Amada Mía

Capitulo 21

Carime
Estaba decidida en hacer de todo para que Armando me crea, por desgracias me enamorado de él y ya no hay vuelta atrás.
—Eres un deseo incontrolable— susurra besando mi cuello, su miembro roza mi entrada, mi cuerpo lo reclama con ansias, realmente estoy quedando loca, no sé si estaba con otra y yo. No creo ya que no estaría excitado a como esta. Si señores leí un enlace en Google sobre cómo puedo darme cuenta si mi esposo me puede ser infiel 
—No dejes que tu cabeza piense cosas que no son, eres la única— Oh Dios es como si leyera mi mente, me está aclarando mis dudas, sólo soy yo y claro lo tengo confirmado.
Su lengua lame mis labios, mi cuerpo tiembla bajo el suyo, su olor es embriagante, cada beso proporcionado por él me excita, lo amo como si lo amara desde siempre, por un tiempo pensé que Miguel seria el amor de mi vida pero me equivoque lo que estoy sintiendo por Armando es más fuerte que cualquier cosa.

—Estas deliciosa Amada mía, tu eres perfecta no te comparo con nadie.
Sonrió feliz por sus palabras, me encanta todo lo que me dice me enciende como una chimenea en fuego alto. 
Sus manos bajan hasta mi nalga y las azota, su forma de tener sexo es un tanto brusca pero eso ya no me importa, me estoy acostumbrando a lo rudo, ahora lo que quiero es que me penetre de una jodida vez. Mi cuerpo reacciona a su toque feroz.

—¡Armando!— Jadeo mordiendo su torneado y fuerte hombro.
—Dime que me deseas tanto como yo te deseo a ti— pide con la voz agitada.

—Te deseo mi bestia— respondo al borde del colapso, su boca atrapa la mía, succionando mi lengua. Araño su espalda ancha, Armando se aleja de mí, y me mira con las cejas levantadas, desvió la mirada de él y miro su gran pene, grueso, largo y duro.
Ríe burlón, al ver como inspecciono su pene. Se acerca y levanta mis caderas.
—Te voy hacer gritar mi nombre.
Rodé los ojos por su comentario, podría ser cierto. Su duro pene roza mi entrada lo mueve alrededor de mí ya mojado monte de venus, nuevamente Jadeo cerrando los ojos, sé que él está jugado conmigo, en este instante pero no puedo aguantar más lo quiero dentro de mí. Empujó mi cadera a su ritmo, su mano levanta mi pierna hasta elevarla a su hombro y de un golpe me penetró, grite por su rápida invasión.

Mientras me penetra su mano masajea mi clítoris, me muevo como jamás pensé hacerlo. El deseo lujurioso es incontrolable, cada embestida de su parte es ver las estrellas del cielo, brillosa e iluminada. De un rápido movimiento estoy de espaldas mi trasero está pegado a su pecho, me azota las nalgas con fuerza, aprieto los dientes para no gritar, es doloroso y excitante a la vez, nuevamente me penetra, mordisquea el lóbulo de mi oreja, su boca húmeda se desliza por mi cuello sube a mi mentón lamiando mi rostro, tiro mi cabeza recostándome en su hombro.
—Te gusta lo rápido, cierto.
Asentí mordiendo mis labios.
—Eres mía, lo sabes— replicó con voz ronca, mientras asiento débilmente.
—Armando más rápido— le pedí exigente al sentir como bajo el ritmo de sus embestidas.
—Estoy para complacerte amor mio.
El cuerpo me tiembla por cada embestida, las manos de él sujetan mis pezones los pincha con sus dedos. Nuestros gemidos eran fuertes dentro de la cálida habitación que compartimos.
Armado se recuesta sobre la cama. Ahora me encuentro encima de él cabalgando, aprieta mi cadera moviéndolo con rapidez, puedo notar sus ojos verdes brillar al disfrutar.
—Móntame mi amor, quiero que bailes encima de mí.
Pongo mis manos en su hombro y me muevo con una rapidez que ni yo misma se cómo lo hice. Mis pechos son mordidos por él, los chupa y mordisquea, su lengua es una maravilla. Me deleito al sentir su húmeda boca bajar hasta mi vientre.
—Eres un encantó.

Las jodidas mariposas juegan en mi estómago y los juegos artificiales explotan dentro de mí, provocando varias sensaciones placenteras. Gritó su nombre al llegar a mi límite, mis manos se entrelazan en su cabello negro. A los segundos lo escucho gruñir satisfecho de liberarse dentro de mí, toma mi rostro y me besa como sólo él sabe hacerlo.
—No hay otra, solamente eres tú—dice sin dejar de besarme. Sonreí feliz de saber eso.
Me recosté en su pecho, este bajaba y subía por el maratón que acaba de correr, su corazón latía con fuerzas. Su mano acaricia mi cabello con ternura.
No quisiera despertar si esto se trata de un apasionado sueño, Armando es diferente al que siempre es, será que siente lo mismo que yo. Me preguntó por qué se comporta de una manera diferente, hay momentos en que es amoroso, cariñoso y otras veces se comporta como una Bestia rabiosa.
—Carime, mañana tengo un viaje de negoció iré por dos días, espero que te comportes.
Asentí suspirando, no podría irme ahora me siento atada a él, lo amo y creo que no deseo irme de su lado. Me preguntó dónde irá, espero no me esté evitando, creo que es momento de decirle lo que siento.
—Armado quería decirte…
No logre terminar mi frase ya que su celular sonó en una llamada entrante.
Él se levantó de la cama cogió el celular y respondió. Bufe irritada al no saber cómo llevar este sentimiento que creció sin mi consentimiento.


Me encuentro sentada en el comedor, picoteo mi desayuno desganada, todo el cuerpo me duele y sin contar el morete en mi trasero, la noche de ayer fue lujuriosa y excitante.
—Debes apresurarte con el desayuno, ya es hora de salir al Aeropuerto, primero quiero pasar a dejarte en la escuela.
Suspire y asentí.
El chofer de mi marido se encontraba fuera del coche dándonos espacio ya que Armando no dejaba de besarme.

—Te llamaré en la noche, pronto tendrás un móvil.

Limpia mi boca y luego lo beso nuevamente. En dónde habrá escondido la Bestia dentro de él, este es otro Armando. Quizás necesito conocerlo mejor.
—No trates de escapar— pide mirándome con tristeza.
—Porque lo haría—espete con seriedad, ruedo los ojos. Armando tocó la punta de mi nariz sonriendo sincero.



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En el texto hay: pasión, amor, venganza

Editado: 25.04.2024

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