Amada Mía

Capitulo 35

Carime.

Por la mañana desperté con un inmenso dolor de cabeza, todo me da vueltas. Me sujeto de la puerta del baño para no caerme, entro con dificultad al baño

Observo mi reflejo en el espejo, ojeras y rostro pálido, realmente me veo enferma.

Cepillo mis dientes y luego entro a la tina a relajarme un poco, necesito sentir el agua sobre mi piel, mientras froto mi cuerpo lleno de jabón me sumerjo en mis pensamientos. Armando teme hablar de su pasado conmigo, sé que se enojó por haberle dicho lo de la tumba en el jardín, por esa razón se fue sin despedirse de mí, pero no importa que puedo hacer, si el no quiere hablar de su pasado debo averiguar por mi misma.

Al salir de la ducha me seco el cuerpo, luego me aplico crema y aceite corporal para que mi piel no se ponga reseca, me pongo un conjunto de ropa interior de encaje que me compro mi esposo. Aún me intriga no saber cómo el conoce mis gustos, definitivamente Armando es un libro cerrado con llave de oro, es una jodida caja de sorpresas. Me rio por mis locuras es mejor que me vista, ando con un hambre de tigre. Me pongo un vestido rojo hasta los muslos, dejo mi cabello en una cola alta, una vez lista miro mi reflejo en el espejo y decido maquillarme para no verme pálida. Al bajar al salón me fijo en la hora.

—¡Dios santo! Pero si son más de las 12 del día— exclamo en voz alta.

—Buenos días, digo tardes- comenta Beatriz I, con burla.

—Buenas tardes ¿Qué hay para comer?— cuestione antojada.

—Lo que usted desee señorita Carime.

Entramos a la cocina, me senté en uno de los banquillos, pongo las manos en ambas mejillas, levanto las cejas a cada segundo al verla preparando la comida. Si Beatriz no termina con la comida que esta preparando en estos momentos, me voy a volver loca, mi estómago está crujiendo ya. ¡No aguanto!

— Señorita su almuerzo está listo y servido— dice con una sonrisa natural. Ya era hora, estuve a punto de gritar como una loca por el hambre.

Me sentía aburridísima, las clases empiezan la otra semana, Kiriath y Jocobo deben de estar pasandolo genial. Y yo aquí aburrida, que Frustración

Ahora que lo pienso, le preguntare a Beatriz sobre la madre de Armando y el sótano que se encuentra en el fondo del jardín, ella debe saber. Me imagino que lleva rato trabajando para mi esposo.

—Doña Beatriz, puedo hacerte unas cuantas preguntas— inquiero nerviosa.

—Si señorita— dice en un susurró. Puedo ver la duda en sus ojos.

—¿Desde cuándo conoces a mi esposo?

Se aclara la voz y mira hacia los lados como si temiera que alguien pueda entrar o escuchar nuestra conversación.

—Hace cuatro años, no mucho.

—En serio, me imaginaba que tal vez desde pequeño— digo encogiéndome de hombros.

—Bueno, debo terminar mi tarea en la cocina— dice cambiando de tema.

—Espera un momento, conocías a la madre o algún familiar.

Niega mientas toma una cacerola y la deja sobre la estufa.

—¿Bueno y porque hay un sótano viejo en el fondo del jardín?—cuestione sin chistar.

Beatriz me mira nerviosa, quiere decir algo, pero antes de que ella replique palabra alguna, la otra chica de servicio entra interrumpiendo la plática.

—Disculpe señora, sus padres está afuera, piden verla.

Fruncí las cejas, que estarán haciendo aquí.

—Hazlos pasar al living.

—Si señora.

¿Qué desearan mis padres? Suspire pasando las manos por mi rostro. Antes de ir al salón a recibir a mis padres me cepillo los dientes, lavo mis manos y salgo decidida a pregunta a que se debe su repentina visita. Los veo sentados en el gran sofá blanco, ambos hablando en susurro, observando la casa. Mi madre al verme se calla y sonríe, camino hasta ellos dejando un beso en la mejilla de mi madre. No me inmuto en saludar a Jorge

—Hija mía ¿Cómo has estado?— cuestiona mi madre abrazándome con fuerza.

—Estoy bien mamá— respondo recibiendo su abrazo.

—Carime, no sabes cómo te extraño, y más ahora— solloza. Me separo de ella y la miro confundida.

—Que pasa mama—ahora que me va a decir, ojala que no sea más sobre Armando.

—Amanda dile de una vez a nuestra hija lo que está pasando antes que venga el loco de su marido.

Desvió la mirada de mi madre para dirigirla a Jorge.

—Si mi esposo es un loco, tú eres el doble. No justificare tus errores, eres peor que él.

Me bulle que sigan fastidiando nuestras vidas.

—Jorge por favor, no es el momento— le riñe mi madre por primera vez, esto es impresionante. De cuando acá ella puede callar a mi padre.

—Me callo por tu salud nada mas—responde enojado.

—¿Qué tienes mamá?— quise sabee preocupada. Que está pasando con ella.

—Hija, hace dos días…— solloza y hace una pausa. —Me pronosticaros Cáncer terminal—dice rompiendo en llanto. Mi madre cae de rodillas y llora, yo quedo en shock al oír eso.

—Quiero tenerte cerca antes de morir, eres mi única hija y yo… ay Dios mío hija, te necesito— llora con más fuerza. Me acerco a ella y la abrazo, mi corazón se contrae.

—Tu madre necesita un tratamiento de mucho dinero, debe viajar al extranjero para recibir las quimioterapias.

Oh Dios mío, a mi madre no le puede estar sucediendo esto.

—Mamá, hablaremos con Armando no te preocupes.

La ayudo a ponerse de pie, ella sigue llorando, me abraza y me pide perdón en susurro. Froto su espalda y le digo que olvide todo.

—Hija, quiero que vengas conmigo a los Ángeles por favor. Tal vez es una oportunidad para alejarte de ese hombre que no amas y que por una maldita deuda te hemos vendido, Perdónanos.

Niego rápidamente, jamás me alejaría de él porque lo amo. Me separo de ella y me pongo de pie, las lágrimas salen con mayor fuerza, no sé si deseo ir con ella a los Ángeles, es mi madre y todo pero jamás me alejaría de mi esposo.

—Es lo mejor, le pides una fuerte cantidad de dinero a tu esposo por los meses que te uso y luego viajas al extranjero, te quedas con tu madre a hacer algo productivo en tu vida— comenta Jorge como si nada.



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En el texto hay: pasión, amor, venganza

Editado: 25.04.2024

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