Amada Mía

Capitulo 48

Carime.

Armando se está demorando demasiado.

–Ojala y tu papi encuentre la pañalera, se me olvido decirle
que la deje en el baño– Le hablo a mi bebito.

—Esos significa que se va a demora el idiota de tu marido–
Habla una voz conocida a mis espaldas.

—¿Qué haces en estos rumbos Miguel?—Mi voz suena temblorosa.

—Digamos que le haré un favor a mi ex suegro…

Mi cuerpo se tensa de inmediato ¿A qué se refiere? Se
encamina hacia mí, su cercanía me provocan escalofríos, levantó a mi bebe en
mis brazos, protegiéndolo de cualquier cosa que suceda.

–Se buena y vayámonos, tenemos que ir a visitar a tu querido
padre —Espeta con burla.

Niego rotundamente. Sacó el móvil de mi bolso y antes de
marcar Miguel me lo quita lanzándolo contra el pavimento, provocando que se
haga pedazos. Cuando voy a gritar saca una pistola y apunta a mi bebe.

–Ni siquiera lo pienses, no se te ocurra gritar o tu
engendros morirá aquí mismo—Amenaza Chasqueando la lengua, de un rápido
movimiento me quita a mi hijo de mis propias manos.

—¡No por Dios que vas a hacer! Entrégamelo tú no eres así
Miguel que te sucede — Pregunto preocupada de que le haga algo a mi niño.

—Digamos que deseo vengarme por tu rechazo o algo así, no me
mal interpretes—Mi hijito empieza a llorar camino unos pasos hacia Miguel, él
sonríe de lado y mueve la mano para que lo siga. Se cae la manta del bebe,
quiero cogerla por si le da frío, pero Miguel aún apunta a mi bebé con esa
pistola.

—Aligérate o lo lamentarás—Espeta molesto, hago lo que me
pide camino con miedo a su lado, miro para todos lados y solo está el guardia.

Cuando quiero llamar la atención del guardia Miguel le lanza
un fajo de billetes.

—Cuidadito abres la boca, tú no has visto nada y en cuanto
las cámaras espero que la hayas apagado, te estaré vigilando por si las moscas.

El guardia solo asiente descaradamente. No puedo creer lo
que uno hace por dinero.

Al subirme al coche de Miguel me pide que me abroche el
cinturón mira para todos lados, mi bebe solo balbucea, sin saber lo que está
sucediendo a nuestro alrededor.

—Dame a mi hijo te lo ruego, él es inocente apenas lleva
días de nacido y mira como lo estas cargando, el no es un muñeco— le ruego
llorosa. Dios que me lo de, en mis brazos estará seguro y protegido 

—Si eres obediente te lo daré— Dice riendo.

—Te obedeceré pero dame a mi hijo por favor— nuevamente le
ruego llorosa.

—Luego te lo daré, déjalo que este conmigo un rato, con su
futuro padre— Comenta y sube en la parte del copiloto, arranca y conduciendo en
dirección contraria.

Porque mi culpa sucedió esto, si mi marido no se hubiera ido
nada de esto pasaría. Soy tan estúpida, solo espero que mi hija esté bien junto
a su papá, por ahora debo preocuparme por mi niño.

Miro a mi bebe que esta incómodo sostenido de una mala
manera en el brazo izquierdo de Miguel, siento que lo está lastimando. Una
punzada en mi vientre hace que me queje de dolor.

—¿Qué pasa?— Cuestiona sin dejar de ver la autopista.

—Eres un insensato apenas llevó días que me han practicado
la cesaría— Espeto y aprieto mis labios, duele horrible esperó que no se halla
abierto la herida.

—Lo siento pero lo hecho ya está hecho, así que te aguantas,
en unas horas verás a tu padre.

Maldita sea, como lo odio.

—Dame a mi bebe por favor—Le ordene furiosa a lo que detiene
el coche y me pasa a mi niño, lo abrazo a mi cuerpo dándole calor, beso su
cabecita, me quito la cazadora y lo envuelvo alrededor de su cuerpecito.

Puedo sentir como mi vientre se contrae por el dolor, cierro
los ojos tratando de estar serena, solo espero que no se me infecte 

—¿Estas bien?— Pregunta de nuevo.

—Déjame ir y estaré bien— Replicó aún con los ojos cerrados.

—Pues mal por ti— se burla  conduciendo con mayor
velocidad.

Abrazo a mi hijo enrollando mis brazos a su alrededor,
recuesto mi cabeza en el respaldar de la silla del copiloto, le pido a Dios que
nos proteja. El dolo” aumenta, trato de no pensar en ello y al instante me dejo
llevar por el cansancio.


—Despierta cariño mio— Me susurra una voz gruesa. Abrí los
ojos asustada mis manos están vacías. Dónde está mi hijo oh Dios mío, quiero a
mi bebé. 

—¡¿Dónde está?!— Grito con terror.

—Oye calma, tú bebe esta con su abuelo—Mi corazón empieza a
latir, el miedo se filtra en mi cuerpo, mis manos tiemblan y las imágenes del
día en que mataron a mi nana se vienen a mi mente como una película
reproduciéndose.

—No le hagas daño, te lo suplico haré lo que sea—. Me
levanto de la cama en la que me encontraba, busco en toda la habitación, mi
vientre duele hasta mas no poder, siento un líquido bajar por mis muslos,
realmente no me importa, lo único que deseo es a mi hijo.

—Estas sangrando ¿Qué tienes?—Me pregunta pero no le
respondo, voy hacia la puerta, trato de abrirla y no puedo. Me voy a volver
loca, de repente escucho un llanto y sé que es el de mi bebe, empujo la puerta
y nada. 

—¡Jorge ¡¿Qué le estás haciendo a mi hijo?!— Grito al borde
del colapso. Las manos de Miguel me levantan en el aire, pataleo con fuerzas
para que me baje, grito lloro maldigo, le golpeo una y otra vez en su pecho
pero este solo me dice que me calme.

—Cálmate, eres una idiota, tu padre solo esta con su nieto,
sería incapaz de dañarlo, lo único que quiere es vengarse de ese hombre. No creo que quiera hacerles daño— Dice mientras acaricia mi mejilla, me alejo de él y lloro con
amargura, él es el idiota, no sabe quien es Jorge. 
La puerta se abre y aparece Jorge con mi bebe en brazos
rápidamente me bajo de encima de Miguel, corro hasta él y le quito a mi hijo,
lo abrazo a mi pecho, me siento mareada pero aún así sigo de pie sin importarme
nada.



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En el texto hay: pasión, amor, venganza

Editado: 25.04.2024

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