Amada Mía

Capitulo 20

Armando.

Su cuerpo delgado pegado al mío provoca, varios deseos inapropiado de querer hacerla mía una y otra vez. No recuerdo a qué hora entre a dormir junto a mi esposa... Maldita sea, porque no puedo contenerme, debo ser indiferente a ella y mostrarle el monstruo soy.

—Bue, Buenos dias—musito restregándose los ojos.

—Buenos días— respondi molesto.

Carime se levanta dirigiéndose al cuarto de baño, su rostro luce pálido y sus ojos rojos se nota cansada como si no hubiera conciliar el sueño. Suspiro aturdido de no tener idea de lo que ella sabe y piensa. Me adentre a la otra habitación, tome una ducha, al salir me vestí con mi traje de siempre. Mire mi reflejo en el espejo y molesto replicó.

–Debes largarte Andrés, por tu maldita culpa no puedo dejar el pasado atrás y no me permites dañarla. Largándote tú, podré hacer lo que quiera con ella— le auto reprocho a mi mente débil.

—No me iré jamás, no dejaré que le hagas más daño... estas enfermo de odio, ella es inocente, piensas que ella ya a recuperado su memoria, pues no, ten cuidado con lo que haces luego no te arrepientas... Y no dejaré que ella sufra.

—Jamás me arrepentiré de mis actos.

Baje al salón para el desayuno y luego ya que luego debo llevarla a la universidad

—Ya estoy lista— Susurra apretando los labios.

No le digo nada, ignoro su actitud de niña buena. Conduzco en dirección a la UCA, puedo notar como tuerce los dedos, algo quiere decirme se le nota a leguas.

—Habla— le ordenó.

—¿A qué hora llegaste a la casa?— pregunto cohibida— Eran las nueve de la noche y tú aún no llegabas— me rio internamente, se nota que está celosa.

—Eso a ti no te interesa, si tú piensas en otro hombre porque yo no puedo hacerlo— miento ya que sólo pienso en ella. 
Me aparco en la avenida de la universidad la miro sin pestañear sólo tuerce una sonrisa falsa, sus ojos azules están apagados, se ve que tuvo una mala noche, pero no debo sentir lástima de ella en lo absoluto.

—Me voy. Uh ¿Vendrás por mí?—pregunta antes de bajar del auto.

—No, no podré, el que te llevará será el que está pendiente de tus pasos —dije señalando el auto detrás de nosotros.

—Armando ¿Estas con otra mujer?— pregunta bajando la cabeza.

Por desgracia no, pero le haré pensar eso.

—Se te hace tarde cariño.

Sin más que decir salgo del coche le abro la puerta del copiloto, ella sale y besa mi mejilla para luego irse.

—Nos vemos en la noche.

Asiente con los ojos aguados como si quisiera llorar. Me subo al coche arranco a toda velocidad. Pongo una mano en la cabeza, al sentir una punzada de dolor. No otra vez, no permitiré esto...

— Te lo advertí Armando, que saldré si la estas humillando. Recuerda que tienes un doble personalidad dentro de ti mente.

—No te atrevas a tomar mi lugar eres una maldito debilucho.

Bajo la mano y golpeó el volante, no quiero dejarme llevar por ella, es una falsa. Andres desea salir y no se lo permitiré. Necesito ir con mi psicólogo, no puedo permitir que el aparezca, el quera arruinar mi plan por amor a esa ingrata.

A las dos llego a mi empresa fuera de la ciudad, aparco mi coche en el estacionamiento. Subo por las escaleras ya que no deseo el elevador, si lo hago en el estado que me encuentro podría ser fatal.

A los minutos me encuentro de pie frente a la puerta de mi oficina. Mi secretaria me mira confundida.

—Abre— le ordenó extendiéndole la llave.

—Sí señor.

Entró y dejo mi saco en el respaldar de la silla. Mi secretaria me notifica la reunión de inversionista que hará el nuevo proyecto para el Orfanatorio.
Paso la tarde entre reuniones, mi mente está fuera del lugar y necesito concentrarme y en estos momentos es lo que menos estoy haciendo.

Dejo todo en orden y bajo por las escaleras. Antes de subir a mi coche la voz de la Araña (como dice mi esposa) me hace detenerme.

—Hola querido, como estas—su voz melosa me causa repugnancia.

—Me encuentro genial y más ahora que te veo— respondo sarcástico.

—Oh, en serio, no me digas que ahora si te gustó.

Niego caminando hacia ella, la tomo de las muñecas con brusquedad, sus ojos se agrandan hasta más no poder.

—Tu eres un asco de mujer, aún que fueras la última mujer del planeta jamás, óyeme bien, jamás te haría caso. Que sea la última vez que le dices cosas a mi prometida, que yo sepa tu y yo nunca hemos tenido nada y ni lo tendremos.

Me mira con furia. La suelto y la veo furioso.

—No me digas que vas en serio con esa niña, ella no tiene esto que tengo yo— cometa tocando sus senos sobre la tela de su vestido.

—A ti eso no te importa y sí que va enserio, pronto será mi esposa.

—Crees que te dará lo que yo sí puedo darte.

Rio a carcajadas y con burla le respondo.

—Es mucho más mujer que tú y jamás le llegarás a los talones.

Camino hasta mi coche, pero me detengo y sin verla le replicó.

—Estas advertida, das un paso en falso y te las veras conmigo, no te metas con ella, porque puedo convertirme en una bestia cuando se trata de mi novia.

Me alejo de ella y rio por dentro, ninguna mujer puede compararse con Carime.

***

Llego a casa con las compras, al salir de la carretera Panamericana pase por multicentro, compré unas lencería, ropa casual para mi esposa, conozco su gusto muy bien, le conseguí paquetes para preparar Gelatinas de sabores, es amante de todo lo que tenga dulce y por supuesto su jodido chocolate. Entró al interior de la casa y le digo a Beatriz que prepare lo que traje para mañana. Le pregunte por Carime y me informó que no bajo en toda la tarde.
Subo al segundo piso y antes de entrar a la habitación, entro al cuarto de cámara. Busco lo he hoy y resulta que pasó todo el día con un libro en la mano ignorado a su amiga la parlanchina.

Casi no sonrió el día de debe estar triste porque no supo nada de ese idiota. Adelantó la grabación y busco lo de la casa y nada en particular sólo leyendo.



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En el texto hay: pasión, amor, venganza

Editado: 25.04.2024

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