Amada Mía

Capitulo 14

Armando

Al despertar entró al cuarto de baño, observo mi reflejo en el espejo lo primero que se me viene a la mente son los recuerdos del pasado, esos recuerdos que inunden mi cerebro como si de una película se terror se tratara. Quisiera no pensar pero la malditas voces siguen intactos. 

—Jamás olvidaras el pasado.

—Eso parece, pero tengo lo que quiero.

—No de la forma adecuada.

—Cállate, tu solo eres una mente débil— Grite mirando mi reflejo en el espejo.

Después de la ducha me vestí con mi traje de siempre. Miro a mi esposa bostezar a cada segundo, ella es una perezosa. Necesito saber que ha estado haciendo esta semana en la universidad 

—Buenos días— digo depositando un beso en su sien.

—Buenos días—responde cohibida. –Umh me daré una ducha—musita levantándose de la cama y corriendo al cuarto de baño.

Salgo de la habitación y entro en el cuarto donde tengo todas las cámaras. Introduzco la contraseña y veo todo lo referente a la semana que fue a la universidad... espero no encontrarme con ese tipo, porque si eso sucede no se que haría. Sin que se diera cuenta introduje una mini cámara en su mochila y en una de sus prendas sin contar al magnifico de Blandimir, él la vigila 24hrs.

Busco la fecha del primer día en que llego al Upoli, empiezo a reproducir el video luego de unos minutos de ver y escuchar todo, aprieto los nudillos con fuerza. La muy estúpida quiere verse con ese imbécil, pero eso no sucederá, tendrá que pasar sobre mi cadáver. Es una inconsciente. Muy pronto lloraras lágrimas de sangre Carime, eso te lo aseguro, mientras tanto que siga en su nube por estúpida. Pero antes me las va a pagar por todas las mierdas que está haciendo a mis espaldas.

Cierro con llave el cuarto en la que tengo las computadoras de cámaras, entro en mi habitación y la veo de pie observándose en el espejo, mi cuerpo no reacciona pero necesito darle una buena advertencia para que aprenda a respetarme, parezco un idiota dándole confianza cuando ella solo está utilizandolo para hacerme creer el cuento, la muy tonta cree que voy a caer, pues se ha equivocado. Camino con pasos rápidos hasta ella, la tomo de los brazos girándola a mí, me mira con ojos de cordero degollando, me teme y eso es bueno.

—¿Qué? ¿Por qué me sujetas así? Duele— su voz suena con miedo.

—Eres una falsa esposa. Dime cuando estas en la universidad piensas en él y lo llamas.

Niega sorprendida. La tomo del cuello acorralándola en la pared. Puedo ver como sus ojos se ponen aguados, sus manos frágiles sujetan las mías

—¡Suéltala! No desquites tu furia con ella. ¡Suéltala! Te estas comportando como el— De nuevo esa voz jodiendo mi mente 

Suelto mis manos de su cuello frágil, ella tose con dificultad, se deja caer en el piso la observo y me pregunto si hice bien en casarme con ella.
Entro al baño y me encierro, lavo mi rostro, miro mi reflejo en el maldito espejo. Bajo la cabeza y levanto la vista, ahí está el metiéndose en mi vida, cree que podrá manejarme, eso no pasara jamás, lo controlo a él y lo seguire manejando a como se debe, el débil muere, mientras que el fuerte vive.

—Entendiste, soy yo el que te va a manejar—replico viéndolo a través del espejo. –Tu eres él débil—lo apunto. –Yo soy el fuerte— me apunto a mí mismo. Salgo del baño con una sonrisa torcida, tomo el pomo de la puerta y antes de salir del cuarto me detengo y con voz dura le replico a Carime.

—Te quiero ver en el comedor en 5 minutos, quita esa cara de espanto que no te he matado.

Dicho eso bajo las escaleras como alma que lleva el diablo. 

Su mirada está perdida en la comida, su rostro luce demacrado, viste una camisa de cuello largo. Debe ser que le deje marca, pero ella lo tiene bien merecido, le di confianza de ir a estudiar y para mi sorpresa ella le ruega a su amiguita para que le esté llamando al estúpido de Miguel.

Carime no todo lo que brilla debajo de la tierra es oro. Pronto  sabrás a lo que me refiero.

En el dia la paso trabajando en mi despacho. Desde aquí la puedo ver sentada en los mecedores del jardín, esta absorbida en su libro, mejor que se ocupe en eso y no en curiosear lo que está en el jardín.

Me pongo a firmar los papeles para que empiecen a construir el local de la fundación. Este tendrá su nombre, será en memoria de ella. Sonriendo observo hacia afuera y no veo a Carime, me alerte tanto que decido bajar a buscarla.

Otra vez me está desobedeciendo.

Llego al jardín y no la veo. Donde  carajos se habra metido. Un grito desesperado se hace oír, miro a todos lados y nada. A lo lejos la veo dentro de la alberca, ella está elevando las manos pidiendo ayuda.

¡Dios mío!

—¡Carime!—Grito asustado. Ella no sabe nadar 
Corro a toda prisa, al llegar me tiro a la alberca y sumergiéndome en el interior la saco a toda prisa al notar que se ha desmayado.

—¡Carime, Carime! Despierta.

Carime se remueve y empieza a toser sacando todo el agua que trago, la levanto en mis brazos llevándola al interior de la casa.

—Maggie llama al doctor Hansack Ahora.

—Si... sí señor.

—Ten...tengo frio— susurra temblando.

La dejo sobre la cama, le quito la ropa mojada y la tapo con la frazada. Me desvisto rápidamente, seco mi cuerpo y me cambio.

—Carime no te pudiste fijar en la alberca—le riño al ver como tiembla del frio. 

Tocan la puerta, rápidamente le pongo su pijama. Hansack me saluda con un apretón de mano, le pido que revise a mi esposa.

— Se llevó un gran susto, solo debe tomarse pasinerva y para calmar la fiebre parasetamol, ahora ella debe descansar.

Me despido de él y dejándole dicho que pronto llegare a visitarlo, Hansack es un buen médico, incluso es Psicólogo, a su corta edad ya tiene muchas profesiónes. 

Cierro la puerta para luego  recostarme a su lado, acaricio su cabello rubio, ella duerme aún que balbucea. Está teniendo pesadillas, sé que ella le teme a la alberca a pesar de no recordar nada, su mente y cuerpo saben su temor. La rodeo con mis grandes brazos, beso su mejilla y me dejo caer en un sueño profundo por el cansancio.



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En el texto hay: pasión, amor, venganza

Editado: 25.04.2024

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