la cabeza y luego camina en dirección al cuarto de baño, respiro aliviada de que no me dijera nada.

Después de media hora sale envuelto en una toalla, pestañe repetitivas veces al ver como sonríe, su cuerpo es bien trabajado, sus brazos son fuertes y grandes. Camina hsta mi, desvió la mirada a otro lado, de repente su presencia me hace sentir nerviosa.
La cama se hunde y su olor huele a limpio, mi corazón empieza a latir con fuerza… Santa Madre de Jesús, porque me siento nerviosa.

—Discúlpame Cariño—Parpadeo varias veces, me está pidiendo disculpa, me gustaría preguntar por esa tumba—
Solo te pido que no vuelvas a alejarte de la casa —Asiento como un muñequito no lo miro, pero puedo sentir su respiración algo agitada en mi cuello, me estremezco por su cercanía. Sus labios besan mi cuello, cierro los ojos por inercia y la lengua de Armando baja hasta mi pecho y de un rápido movimiento estoy ahorcajada sobre él, su sonrisa me hace sentir una punzada en el pecho ¿Por qué Demonios mi cuerpo está reaccionando así por él? Esta sensación nunca la  presencié ni una sola vez con  Miguel, hasta ahora y lo peor es que es con Armando.
Sera que me estoy enamorando de la Bestia y no me daba cuenta ¡No Lo creo… o ¿sí?

 



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En el texto hay: pasión, amor, venganza

Editado: 25.04.2024

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