Amada Mía

Capitulo 24

Armando.

Después de lo sucedido estaba empezando a atormentarme por la estupidez querer dañar a mi esposa, si no fuera por mi otra personalidad quizás la hubiera matado por un maldito celos, sin embargo debo averiguar si realmente ella ha decido dejar ir a ese imbécil.

No sé qué tenía en mente en este preciso momento, solo su cálido cuerpo junto al mío. Amo a Carime pero odio lo que hace, realmente no sé si es verdad que ya no ama a ese mal nacido, reconozco que ahora no puedo dejar de pensar en ella como una estúpida venganza, el amor del pasado renació en mi interior.

Observo su rostro algo rojizo, trazo líneas en ella, empuño las manos al ver un pequeño morete en su mejilla. En qué momento la lastime, claro que lo se, por Idiota.

Me levanto de la cama sin hacer ruido. Entro al cuarto de baño enojado veo mi rostro en el espejo.

—Soy un monstruo.

—Claramente lo eres Armando— Río por su sinceridad.

—Déjame en paz y salte de mi vida de una vez— ordeno sin quitar la mirada del puto espejo.

—Lo hare, pero con una condición.

Ya me imagino que es lo que quiere.

—Dilo de una puta vez y desaparece de mi mente

—Deja de querer vengarte de Carime, ella es inocente de todo. Si cumples me alejo, sino seguiré perturbándote.

Aprieto los dientes y acepto. Andrés sonríe desde el interior del espejo. Salgo del baño y antes de salir de la habitación la contemplo una vez más, su pequeño cuerpo esta aferrado a las almohadas. Suspiro exasperado por los malditos celos, como demonios voy a lograr que se enamore de mi si soy un loco posesivo.

Bufe saliendo de la habitación, camino hasta el cuarto de cámaras. Necesito ver realmente todo lo que sucedió y si es cierto que ella le aclaro todo a ese desgraciado juro que tratare de ser diferente con ella.

Entro cerrando la puerta con llave. Prendo los aparatos y busco con la hora, pulso el botón detener al llegar donde quería.

El desgraciado la beso y ella lo rechazo. Por suerte contengo mi ira y sigo escuchando.

—¿Qué pasa, Carime? —pregunta con tono serio y acercándose unos cuantos pasos a ella. Aprieto lo nudillos con fuerza.

—Lo siento, pero ya no deseo estar contigo— musito mi esposa. Sonreí feliz, enserio dijo eso.

—¡Suéltame!—grito mi esposa por la manera en que la zarandeaba. Este maldito que se cree.

—¿¡Miguel, que demonios te pasa!?— grita Kiriath enojada.

—Tú no puedes decir eso, yo te amo. Seguramente estas así por tus padres

—Yo amo a otro, Miguel. Él va a ser mi prome…

Carime no termino de hablar ya que Miguel impacto su mano en su mejilla.

¡Lo mato a se maldito! Como se atreve a golpear a mi mujer.

—¡Eres una Zorra!—le grito a unos centímetros de ella.

Eso fue la última gota que derramo el vaso. Mis ojos se llenaron de furia al ver como el hijo de puta trato a mi mujer, encima le grita que es una zorra, cuando eso es lo que es él.

Esta me las pagara. Llamo a Javier y le digo que saldremos a saldar unas cuentas.

Mientras manejamos en dirección del departamento de ese desagraciado, mi mente divaga en mi esposa. Ella no merece esto, Andrés tiene mucha razón. Debo tratarla mejor y vengarme de sus padres y no de la manera que lo tenía planeado. Por otro lado ya tenia vigilado a este Drogadicto de mierda, es hora de atacar o seguirá Fastiando a mi esposa.

Mi Carime es una víctima más de ellos y no puedo seguir con esto, mis planes cambiaran.

—Señor, hemos llegado— me informa Javier sacándome de mis pensamientos. Observo el edificio de mala muerte.

—Es un asco de mala muerte—Replico sonrió con malicia, ahora debo concentrarme en el tipejo este.

Javier toca el timbre, a los minutos aparece el desgraciado con solo calzoncillos puestos, su aspecto es asqueroso, huele a marihuana y alcohol he incluso a mujer.

—¡Oye preciosa! ¿Llamaste a la pizzería?— pregunto el desgraciado a una chica recostada en el sofá semi desnuda.

—No soy el repartidor de pizza, pero si el prometido de la mujer que llamaste zorra.

Su mirada es de confusión y sorpresa, sin tanto preámbulo le propine unos cuantos golpes en su estúpido rostro. La chica gritaba alterada, sus chillidos provocaron que golpeara más a Miguel con más ganas y Fuerza

—¡Suéltame Maldito loco, no se quien demonios es usted!— grito cubriendo su rostro.

Ni para pelear y defenderse sirve.

—Jamás te vuelvas a dirigir a mi mujer. Te arrepentirás si lo vuelves a hacer.

—No sé de qué me hablas— tartamudeo el imbécil, para golpear una mujer en su mejilla si es huevon pero para defenderse con un hombre es un total imbécil.

Me eche a reír al ver su actitud temerosa. Salgo del asqueroso lugar con mi mejor sonrisa, ese desgraciado no se imagina con quien se ha metido. Que siga disfrutando un poco de sexo y drogas, pronto caerá, por suerte Carime no cayó en su red.

Satisfecho llegue a mi casa entre y ordene a Bestriz que preparara la cena, ya eran más de las 6 de la tarde. Al entrar a la habitación la vi sentada en la mecedora, me acerco y la abrazo con fuerza. La amo tanto y es hora que ella tome el lugar que se merece como mi esposa.

—Armando donde estabas.

—Sssh no digas nada.

La levante en mis brazos y Saliendo con ella al balcón, bese sus cálidos labios, me sentí pleno a su lado.

—Perdóname, tratare de controlarme cuando se trate de ti— Exprese sincero.

Asintió acunando su rostro en el hueco de mi cuello, luego dejo un suave beso en mi mejilla. Carime es mi debilidad, si ella quisiera, me derrumbaría de inmediato. He abierto los ojos y ahora deseo intentarlo, sea como sea debo controlar mi ira.

Una semana después.

—Señor, tiene visitas. Es el señor David Úbeda — me informo mi secretaria.

—Hazlo pasar—ordene sin mirar a la secretaria.

A los minutos la puerta de mi despacho se abre dejando entrar al señor David con una sonrisa plasmado lo saludo.



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En el texto hay: pasión, amor, venganza

Editado: 25.04.2024

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