Amada Mía

Capitulo 37

Carime

Me encuentro recostada en mi alcoba, mi mente sigue cavilando en esos dos nombre que resuenan en mi cabeza. Andrés y Perla,  desde aquel día en el que me desmaye, y en el que llego la noticia de mi embarazo. Ya ha pasado un semana, pero me acuerdo que mi esposo me ha llamado Perla en ocasiones, será que  él los conoce o sólo es algo que yo misma estoy creando en mi cabeza. Respiró frustrada de no saber que me está sucediendo últimamente, es mejor que deje de maquinar o el cerebro se me explotara en varios pedazos.

Me tocó el vientre en la que crece el fruto de nuestro amor, lo siento por mi madre pero no puedo irme del lado de mi esposo, eso sería injusto. Lo bueno es que Armando les dio una fuerte cantidad de dinero el día de ayer, sólo espero que ella mejore con la quimioterapia y los tratamientos que recibirá en Nuevo Orleans. Aburrida decido en salir de mi habitación.

Bajo las escaleras sin ánimos de nada, mi Bestia no está, se ha ido a una importante reunión con el señor David me pidió que no saliera de mi cómoda cama. Él piensa que estoy lisiada, imagínense ni siquiera logre ir a la universidad, Kiriath ha preguntado que es lo tengo, porque estoy fallando en las clases, incluso me pidió mi dirección, le dije que el lunes iré, según ella dice que necesita hablar conmigo sobre Miguel, ya que él me ha ido a buscar en dos ocasiones. Las cosas están claras, no entiendo que quiere, sólo espero que no me traiga problemas, aun no se me olvida la bofetada que me dio.

—Señorita estuve a punto de llevarle el almuerzo— Comenta Beatriz con su habitual sonrisa.

—No soporto seguir encerrada, Armado está loco si piensa que pasaré todo el día en la habitación. —Replique con hastió.

—Pero es por su bien señorita.

La fulmino con la mirada, le quito la sopa de pollo y empiezo a ingerir.

—Esta rico.

—Señorita está feliz por su bebé— Cuestiona cambiando de tema.

—Sí, me siento muy feliz — Respondí mientras poso una mano en mi vientre.

—Ya me imagino a un niño gritando y correteando en esta inmensa casa.

—Si será la alegría de la casa— Ya quisiera ver a mi bebé, sé que es muy pronto pero es inevitable esta sensación de desear sentirlo en mis brazos… seré paciente en estos meses.

Luego de almorzar, me dispuse a leer en el jardín, mientras leo, Tu me perteneces, me sumergí dentro de la historia de Savanna, una mujer que le encanta practicar el sadomasoquismo, ella es algo pulcra e irracional, se compró un marido para satisfacer sus necesidades. Wau… Me encantaría ser como ella o al menos practicar su método de sexo, pero jamás haría las cosas que ella hace… bueno esa escritora si es buena en cuanto a los libros Eróticos.

Dejo un lado la lectura cuándo mis ojos se dirigen al fondo del jardín.

—Tengo ganas de ir a ver que ahí dentro— Susurro para mí misma, la curiosidad me mata, ya que presiento que todo en la vida de Armando es un misterio, es como un imán que me jala en querer descubrir muchos secretos.

Esbozó del cansancio, recuesto mi cabeza en el respaldar de la banca, dejo de leer al sentir que el sueño me gana.


Un niño se encuentra sentado en un largo banquillo junto a él una niña de cabello largo, no puedo distinguir las siluetas está demasiado oscuro, ambos miran el cielo estrellado y ríen, a los minutos sin darse cuenta quedan dormidos.

El grito de una mujer los sobresalta llamando la atención del niño, la niña llora y niega.

¿Quién es ella? Y ¿Él? Porque están apareciendo en mis sueños, necesito despertar de esta pesadilla. Varios hombres se acercan al niño y lo patean como si de un animal se tratará.

La niña es golpeada por otro hombre y luego la señora se la lleva, al niño lo llevan a un lugar oscuro y tenebroso, los hombres empiezan a pegarle nuevamente, pero esta vez con un fajón grueso.

No me gusta esto, quiero despertar pero no lo logró, siento que los golpes me queman la piel, por favor que alguien lo ayude, es tan sólo un niño.

—¡Carime! ¡Carime! Despierta amor, despierta ¡¿Qué tienes?!

—Yo no quiero que lo sigan golpeando más—. Murmuró con la vos pesada, quiero levantarme

—Vamos amor despierta, por Dios que tienes.

Abro los ojos encontrándome con los de mi esposo, se nota preocupado. No sé porque tuve esa pesadilla, desconozco la razón. Quisiera saber que esta pasando conmigo.

—Qué haces aquí, te dije muy claro  que no salieras de la habitación—  Replica pasando una mano por su rostro. Hago un puchero como una niña buena.

—No me regañes es sólo que necesitaba respirar el aire natural—Digo aspirando el aroma de las Margaritas.

Se sienta a mi lado, pasa una mano por mis hombros y me atrae a él, aspiro su aroma varonil que tanto me enloquece.

—Carime ¿Qué pesadilla tuviste hace un momento?— Inquiere susurrando. Creo que es mejor no decirle nada de la rara pesadilla e igual no le preguntaré de porque me llama Perla a veces. Aún que no niego que la curiosidad me mata.

—Uhm… fue chistoso—Miento.
Él levanta mi mentón y me mira dubitativo.

—Chistoso ¿Cómo qué?—Pregunta alzando sus gruesas cejas.

-Un grupo de tortugas salieron del  mar y me empezaron a seguirme, pero luego uno de ellos me atrapo, y sabes que había varios pescados, Jaibas y camarones—Comente Irónica.

—Me estás cargando una broma— Cuestiona con una risita.

—No, sólo te estoy relatando mi pesadilla y sabes luego que sucedió— Niega sin quitar sus ojos de mi— Ellos me hablaron, puedes creerlo— Me eche una sonora carcajada.

—Por todos los santos Carime—  Dice rodando los ojos. –Quien tiene esa clase de pesadillas.

—Pues yo mi amor, sabes eso significa que estoy antojada por comer una sopa marinera, por suerte en mi sueño no apareció un gigantesco pulpo.

Armando ríe a carcajada, por mi loco comentario. Golpeo su brazo por burlarse de mí, se calla y me mira con seriedad, le hago otro puchero de niña inocente, él toma mi rostro juntando sus labios con los míos, su sabor es único, su lengua atrapa la mía, cruzó mis manos por su cuello, saboreo su lengua mientras el mordisquea mi labio, mi intimidad palpita al sentir como intensifica el beso, últimamente mi cuerpo se calienta por sólo su toque, creo que el leer mucho me ha corrompido soy una total golosa, deseo practicar lo que Savanna le hacía a Héctor de Tu me perteneces.



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En el texto hay: pasión, amor, venganza

Editado: 25.04.2024

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