Amada Mía

Capitulo 40

Armando

Cansado de todo esta mierda decidí en irme de la casa del David, se que los señores Castillo no tienen la culpa de esto, aunque ellos deben tener paciencia, ya que quieren llevar todo a la ligera. Suelto un bufido de cansancio manejo a toda prisa, mientras tanto pienso en como mi esposa reaccionará en cuanto descubra quiénes realmente son sus verdaderos padres.

Llegue a la casa con el corazón a mil, todo lo dicho en la casa de David me desconcierta, si bien yo deseo que ella sea feliz pero por ahora no podemos decirle nada, o saldrá lastimada y es lo que menos deseo.

Cuando entro a la casa me encuentro con Beatriz limpiando la sala con la aspiradora.

—Señor, ya ha vuelto— dice sonriente como siempre.

—¿Mi esposa está en la habitación?—preguntó viendo para todos lados.

—Sí señor, hace un rato pidió Jugo y frutas, debe estar leyendo como suele.

—Bien—digo subíendo los escalones, entro a la habitación y la veo de pies en la gran ventana, las cortinas están corridas, al parecer no se ha percatado de mi llegada porque está mirando un punto fijo. Llegó sigiloso y la abrazo por detrás, se asusta echando un gritito. Entonces gira y me quedo sin palabras al ver sus ojos llenos de lágrimas.

—¿Por qué lloras?—inquiero nervioso.

Me abraza echándose a llorar, acaricio su cabello con los nervios de punta al verla de esta manera.

—¿Qué pasa? Porque no me dices nada— me tenso cuando levanta su mirada directa a la mía.

—Es que mi mamá me preocupa, más sobre ese cáncer terminal— 
Carime absorbe y me dice leyó varios libros de la enfermedad que tiene su madre.

—Carime debes entender que esa enfermedad si se trata la persona enferma tendrá una vida sana pero si tu madre no se cuida, puede pasar lo peor— Comente limpiando sus ojos y beso su labios.

—Disculpa es solo que me siento sensible y aun no logro asimilar lo de Amanda.

—Está muy sensible, presiento que el embarazo te hace sensible y llorona— bromeó con ella. Me fulmina y gruñe encogiendo los hombros.—Bueno mi vida, esta noche iremos a cenar a la casa de David junto a sus amigos.

Se pone inquieta, se aleja de mí y me mira con las cejas alzadas.

—Esa señora llamada Ivania es muy linda, quisiera verla— suspira y ríe mostrando sus hoyuelos.

—Descuida, ella estará presente junto a su esposo, son amigos íntimos de los Ubeda por lo tanto son nuestros amigos— se le forma una sonrisa, le agrada la idea.

—Qué tal si nos preparamos para ir a esa cena entre amigos— dice arrastrándome hacia el baño.

—Como digas esposa.


Llegamos a la casa de David, aparque el auto en la calle libre, observo rostro iluminado de mi esposa, se le nota lo feliz que está por hacer amigos. Diviso la ropa pegada a su cuerpo, se ve demasiado linda, viste un vestido blanco con rayas negras, su cabello esta suelto en hondas, se ve hermosísima, su maquillaje es moderado.

—Amor me estas quemando con la mirada, me puedes derretir—ríe burlona por su mismo comentario. Niego dejando un beso en su sien.

Al entrar por las grandes rejas mi corazón se acelera por miedo. Debo controlar todo este temor, no soy el Andrés de antes que todo lo abruma por ser débil. Entramos a la hermosa casa, con las manos entrelazadas, mi esposa en ningún momento deja de sonríe, David aparece en la entrada de la casa, se acerca y nos saluda luego su hijo hace lo mismo, sin quita su mirada de Carime.

—Bienvenidos- exclama David.

A los minutos aparece Mireya, no saluda con un apretón de mano y a mi esposa la abraza. Los Castillo aparecen en nuestro campo de visión, la señora tiene una sonrisa plasmada en su rostro, al ver a mí amada esposa se acerca y besa su mejilla en un gesto cariño, Carime la mira extraña pero luego le regresa el gesto.

Solo espero que se abstenga a no decir nada.

La cena trascurre lento para mi desgracia ya que deseo irme, las señoras no paran de hablar y preguntarle cosas a mi esposa. Ella realmente se nota emocionada al compartir anécdotas de sus libros, al parecer se siente cómoda.

—Gracias por traerla y permitir que pasemos este agradable momento a su lado.

—No fue nada— dije sin apartar la mirada de ellas.

—Descuida Armando, mi esposa solo pide estar cerca de ella como amiga mientras esperamos que llegue el momento preciso.

—Gracias por comprender— suspiro. –Yo estoy más que feliz por ella— recalco sonriendo alegre.

Jairp deja de verme, dirige su mirada a las damas. Pienso en todo y cómo hacer para que Carime termine la universidad y no se vea su embarazo, lo mejor sería que tenga una tutora en casa por otro lado pienso en que pronto estará cumpliendo años, según sus papeles falsos de nacimiento.

—Se nota que la amas— Expresa David sacándome de mi trance y llamando la atención de Jairo.

—Es muy cierto Armando gracias por amarla y sobre todo por aparecer en nuestras vidas. Sin ti nunca hubiéramos sabido sobre Carime.

—La amo más que a mi vida amigos. Carime es todo lo que tengo y lo único que quiero, claro aparte de mi nuestro hijo.

Los tres sonreímos chocando nuestras copas.

Tres meses después.

Durante estos meses, el vientre de mi amada, ha crecido como una lomita, se ve adorable a pesar de su amargura y enojo repentino, la consiento para que se sienta segura de mi amor por ella. Sus estudios los culminara por línea, por el momento, estuvo tristona ya que no vería a sus amigos más frecuente, por ahora lo ha superado y más ahora que sus amigos la vienen a ver cada fin de semana. Por otro lado, el malnacido de Migu la había ido a buscar en dos ocasione, me enfureció mucho pero luego lo deje pasar porque estoy más que seguro del amor que Carime siente por mi e igual yo la amo hasta la medula.

Por otro lado Jorge me vino a buscar para que le prestara dinero para una supuesta operación de su esposa, cosa que no estoy seguro, esos son un par de alacranes que buscan vivir por medio de otros, es frustrante solo pensar en ese par. Tuve que dárselo para que desapareciera de una vez de nuestras vidas.



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En el texto hay: pasión, amor, venganza

Editado: 25.04.2024

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