Amada Mía

Capitulo 51

Armando 

Ya había amanecido yo aún sigo recostado, no tengo la menor
idea por dónde empezar a buscarlos, los agentes me tienen sin noticias, estoy a
punto de coger mi pistola, mi coche he ir fuera de la ciudad para buscarlos, a
como sea, pero debo encontrarlos.

Me levanto de la cama como resorte, entro a tomar una ducha
rápida.  Si sigo lamentándome no haré
nada, algo en mi interior me grita que el guardia del hospital Central sabe
mucho. No me rendiré hasta dar con ellos.

—Jairo es hora de irnos, buscaremos cielo, mar y tierra,
debajo de los puentes y de las piedras, si es necesario, primero iremos a al
hospital necesito comprobar mis sospechas— Espeto seguro, Ivania aparece junto
a mi pequeña Esme la tomo en mis brazos dándole un beso en su cabecita luego saludo a Ivania y luego le entrego la niña, los ojos de mi suegra lucen rojos e hinchados de tanto llorar, yo creo que me noto igual que ella.


Conduzco mirando fijamente la autopista, mi mente esta
divagado muchas cosas. Como por ejemplo, presiento que ese malnacido no lo hizo
solo y lo otro es que alguien nos ha estado vigilando. Todo es tan extraño, precisamente al yo ir a buscar el bolso de mi bebe, sucedió lo de la desaparición de Carime, hay gato encerrado y el guardia tiene mucho que ver en ello, si no me equivoco, cuando salí del hospital con Carime él se encontraba
de pie con su móvil eso significa una sola cosa y es que él sabe quien se llevó a mi mujer y a mi hijo, pero si yo hubiese ido a buscar el bolso, nada de esto pasaría. Tal parece que Jorge se encontraba vigilándonos desde largo, solo
estaba buscando la oportunidad precisa para atacar sea donde sea y como la oportunidad llego en el parqueo del hospital aprovecho a dar su plan por hecho.

—Maldito hijo de mierda— Golpeo el volante provocando que el
claxon suene deliberadamente ya que muchos autos se detienen por un accidente.

—Debes controlarte Armando hazlo por ella— Me hablo a mí
mismo.

Al llegar al Hospital Central, me estaciono en la
gasolinera, le pido a Jairo que les avise a dos de los hombres de David que vigilen en la entrada mientras que nosotros dos atraparemos al guardia para sacarle la verdad de su propia boca, si la justicia no me quiere ayudar, yo lo haré por mi propia cuenta.

Camino disimuladamente hasta el Estacionamiento. Por suerte
no hay nadie solo dos autos que salen.

—Oye tú— Le grito al guardia que esta de espalda contando
unos dólares, cuando se gira me mira asustado, guarda el dinero en su cazadora
tratando de parecerse desapercibido.

—Ah…Señor ¿Me habla a mí?— Pregunta inquieto.

—A ti a quien más, es el único que está aquí y el único que
se encontraba ayer muy cerca de mi coche—Su rostro se desfigura, puedo notar como sus ojos se agrandan y luego trata de disimularlo.

—No sé de qué me habla Señor—Dice nervioso caminando en
dirección a la salida. Jairo saca su pistola y enojado le replica.

—Habla maldito desgraciado, tu sabes quién se llevó a la
chica junto a su bebe, si no lo haces te volare los sesos—Puedo notar furia en sus ojos.

—Señor guarde su arma, no entiendo de que me habla.

—¡Habla ahora!— Grito sacando mi pistola y apuntándolo.

—Un chico se la llevo amenazándola con disparar al bebe— Lo
dice tan rápido que no logre entenderlo muy bien, camino hasta él lo sujeto del cuello.

—¡Explícate maldito desgraciado corrupto!

—Un chico muy joven los ha estado vigilando desde que usted
vino al hospital el día en que la señorita estaba con dolores al parecer ya los venía siguiendo, él estaba acompañado de un hombre mayor— Maldición si no me
equivoco se trata de Miguel —Ellos me pidieron que le tenga informado sobre la chica y usted, ese día solo el chico se encontraba en su auto el me pidió que lo ayudara y que me pagaría mucho, entonces al salir usted con su esposa le
mande un mensaje ya que sabía que él estaría en ese preciso momento estacionado esperando la hora de atacarlo y llevarse a la chica. Juro que lo hice por necesidad—. Maldito hijo de puta, nada lo justifica por haber sido cómplice de
tal bajeza.

Aprieto mi agarre con mayor fuerza, impacto mi puño en su
rostro, el suplica que no le haga daño pero ya era muy tarde para eso, a mí no me importa sus disculpas y suplicas lo único que deseo es matarlo a golpes. Unas manos fuertes me alejan de él.

—Basta Armando deja la violencia ya he llamado a las
autoridades, si lo sigues golpeando de esta manera iras a la cárcel y será mucho peor—Me replica Jairo. Tiene mucha razón y le agradezco que me haya alejado de él, no puedo ir a la cárcel por culpa de esta escoria.

—Lo lamento, por favor déjeme ir tengo una familia a la cual
mantener—Ruega lloroso, pero si el tuviera una familia no hubiera participado con esos malnacidos.

Llega las autoridades, lo esposan y le toman su declaración
el sujeto sigue rogando para que lo suelte pero eso sería jamás, hasta que cumpla su merecido, el muy desgraciado al ver la cosa difícil para él, nos dio el número de la placa y el color del vehículo. Le quite su celular y mire los mensajes en que ambos se contactaban desde el día en que traje a mi Esposa
hospital.

—Debemos rastrear este último mensaje para ver desde donde
lo envió—. Dice uno de los agentes.

El mensaje decía: <<Ten cuidado en abrir la boca, te estaré
vigilando>>

Esto indica que el mensaje es de noche.

—Debemos ir a buscarla, hemos dado con su ubicación — dice
Jairo sacándome de mis pensamientos.

Asentí con una sonrisa de esperanza, una vez más mire
fijamente al maldito guardia, lo advertí con la mirada que esto no se quedaría así, lo refundiré en la cárcel. Carime mi amor pronto llegare a buscarlos y a rescatarlos de esos malnacidos…

Jorge espera que te encuentre, pagarás por haberte metido
nuevamente con los que amo.



#1626 en Novela romántica
#164 en Thriller
#58 en Suspenso

En el texto hay: pasión, amor, venganza

Editado: 25.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.